Meter a la fuerza a la actriz Tatiana Maslany en el maletero de un auto fue la experiencia que sacó a Nicole Kidman de sí misma y la enfocó en su papel en Destroyer, un brutal thriller sobre la policía de Los Ángeles.
“La estaba metiendo en el maletero de ese auto y pensaba: ‘¿qué diablos es esto?’”, recordó Kidman durante el estreno de la película el lunes en el Festival Internacional de Cine de Toronto.
Por más que ya estemos acostumbrados, las transformaciones de Kidman la sorprenden incluso a ella misma. Y como ha sido tantas veces el caso, su poder de metamorfosis tiene nuevamente maravillado al público de los festivales y a la actriz de 51 años de vuelta entre las posibles contendientes al Oscar.
En Destroyer, de Karyn Kusama, Kidman luce casi irreconocible en el papel de Erin Bell, una ruda detective a la que le queda poca voluntad para la policía o la vida. Su voz es casi un suspiro, su piel una máscara seca y demacrada por el sol, los ojos fríos y vacíos, y además bebe mucho.
La película, que Kusama realizó al estilo de Taxi Driver de Martin Scorsese, coloca a esta antiheroína en el corazón de un género de suspenso que suele ser dominado por los hombres.
“Se sintió tan poco masculino. Se sintió realmente femenino en este género romper las reglas de cómo vemos normalmente estas historias”, dijo Maslany, quien interpreta a una nerviosa criminal en la película.
Lo que ha convertido a Bell en un fantasma es lo que impulsa a Destroyer. La cinta transcurre entre la investigación actual por un asesinato y una operación encubierta previa. En sus flashbacks, Kidman se ve más como ella, hermosa y animada, lo que subraya aún más el drástico cambio del personaje.
“Estaba sentada viendo los últimos 15 minutos de la película, pensando ‘¡Dios! ¿Esa soy yo?’”, dijo Kidman. “Y es raro porque la vi y se siente casi como un sueño, pues fue muy diferente para mí existir en ese lugar”.
Pero para Kidman lo más difícil no fue la parte exterior del personaje, sino su oscuridad interior.
“La película fue realmente difícil para mí. Es tan extrema, tan diferente de quien soy. Quería que fuera real y auténtica. No quería aparecerme y hacer una actuación”, expresó. “Así que en cierto modo tuve que mudarme a un lugar y existir por un periodo de tiempo en un lugar en el que no me gustó estar, ni mental ni físicamente. No me di cuenta de lo que me iba a costar hasta que ya estaba ahí”.
Kidman coprotagoniza otra película en el Festival de Toronto: Boy Erased, en la que interpreta a la madre de un joven (Lucas Hedges) obligado a recibir terapia para dejar de ser gay. Aunque esa película también ha recibido reseñas favorables, parece que es más probable que su actuación en Destroyer le dé su quinta nominación al Oscar. Su primer Premio de la Academia lo ganó en 2002 porThe Hours y la más reciente nominación llegó el año pasado por Lion.
Kidman se comprometió a trabajar con directoras al menos una vez cada 18 meses. Esta es su primera colaboración con Kusama, cuyos créditos incluyen Girlfight y Jennifer’s Body, ella misma buscó el papel, escrito por Phil Hay y Matt Manfredi. Kusama recordó la escalofriante actuación de Kidman en una escena dramática en la que Bell se da cuenta de que algo terrible ha ocurrido.
“Fue como si estuviéramos viendo en tiempo real a una persona entrar en shock”, dijo Kusama. “Cuando ves a un actor que no actúa más, sino que vive en este espacio muy específico y raro en que se nos da acceso a (la mente) de Erin. Ese momento me da escalofríos cada vez que lo veo. Ese fue un día sorprendente e inspirador”.
Los cineastas eligieron filmar los flashbacks con una Bell más joven, una decisión que Kidman reconoció que la desconcertó al principio.
“Pero entonces tengo esto como actriz que siempre digo: ‘Sigue adelante’. Nunca trato de ir en contra de las circunstancias porque no sé qué es lo mejor para mí como actriz”, dijo Kidman. “Quizá tenga un plan en mi cabeza pero generalmente está mal, así que es mejor ir simplemente con la corriente, Nicole. Y lo mismo aplica para la vida”.
DIGL