'FUUNDEC', una década buscando a los desaparecidos

El colectivo ha documentado al menos 548 casos en distintos puntos de Coahuila y ha sido ejemplo de guía para la creación de otros grupos en México.

Las familias que integran el colectivo coinciden en que hay nulos resultados en los casos. (Mauricio Román)
Luis López
Torreón, Coahuila /

El reto de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila y México (FUUNDEC-FUNDEM), al llegar a su primera década, no nada más radica en mantener la búsqueda de sus seres queridos, sino también luchar para que las estructuras creadas por la exigencia de los colectivos en todo el país funcionen.

“Hay reto tremendo con la Comisión de Búsqueda porque existe, pero parece que no funciona a nivel nacional y no ha terminado de formarse”, afirmó Ixchel Mireles, integrante de la agrupación.

Criticó que la Fiscalía General de la República con su actual titular, Alejandro Gertz Manero, pretende lavarse las manos de los casos que atiende y quiere pasarlos al fuero de los estados.

“El hecho de que la FGR no ha querido tomar en serio las desapariciones y avienta la pelota con que es cuestión de la comisión, pero una cosa es la búsqueda y otra la investigación”.

Por su lado, María Elena Salazar, también integrante del colectivo en la Región Laguna, aseguró que es una desgracia que existan ahora siete colectivos de búsqueda en la entidad, pues evidencia una problemática sin solución.

“Sigue habiendo la desaparición y esos nulos avances no permite que se abran más espacios para esas familias. Hoy es una desgracia que en Coahuila existan siete colectivos buscando personas desaparecidas”.

Sin embargo, dijo que la principal enseñanza en una década del colectivo es el aprendizaje para organizarse.

“Colectivamente hemos aprendido a denunciar y nuestros retos es seguir apostándole a la vida, la justicia y sobretodo el regreso de todos ellos”.

LA OMISIÓN DE LAS AUTORIDADES

Las familias que integran FUUNDEC-FUNDEM coinciden en una cosa: hay nulos resultados en los casos de sus familiares.

Guadalupe Cepeda y Raúl Reyes buscan a su hijo Raúl Ignacio Reyes Cepeda desde abril del 2009 que desapareció, y afirmaron que desde hace una década no existen novedades en cuanto su paradero.

“Estas autoridades se están reciclando y cambiando únicamente de escritorio para taparse las espaldas. En varias ocasiones los ministerios públicos en Saltillo nos dijeron que no los dejan trabajar los jefes o sus compañeros, porque no quieren que se enteren que están inmiscuidos en la perpetraciones y desapariciones”

Guadalupe precisó que a lo largo de su búsqueda han tenido 18 ministerios públicos y “todos se lavan las manitas”, e indicó que el mayor para ellos ha sido el colectivo, porque incluso por encima de su familia, los acompañaron en la denuncia y la búsqueda.

“Fue una sorpresa muy grande para nosotros, anduvimos tocando puertas llorando como unos loquitos hasta que nos encontramos con esta fundación y nos dieron la mano”.

Otro de los caso que evidencia la negligencia de las autoridades es el de Ixchel Mireles, esposa de Héctor Armando Tapia Osollo, desaparecido hace nueve años.

“Volvimos al cero porque muchas pruebas se diluyeron, hubo cosas que no hicieron. Simplemente yo tenía los celulares de él y nunca se les ocurrió pedir las sábanas de llamadas”, reclamó.

Señaló que a lo largo de los años ella les ha dado muchos elementos a las autoridades de la FGR que llevan el caso para avanzar, sin embargo han sido omisas.

“Hubo muchos casos que ellos omitieron y ahora lo quieren hacer. Es darle vuelta a lo mismo y sin respuestas porque mi expediente tiene 11 tomos, pero no cuentan con ninguna teoría o hipótesis”.

Contó que su esposo fue sacado del domicilio el 19 de junio de 2009 presuntamente por personas armadas que se identificaron como integrantes de la Policía Federal y ella supone que lo ocurrido fue porque se equivocaron de persona.

“Siempre he pensado que se equivocaron, pues ahí mismo donde yo vivía hay varios desaparecidos como un contador y alguien que rentaba máquinas”.

