'Sin señas particulares', de Fernanda Valadez, pone al público en los zapatos de la madre de un desaparecido

La cineasta debuta en el largometraje con 15 nominaciones al Ariel, un récord para un filme cuya intención es exponer la brutalidad de la violencia en México que “no es nota roja, sino crisis social”

Mercedes Hernández da vida a 'Magdalena'. (Especial)
Guanajuato /

En entrevista, Valadez (Guanajuato, 1981) plantea que los desaparecidos no van a dejar de ser un problema social solo porque no queramos verlos, y destaca el trabajo de su protagonista Mercedes Hernández (Magdalena), a quien ya había erigido como símbolo de las madres que buscan a sus hijos en el país desde el corto 400 maletas (2015), la semilla de Sin señas particulares (2021).

Meche es una de las grandes actrices del cine mexicano contemporáneo. Cuando trabajé con ella en el corto tuve la certeza que la quería en el largometraje”, expone la cineasta sobre la nominada a Mejor actriz al Ariel, premios que se entregan el 25 de septiembre y en los cuales Valadez compite, en lo personal, por cuatro: como guionista, productora, directora y por ópera prima.

¿Por qué Sin señas particulares recurre a lo sobrenatural para exponer la situación de violencia en México?

"Más que sobrenatural, lo que buscaba con Astrid Rondero, coguionista y coproductora, era expresar de una manera metafórica el estado de brutalidad y de barbarie que vivimos en México".

¿No crees que así la violencia se desvirtúa como algo humano?

"Cuando Astrid y yo estábamos escribiendo el guion, nos enfrentamos al reto de cómo retratar la violencia en el cine. Cada película tiene objetivos distintos. Para nosotros era muy importante estar en la perspectiva emocional del personaje y poder contar la historia de manera que tuviéramos un entendimiento emocional, más que uno conceptual de esta desaparición. Conforme escribíamos los detalles más trágicos de la violencia, nos dábamos cuenta de que, entre más gráficas eran las descripciones desde el guion, era menos eficaz el objetivo de estar en la perspectiva emocional del personaje. Astrid puso entonces sobre la mesa la posibilidad de usar figuras más metafóricas".
"Por eso digo que, más que sobrenatural, es hacer metafórica la brutalidad. Sentíamos que era la decisión correcta; más allá de los personajes concretos, queríamos expresar una situación en la que la violencia parece tener una lógica propia y se ha desencadenado de tal forma que ha atravesado todas las clases sociales y regiones del país. Por otro lado, queríamos expresar que el reclutamiento forzoso de jóvenes por parte del crimen organizado tiene que ver con una violencia estructural y no con las decisiones que toman estos jóvenes reclutados. Por eso recurrimos a la figura del diablo". 

La nota roja ha alimentado al cine mexicano, desde Canoa o Las poquianchis, ¿por qué optaste por esta para tu debut con un largometraje?

"Nuestra perspectiva no es la nota roja; es un complejo social, un fenómeno muy complicado que tenemos que voltear a ver y que no es solamente cifras o estadísticas sino historias de miles de familias que quedan marcadas por la pérdida de sus seres queridos".

Sin señas particulares básicamente está hecha por mujeres, ¿hay una correspondencia con las que buscan a sus familiares desparecidos en todo el país?

"Para Astrid y para mí, que hemos hecho una mancuerna creativa desde hace más de diez años, siempre ha sido muy importante allegarnos y ampliar nuestro equipo con aquellas personas con las que sentimos afinidad creativa y en el método de trabajo, así que ha sido una cosa muy natural hacerlo con mujeres. Sí creemos que es una responsabilidad nuestra abrir espacios a otras compañeras, como mujeres que somos con la productora Corpulenta, y que estamos en la posibilidad de definir quiénes son aquellas personas que nos acompañan en todo el proceso. En departamentos que son más tradicionalmente masculinos, como la fotografía, gafer y electricidad, pues no es que no haya mujeres con grandísimo talento, sino que los espacios están más cerrados para ellas. Para nosotras, abrirles espacios es una manera de poner un granito de arena en la búsqueda de paridad de género en la industria del cine".


