En las entrañas de la Riviera Maya, donde la historia milenaria se entrelaza con el presente, nace una celebración de música y cultura que está capturando la atención del mundo: Afrodise. No es solo una fiesta, es un renacimiento cultural, una experiencia kinestésica que redefine el paisaje sonoro de Tulum y, con ello, el concepto de entretenimiento musical.
Aaron Sevilla, el arquitecto de esta visión, ha tejido una narrativa donde cada beat es un hilo de conexión con el pasado ancestral. En esta entrevista exclusiva, nos sumergimos en el corazón de Afrodise para descubrir cómo este evento está trascendiendo las expectativas y los límites de lo que un festival puede ser.
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Sevilla nos recibe en su estudio, un espacio vibrante con instrumentos de todas partes del mundo. "Afrodise comenzó como un juego de palabras, una fusión entre 'Afro' y 'Paradise'", dice mientras ajusta una mezcla en su consola. "Pero rápidamente se transformó en un movimiento, en una forma de vida que respeta nuestras raíces y las proyecta hacia el futuro".
La Fiesta Afrodise se distingue de otros eventos de música electrónica por su profunda conexión con la cultura maya. "No es solo una fiesta en la selva; es un diálogo con la historia, con la espiritualidad de un pueblo cuya sabiduría sigue resonando hoy", comenta Sevilla. En Afrodise, la tecnología se encuentra con la tradición, creando un puente entre dos mundos.
Como líder de este colectivo, Sevilla no solo actúa como DJ sino como curador de una experiencia integral. "Cada artista, cada sonido, cada visual, es cuidadosamente seleccionado para contar una historia", explica. "En Afrodise, cada evento es un capítulo de una epopeya mayor".
Los sonidos que caracterizan al sello Afrodise van más allá de la música. "Buscamos sonidos que evoquen la naturaleza, que lleven a los asistentes a un viaje introspectivo", afirma Sevilla. Los ritmos tribales y los elementos ambientales están diseñados para que cada asistente se sienta parte de un todo mayor, de un cosmos sonoro que es tanto parte de la tierra como del aire que la rodea.
La experiencia multisensorial es clave en Afrodise. "Queremos que los asistentes no solo escuchen sino que vivan la música", dice. Esta filosofía se extiende a los espectáculos en vivo, donde el fuego, los bailarines y los acróbatas juegan un rol crucial. "Son la expresión física de nuestra música", dice Sevilla. "Cada performance es una extensión de la energía que emana de nuestros beats".
Crear un evento de esta naturaleza en Tulum presenta desafíos inherentes a su ubicación. "Nuestro compromiso es con el lugar que nos acoge", asegura Sevilla. "Trabajamos para que cada fiesta sea sostenible, para que honre a la tierra que nos da vida".
La influencia de Afrodise se está expandiendo, y con ella, la visión de Sevilla. "No solo queremos que la gente baile", dice. "Queremos que reflexionen, que sientan, que se transformen". La Fiesta Afrodise no es solo un espacio donde la gente viene a perderse; es un lugar donde se encuentran a sí mismos.
Los planes de llevar Afrodise más allá de México son ambiciosos. "Cada lugar que visitamos es una oportunidad de dialogar con nuevas culturas, de aprender y de compartir", explica Sevilla. Con eventos ya realizados en Colombia, Aruba, Venezuela y más, Afrodise está creando una red de experiencias que trascienden geografías.
Sevilla tiene claro que Afrodise es más que un evento o un sello discográfico. "Es una plataforma para el diálogo cultural", dice. "En cada colaboración, en cada fiesta, estamos tejiendo una historia que es mucho más grande que nosotros".
Afrodise es una sinfonía de experiencias que celebra la diversidad y la unidad a través de la música. Con una proyección que va desde la profundidad de las raíces mayas hasta la vanguardia de la música electrónica, Afrodise se está convirtiendo en un emblema de la fusión cultural y la celebración de la vida. Y en la mente de Sevilla, este es solo el comienzo de una revolución musical que promete seguir resonando en los corazones de los asistentes durante años.
DAG