Uno de los casos más trágicos en la historia de Hollywood fue el asesinato de la actriz Sharon Tate, acontecido la madrugada del 9 de agosto de 1969 por un grupo de fanáticos bajo la orden de un criminal envuelto en la piel de líder hippie, Charles Manson.
Un momento tétrico que fue abordado y proyectado hace unos meses por el realizador Quentin Tarantino en su película Érase una vez en Hollywood, aunque la trama de la cinta no fue fiel a la historia verídica.
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Asesinato de Sharon Tate
Aquel fin de semana de hace 51 años, cuatro jóvenes entraron en el 10050 de Cielo Drive para cumplir con un mandato: matar a todas las personas de la casa en la que vivía el director de cine Roman Polanski con su mujer embarazada.
El cineasta estaba ausente, pero Tate, la esposa del realizador, y sus cuatro acompañantes en esa velada (Jay Sebring, Voytek Frykowski, Steven Parent y Abigail Folger), no tuvieron la misma suerte.
Las órdenes provenían de Manson, un hombre de 35 años que creía ser la reencarnación de Jesucristo y el diablo en la misma persona. Esa serie de sucesos aterrorizó el corazón de Hollywood y a toda la sociedad estadunidense, que quedó sin habla por los detalles de extrema crueldad de la matanza.
Tate recibió 16 puñaladas y apareció colgada de una cuerda junto a su estilista, Jey Sebrin. El vigilante de la vivienda murió por varios tiros en su coche y las otras víctimas aparecieron en el jardín. Además, en las paredes de la casa había pintadas con las palabras "cerdo" o "Helter Skelter" (canción de The Beatles) que los asesinos hicieron con la sangre de las víctimas.
La explicación a todo el delirio infame y a su dramático final se encontró en las drogas y los excesos de aquellos años de contracultura, hedonismo desenfrenado y abuso de sustancias psicotrópicas.
Los deseos de amor y paz, los aires revolucionarios y el espíritu libre e inocente del movimiento hippie encontraron un final sangriento, que más de medio siglo después sigue causando una combinación de repulsión y morbo en torno a la figura de Manson.
Charles Manson
El líder del grupo criminal, que falleció en 2017 a los 83 años, pasó de ser un gurú de la contracultura de los años 1960 a considerarse uno de los criminales más famosos del siglo XX. Todo un símbolo del fin de un movimiento que terminó sumido en el rechazo y la decadencia.
La figura de Manson aún alumbra diferentes lecturas: el gran criminal que se aprovechó de jóvenes cándidos para sus fechorías, el líder racista de una secta apocalíptica, el asesino de Sharon Tate, el artífice del gran trauma para el hedonismo de California o el reflejo del mal convertido en fenómeno pop.
Su historial refleja que, antes de disfrazarse de hippie, fue un violador y que también fue víctima de abusos sexuales, además de robar tiendas y automóviles.
Aterrizó en California en 1967 en pleno verano del amor, donde se vivía una catarsis de experimentación sexual y espiritual que seducía a muchachos de todo el país y se aprovechó de la vulnerabilidad de algunos para liderar a un grupo de seguidores, sobre todo, mujeres, cegados por sus sermones místicos y atraídos por orgías de sexo y drogas.
Además, su vertiente pop se labró gracias a su amistad con Dennis Wilson, batería de The Beach Boys y por sus vínculos con músicos como Neil Young. A pesar de sus contactos, el sueño de Manson de convertirse en músico siempre se frustró porque nadie accedió a editar sus temas.
Su obsesión con la cultura popular le llevó a considerar a los cuatro integrantes de The Beatles como los cuatro ángeles del apocalipsis hasta el punto de creer que había turbios mensajes en sus letras.
Creyó encontrar en la canción "Helter Skelter", de la banda de Liverpool, el augurio de la llegada del apocalipsis por una supuesta guerra racial entre blancos y negros que derivó en el inicio de su serie de crímenes.
yhc