¿Son mujeres quienes están al frente de la búsqueda de desaparecidos?

"Por supuesto reconocemos que hay muchos padres, hermanos, hijos, de personas que desaparecen, pero la presencia de las mujeres ha sido mayoritaria, efectivamente. En Sin señas particulares queríamos expresar la fortaleza y determinación que vence muchas adversidades sociales, a través de la figura de una madre, porque el amor hacia los hijos es de los vínculos más fuertes y una de las razones por las cuales las buscadoras vencen todos los obstáculos y se convierten en activistas e investigadoras de lo que el Estado no hace".

Las buscadoras, como se autonombran en México, tienen como antecedente a las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, en Argentina.

"La desaparición forzada es un fenómeno que ha caracterizado la historia moderna de América Latina; en México lo vivimos con la desaparición forzada que tiene que ver con el Estado y el crimen organizado".

¿Cómo encontró a Magdalena? ¿Hubo una madre en particular?

"Fueron, en realidad, multiplicidad de casos. Quisimos tratar de identificar esas características que hicieran la historia más humana, que se sintiera un caso verosímil, real, por quien pudiéramos sentir mucha empatía. Ese fue el trabajo del guion: tratar de diseñar un personaje que se sintiera cercano a todos esos casos reales".

¿Qué fue lo más doloroso para ti en la realización de la cinta?

"La investigación, porque estábamos leyendo sobre casos reales, eso es muy triste. A la fecha seguimos estigmatizando a las familias que han tenido un desaparecido, pensando que estaba vinculado a una organización criminal y, por otro lado, pensando que eso le pasa a los otros. Y los casos están en todas las clases sociales, en todos los estados; somos muy vulnerables en ese sentido: poder estar en un lugar desafortunado cuando menos nos damos cuenta. Esa es la parte más triste".

¿Qué propones como solución para esta problemática?

"Es muy complicado. En el cine no tenemos respuestas, lo que tenemos son preguntas. Definitivamente, tenemos que superar esta polarización que hay en el país, entre liberales y conservadores, entre amigos y enemigos. Y finalmente entender que, independientemente del partido político en el poder, lo que hay es una penetración de actos criminales en las estructuras más profundas de la sociedad. Yo empezaría por ahí. Hay un grado de impunidad tan grave en México, que todos estos crímenes que producen tanto dolor en las familias, pasan totalmente sin siquiera una investigación. La impunidad es uno de los fenómenos que hay que atajar de principio".


¿Por qué en la película se difumina el papel de la víctima y victimario?

"Por el reclutamiento forzado por el narcotráfico para convertir a jóvenes en parte de su brazo armado. En ese sentido, la frontera entre víctima y victimario se hace muy porosa y difícil de identificar. Los reclutados, por decir menos, son víctimas de secuestro".

La película acaba de abrir un miniciclo en Cineteca Nacional sobre desaparición forzada, con autoridades federales encargadas de erradicar este problema presentes. ¿Qué piensa al respecto?

"En el cine con una orientación social, y las cosas más personales también son sociales, buscamos ser parte de una conversación de todas estas cosas que nos interesan como sociedad. Por supuesto, una película no puede darle tranquilidad ni respuestas a ninguna de las familias que han tenido la tragedia de pasar por la desaparición de un familiar. Lo que podemos hacer es acompañar a las familias desde el lado de la empatía y, por otro lado, tratar con el público con sensibilidad, de ofrecerle esta historia, que se ponga en los zapatos de una madre de un desaparecido en la hora cuarenta que dura la película".
“Nos corresponde a todos como sociedad tener esta conversación de una manera más larga y más seria y tratar de ver qué soluciones específicas se requieren para poder atajar este fenómeno. Y son los familiares y las asociaciones que tienen respuestas muy específicas, tanto para la identificación de restos como para atajar y disminuir las cifras de desapariciones y los crímenes que están por todos lados en el país. Del lado de la identificación, algo muy específico que no hemos logrado hacer es un banco genético que ayude a poder identificar y poder encontrar restos con los familiares. Hay listas muy específicas de cosas que podamos hacer”.

yhc

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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