La industria automotriz vive otro año complicado. Además de la difícil situación económica que atraviesa el país, se enfrenta a una escasez global de semiconductores (chips), la cual se prolongará durante todo el 2022 y anticipa que difícilmente habrá materia prima en lo que resta de este año.
Las automotrices “mantendrán los paros escalonados en las plantas para enfrentar la problemática y no se podrán alcanzar los niveles de 2019 hasta después de 2024”, dice Guido Vildozo, director de ventas de vehículos ligeros en América del Norte de la consultora IHS Markit.
Los semiconductores son piezas muy pequeñas, pero de gran importancia en el armado de vehículos. Cada automóvil nuevo tiene entre 100 o más microprocesadores, lo que hace que la industria sea particularmente vulnerable a las interrupciones en el suministro de estos componentes, debido a que se emplean en espejos eléctricos, sistemas de frenos, sensores de llantas, cámaras de reversa y pantallas, entre otras funciones.
Según el especialista automotriz de IHS Markit, la industria realiza cambios operativos en la manufactura de vehículos, con la finalidad de destinar los pocos chips electrónicos a los que acceden a la manufactura de los autos de mayor demanda y de mayor ganancia, entre ellos las SUV y Pickups.
Por lo que se esperan afectaciones en la producción de subcom- pactos y compactos. Esto generará una reducción en el inventario en los próximos tres trimestres del año, “tenemos impacto por chip y an- dará en las 500,000 unidades (del stock) para 2021 y se comenzaría a nivelar los stocks en 2022”, sostiene Vildozo.
Se estima que México podría alcanzar una producción de 3.5 millones de vehículos para 2021; pero “volver a los niveles de 2019 (cuando manufacturaron 3.75 millones de autos) se va materializar en los próximos tres años y poder hablar de los cinco millones de unidades ensambladas (a los que se aspiraba con las nuevas inversiones de autos premium), de momento no”, advierte el directivo de la consultora IHS Markit.
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Cautela en las compras
Entre 2017 y 2020, las ventas de autos ligeros cayeron 11.8% en promedio anual. Esta debilidad podría extenderse para este año por la mayor cautela que prevalece entre los consumidores ante la situación económica que generó la pandemia de covid-19.
Tan solo en el primer trimestre del año se comercializaron 259,039 unida- des, 12.7% menos que en igual periodo de 2020, según cifras de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En cuanto al número de vehículos ensamblados, se registró una caída de 12% en el mismo periodo, con una producción de 821,124 unidades. “Seguimos sufriendo en la cuestión de semiconductores, todavía no nos recuperamos”, dice Óscar Albín, presidente de la Industria Nacional de Autopartes (INA), y confía que para la segunda mitad del año quedará resuelto ese problema.
Sin embargo, algunos especialistas estiman que el desabasto de semiconductores se podría extender hasta 2022, una proyección que se vuelve más probable si hay un nuevo cierre por un repunte de casos de covid-19 y mayores tensiones geopolíticas en Taiwán, el principal productor de estos componentes.
“Es preocupante, es un tema que no se puede solucionar en dos días, es un problema que vamos a ver este año y me atrevería a decir que hasta el próximo”, indica Francisco Bautista, socio líder de Manufactura Avanzada y Movilidad para Ernst &Young (E&Y). Esa situación, dice, puede llevar a una crisis de la industria, aunque “menos nociva”, porque no es una dificultad generada por baja demanda, es por falta de insumos que tarde o temprano se debe regularizar.
En pleno desabasto de chips, la industria automotriz sufrió un nuevo revés: la falta de resinas plásticas para la producción de autopartes como puertas, tableros y revestimientos de asientos, la cual se suscitó por la falta de suministro de gas en Estados Unidos a principios del año. No obstante, esta situación ya se recuperó y bastarán unas semanas para tener los inventarios nuevamente llenos.
“Esto parece una carrera de obstáculos, se nos vienen los semiconductores, no terminamos de brincar ese obstáculo y nos aparece lo del gas, ahora las resinas, esperemos que sea el último que tengamos que saltar”, dice el líder de la INA.
