Román Meyer reflexiona acerca de qué tipo de industria quiere México

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México debe acotar el tipo de industrias que se instalan en cada región, según su vocación industrial y los beneficios que aportan a la comunidad.

Román Meyer Falcón, secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) del Gobierno Federal. Foto: Ariana Pérez
Georgina Navarrete
Ciudad de México /

Recibir nuevas inversiones empresariales en el país requiere una planeación minuciosa y enfocada en la vocación y el beneficio real que obtendrán las zonas receptoras. “El nearshoring no debe ser evaluado en función de lo que quieren las empresas, sino de qué tipo de industria queremos como país y a cuáles decimos que no”, señala Román Meyer Falcónsecretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) del Gobierno de México.

Se trata, explica el secretario, de aprovechar la vocación territorial de cada zona del país, según sus características, la infraestructura industrial y urbana, ya existentes, así como los servicios disponibles (electricidad y agua, primordialmente), y así definir el modelo de industria adecuado para cada una de esas regiones, y luego otorgar los permisos con esa base para ordenar el crecimiento.

Es necesario, dice Meyer Falcón, “tener en consideración que el Estado mexicano puede decir qué sí o qué no…. qué tipo de industria nos conviene y cuál no”, en función de los beneficios que el país obtendrá en el corto, mediano y largo plazo según cada tipo de industria: la generación de empleos de calidad en buena cantidad, que no se consuma mucha energía o agua —según la zona— y que no haya un gran impacto en el medio ambiente.

“Una vez que se hace un balance, puedes decir: no gracias”, señala el secretario, quien para mostrar su punto recordó que en 2021 se canceló el permiso para operar una planta cervecera de Constellation Brands, en Mexicali, debido a que se trata de una ciudad con un enorme problema de agua.

“Hay que tomar en consideración la ubicación geográfica de ciertas ciudades donde el estrés hídrico ya es muy alto; por ejemplo, se sabe que tener una maquila en Mexicali no se puede, porque ya la dotación de agua doméstica que tienen los habitantes es muy baja. Al momento de otorgar permisos de construcción, siempre hay que tomar en consideración que lo primero que debemos garantizar son los servicios básicos para la población”, explica Meyer Falcón.

“Podemos decir: no necesitamos esto”, agrega, “tampoco estamos necesitados y creo que hay que tener clara una postura de qué industria sí y qué industria es más proclive bajo la vocación territorial”, de cada lugar.

Diversas industrias cuentan con la tecnología para reducir su consumo de agua.

Planear sin prisas

La localización de industrias de capital extranjero o nacional en México, específicamente en zonas cercanas a la frontera con Estados Unidos —el mercado más grande del mundo— no es una tendencia reciente; sin embargo, aceleró su ritmo ante la necesidad de acercar las fábricas y relocalizar las cadenas de suministro afectadas durante la pandemia, lo que obliga a las ciudades y municipios a repensar sus planes de desarrollo y ordenamiento territorial.

El nearshoring empuja fuerte y la planeación lleva su tiempo, “el concepto de la planeación es un poco ambiguo”, pero, en términos generales es que cuando llegan estas industrias y se asientan buscan ciertas condicionantes que se trabajan a nivel local: “usos de suelo, permisos de construcción, para poner una nave industrial que va ocupar de seis a ocho hectáreas y que va a requerir de ciertos elementos de infraestructura, y entre esa infraestructura algo que siempre suele generar conflictos de diversos tipos —políticos y sociales—, es el agua”, comenta el titular de Sedatu. 

En este contexto, antes de permitir que determinadas industrias se instalen debe llevarse a cabo la planeación urbana de la zona —o adaptar la existente— y tomar en consideración los servicios básicos. “Se tiene que planear el territorio de forma previa”, en donde se pueda decir qué tipo de industrias se pueden colocar en cada región, “pero en cinco años, cuando se tenga la dotación de agua y de energía eléctrica necesaria por parte de la CFE”, agrega el secretario.

Asimismo, la zona debe contar con otros servicios básicos como escuelas, seguridad, equipamiento urbano, salud y todo lo necesario para que los habitantes puedan llevar adelante su vida cotidiana.

En cuanto al choque entre la velocidad con la que están llegando las empresas y el tiempo que se requiere para planear el territorio, Meyer Falcón advierte que “es un tema muy complejo. Es mejor entre más acotamos geográficamente esos puntos donde sí se pueden localizar en primera instancia las empresas, porque sí tienen la vocación territorial para hacerlo. Entonces, que se instalen en esas zonas que ya están planeadas y pueden recibirlas”.

Actualmente, México tiene identificados ya diversos polos de inversión. Entre ellos está el sureste, con vocación turística, y que ya se incentiva con la operación del Tren Mayay por otro lado el Corredor Transístmico, donde hoy existen 10 macrolotes, de propiedad federal, que tienen todos los servicios básicos, y donde ya existen acuerdos con algunas industrias para arrancar la inversión.

DJR

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