Para Relio, el 2023, a diferencia de años anteriores, comenzó de manera “increíble”: desde enero marcó su regreso creativo con el disco de corta duración, 11:11, que con seis canciones fungió como una válvula de escape para lo que el cantante argentino se guardó – más por obligación que por gusto – durante la pandemia.
“En pandemia me encontraba viviendo en la ciudad de Panamá y como artista independiente no me quedó otra que elegir mi carrera o mi familia, entonces abandoné mi carrera dos años y medio en los que toqué fondo, me sentía deprimido, pero por ahí apareció este número, 11:11, que le da nombre al EP”, comenta el músico en entrevista con MILENIO.
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Relio comparte ejemplos de lo cabalístico de este número: “Iba al gimnasio a descargar y el número de la caminadora daba 11 minutos con 11 segundos; al otro día mandaba audio a mi mamá y daba 11 segundos; veía la hora en la noche y eran las 11:11…. O me estoy volviendo loco o estaba pasando algo. Había visto mucha gente que subía ese número, pero nunca le presté atención… hasta mi peor momento”.
Dicha cifra, en su sentido esotérico, tiene relación con el deseo de cumplir sueños, por eso el argentino se apegó a tal simbolismo: “Este número, cuando lo empezamos a ver, quiere decir que nos encontramos a una etapa importante de nuestras vidas o se acerca un gran cambio, entonces, me apegué a eso y pedí la oportunidad de volver a hacer música”.
Seis meses después de esta petición, el cantante, que actualmente se desenvuelve en el género urbano, tuvo respuesta: “Me sale una oportunidad en Ciudad de México, mis redes explotaron, pude volver a hacer música, grabé el EP, traje mi productor de Panamá, me fui a unas ruinas cerca de la ciudad, y ahí monté el estudio”.
“Si bien cada quien cree en Dios, en los ángeles o lo que sea, hay esa ley de atracción, de pedir las cosas desde el sentimiento, del amor… Fue real lo que estaba pidiendo”, reflexiona.
Entonces, el argentino viaja al pasado y rememora que de pequeño quería ser futbolista, específicamente portero, pero una lesión lo llevó al médico, quien le recomendó rehabilitar una de sus manos tocando algún instrumento, “y eso fue lo que cambió mi mente y mi pasión para toda la vida”.
Una pasión que con los años lo ha llevado a moverse por el mundo, conocer gente, meterse a estudios, componer, compartir, acertar o fallar y volver a empezar; una pasión envolvente y social, que lo ha puesto a crear junto a Manuel Turizo o Noel Schajris.
“No solamente canto, también me gusta meterme en la parte musical, toco varios instrumentos; me gusta desde la producción hasta la interpretación”, destaca.
El músico está orgulloso de su raíz argentina, rockera de cepa, pero devela que durante su estancia en Panamá aprendió “todo lo urbano, el reguetón, el mambo, el merengue, la salsa”, y al llegar a México se empapó de los corridos. Por esta mezcla, actualmente define su sonido como una vorágine donde predominan el pop, el rock y lo urbano.
“¡Soy muy real a la hora de interpretar! Hay una canción dentro del EP que es muy importante para mí, Vació, y mucha gente cuando la escucha piensa que es una pelea entre la pareja, pero en realidad es una pelea entre la música y yo, ese amor-odio de diario, esa montaña rusa emocional”.
Por último, el creativo, que se nutre de todo lo que escucha y que comparte sus planes a través de redes sociales - sobre todo Instagram, @reliomusic -, confiesa que el exponerse a través de su arte es "un desahogo a nivel personal; hay mucha gente que por ahí no puede sacar lo que lleva dentro, se lo guarda, tiene problemas de estomago, de depresión, entonces, la música para mí es un cable a tierra".
"Mis canciones, de acuerdo al momento del escucha, se pueden aplicar en un desamor, estar triste por algo del día, la perdida de algún familiar; son temas que tienen una historia y se pueden conectar en diferentes momentos".
hc