El Hospital Real de San Miguel fue proyectado a principios de 1700 y consolidado en 1794, su construcción tomó siete años con el trabajo de 200 empleados por día. El edificio fue, además de una obra monumental de la beneficencia, una pieza hospitalaria con valor arquitectónico único en el norte, centro y sur de América. El antiguo Hospital Civil continúa dando servicios médicos no sólo a personas de escasos recursos. La tecnología con la que cuenta y la calidad de sus médicos permiten atender a un gran número de pacientes procedentes de diversas ciudades del Occidente del país. Sus características arquitectónicas y su valor histórico es importante a pesar de que dichos aspectos no son considerados, como debieran serlo.
La historia se conserva a pedazos intermitentes. Entre los residentes, especialistas, enfermeros y médicos que deambulan por montones, se aprecian columnas originales, corredores con mosaicos y jardines fieles a su origen. Sin embargo desde el ingreso se nota la decadencia de aquel emporio hospitalario que logró edificar Fray Antonio Alcalde entre 1787 y 1794. En uno de los cuadrantes estaban las celdas que fueron los dormitorios de los frailes que atendían el hospital, hoy son consultorios y habitaciones revueltas de grupos de residentes.
La dinámica voraz e interminable del nosocomio más antiguo de la ciudad deja que se cuelen descuidos como refrescos y bolsas de jabón sobre las esculturas. El conjunto arquitectónico diseñado con hospital, iglesia, escuela de primeras letras, donde ahora habita el Museo del Hospital Civil, tenía convento, atención para enfermos mentales, de la época de acuerdo a Lilia Olivier Sánchez, historiadora, el edificio se concibió como un conjunto con el Panteón de Belén.
La Iglesia de San Miguel contigua al hospital está flanqueada por puestos ambulantes de ropa usada y objetos de religión. Ahora está cerrado pero antes había pasillos que se comunicaban con la capilla interna del hospital localizada en el centro del recinto conocido como “repartidor” donde se oficiaban misas en un altar visible para todos los enfermos desde sus lechos divididos en pabellón de hombres y mujeres. Pero también hubo caballerizas, corral de gallinas, de ovejas, panadería, huerto y salas de semillas para proveer de alimentos a los enfermos y un séquito de esclavas africanas que atendían el pabellón de mujeres.
La finca considerada en algún tiempo joya de la arquitectura hospitalaria, fue diseñada de acuerdo a un estilo medieval que se conoce como planta radiada o estrellada, cuyo origen son las plantas cruceiformes de los hospitales renacentistas, una forma basada en la cruz de Cristo conformado por cuatro alas. El “repartidor”, es el área central donde hoy transitan tanto médicos como sacerdotes pasando entre la estrella de corredores donde residen los pacientes. El recinto ha sido blanco de diversas intervenciones, de manera que en la bóveda hay un mural que narra la historia de la medicina pintado en tiempos recientes por Gabriel Flores.
Entre el templo y la escuela estaba la botica, pues el hospital daba atención hacia el exterior tenía también un almacén medicinal. En la esquina de la calle Belén y Hospital estaba la portería donde hoy, es el Instituto de Ciencias Forenses y su anfiteatro.
Servicios que ofrece
Actividad anual de Hospital Civil Fray Antonio Alcalde, datos hasta el 2013
Egresos Hospitalarios 40, 720
Porcentaje de ocupación 114%
Estudios Rayos X 835
Camas 1709
Quirófanos 56
Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales 3
Bancos de Sangre 2
Unidad Especializada en Hemato-oncología Pediátrica (considerada entre las más importantes en su tipo en México y América Latina)
Cirugías de urgencias 5, 699
Consultas externas 332,759