El origen
La escasez de microcomponentes se suscitó a partir de la crisis sanitaria por covid-19, la cual aceleró la digitalización de las relaciones humanas, el comercio electrónico, la educación en línea y el trabajo a distancia. Esta situación impulsó la demanda global por computadoras, tabletas, teléfonos inteligentes, videojuegos y todo aquello que conlleva el Internet de las Cosas, es decir, productos que demandan una gran cantidad de chips para su funcionamiento.
“La pandemia potencializó la demanda de semiconductores de una manera brutal y llegó para quedarse”, dice Bautista de la consultora E&Y. Actualmente la industria automotriz ya consumió cerca de 5% de los microchips que se fabrican en el mundo, lo que implica que la mayor demanda se centra en sectores como el tecnológico.
El especialista de E&Y destacó que no hubo una caída en la oferta de los microchips, sino una demanda mayor a la tradicional, la cual crecerá aún más a medida que la industria automotriz avance en su transformación hacia los modelos eléctricos.
“La solución es producir más”. De acuerdo con el catedrático del Tec de Monterrey Pablo López, más de 70% de la producción de estos componentes se centra en Asia, particularmente en Taiwán, Corea del Sur y Japón; alrededor de 20%, en Estados Unidos y 8%, en Europa. México no tiene las condiciones para instalar una planta de semiconductores, dice Óscar Albín de INA.
Las empresas líderes son las taiwanesas United Microelectronics Corporation y Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC); la coreana Samsung y la estadounidense Intel. Bautista señaló que la inversión que anunció Intel por 20,000 mdd para construir dos plantas en Arizona ayudará para satisfacer la demanda de chips, pero el resultado no será inmediato y suficiente para abastecer las necesidades existentes.
Las afectaciones
De los 170 modelos de automóviles y camionetas que se producen en la región de Norteamérica (EU, Canadá y México), 38.2% sufrirán retrasos en su producción por la falta de semiconductores.
“Hasta ahora sabemos que entre lo que ya sucedió y está por suceder habrá 65 modelos que estarán afectados”, dice Albín.
Sin detallar números, señaló que el volumen de afectación en México será “mucho menor” que en toda Norteamérica, y se dará principalmente en modelos de General Motors, Honda, Stellantis y Audi.
Esta situación también impactó la pro- ducción de autopartes. Por ello, la INA ajustó su pronóstico de fabricación para 2021 de 96,971 millones de dólares (mdd) que tenía en enero a 94,337 mdd en abril, una cifra que, si bien es superior a la de 2020 —cuando se tuvo el mayor impacto de la pandemia— aún queda ligeramente debajo de 2019 (97,834 mdd).
“El tema de semiconductores y de resinas afectó los ritmos de producción de las diferentes marcas”, dice Fausto Cuevas, director generalde la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA). En las nuevas proyecciones de la INA, que se sustentan en las de IHS Markit, se estima la fabricación de 84 millones de vehículos en el mundo para este año, de los cuales 1.8% se va a ver afectado por la falta de semiconductores, es decir, 1 millón 536,075 unidades.
En Norteamérica la producción prevista es de 15.8 millones de autos, con una afectación de 383,128 de vehículos, equivalente a 2.4%. “En México, a las bajas ventas de autos se suma el tema de los semiconductores, lo cual puede retrasar su recuperación del deterioro que viene arrastrando de tiempo atrás y que se agudizó con la pandemia”, dice José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico.
Es un golpe a la “línea de flotación” que frena una de las cadenas mejor estructuradas y uno de los encadenamientos más fuertes en el mundo, agrega De la Cruz.
En su opinión, es posible que esto se refleje en un aumento de precios, porque, además de la escasez de chips, hay presión en el costo de algunos insumos, como aceros especiales, vidrio, aluminio y combustibles, y particularmente en fuentes de energía como petróleo y gas. Sin embargo, Pablo López, del Tec de Monterrey, considera que la debilidad que registran las ventas puede contrarrestar la presión en costos y mantener los precios estables, al menos durante este año.
A pesar de todo, tanto la INA como la AMIA estiman que será hasta la segunda mitad de 2021 cuando el suministro de semiconductores se estaría normalizando y con ello pueda recuperarse la producción perdida durante el primer semestre.