UNA DÉCADA DE LUCHA

El informe “Formación y desarrollo de los colectivos de búsqueda de personas desaparecidas en Coahuila: lecciones para el futuro”, permite conocer más acerca del colectivo que mantiene hasta hoy el apoyo de la Diócesis de Saltillo y su Centro de Derechos Humanos.

Establece que las principales tareas a las que se ha dedicado consisten en campañas de difusión de los datos de los desaparecidos, búsqueda en campo, además de la organización y participación en foros para analizar la problemática.

“El segundo gran logro de FUUNDEC es la sistematización de información que ha logrado como colectivo, al documentar al menos 548 casos de desaparición en Coahuila, además de tener la cualidad de que se trata de personas que desaparecieron en distintos puntos de la entidad”, explica el documento.

También expone que ha optado por el diseño de instrumentos legales para atender la situación, gestiones ante las autoridades sobre los problemas que enfrentan las familias y un diálogo constante, además de la documentación y seguimiento de los avances de las investigaciones y la generación de redes y alianzas con colectivos de otras entidades, universidades, asociaciones civiles y organizaciones internacionales.

UNA EXPERIENCIA QUE LLEGÓ A OTROS ESTADOS

Otro punto a resaltar sobre FUUNDEC-FUNDEM es que sirvió como una guía para que en otras entidades de país nacieran grupos similares.

Tal es el caso de Desaparecidos Justicia AC, colectivo queretano fundado hace cinco años formalmente por Brenda Rangel, quien perteneció antes al coahuilense para buscar a su hermano Héctor que desapareció en Monclova el 10 de diciembre del 2009.

“Empezamos básicamente de la nada y con la fuerza de Raúl Vera que siempre fue el que nos dio ánimos. Fueron momentos muy difíciles, pues era el tiempo en que las desapariciones no se escuchaban mucho”, recuerda.

Tras su experiencia en Coahuila notó que en Querétaro la problemática era muy fuerte y varias familias comenzar a acercarse con ella, pidió a FUUNDEC-FUNDEM apoyo, pero su estructura fue rebasada y no tuvo más opción que comenzar a dirigir a las personas de su entidad.

“Desde hace cinco años nos constituimos formalmente y ahorita somos 49 familias que estamos trabajando en el tema de la ley y haciendo investigaciones en FGR o la Fiscalía de Querétaro”.

Expone que la búsqueda de su hermano sigue y aunque el panorama por momentos pareciera poco alentador han encontrado con vida a 23 personas.

“En 2014 comenzamos con las primeras localizaciones en fosas clandestinas y también en vida como el caso de una menor que había sido desaparecida en Querétaro y la localizamos en Guatemala porque había sido vendida”.

REFERENTE DE LUCHA Y ACTIVISMO ANTE CRECIMIENTO DE LA VIOLENCIA

Desde su nacimiento hace una década, el colectivo de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila y México (FUUNDEC-FUNDEM), marcó una ruta de atención a un problema que se ha multiplicado terriblemente en México.

Así lo consideró el Obispo de la Diócesis de Saltillo, Raúl Vera López, quien destacó que la organización es un referente de lucha y activismo en tiempos modernos por la violencia desatada por el narcotráfico.

“FUUNDEC ha influido para generar estrategias de lucha comunitaria frente a la omisión del gobierno en todos estos años por los crímenes no nada más de desaparecidos, sino muertes dolosas a partir de la Guerra del Narcotráfico”.

Detalló que las acciones del colectivo están traducidas en la creación de leyes y políticas públicas para atender las víctimas del delito de la desaparición forzada.

“La gente tenía tal interés de encontrar a sus desaparecidos que empezaron los cuestionamientos al gobierno de lo que no hacían y comenzaron a elaborarse leyes que facilitaran no sólo la búsqueda, sino que se llegara a encontrarlos”.

Recordó que el primer caso que atendieron desde la Diócesis de Saltillo y el Centro de Derechos Humanos “Fray Juan de Larios” fue el de 12 personas desaparecidas en Piedras Negras hace más de una década y donde estaba el hermano de un sacerdote.

“El primer evento que nosotros enfrentamos fue la desaparición de 12 personas, trabajadores de una empresa vendedora de pinturas que venían desde el Estado de México. ¿Qué empezamos a ver dentro de este proceso? En primer lugar que el encuentro entre las familias era algo que las fortalecía y no estaban solas”.

Expuso que a raíz de eso comenzaron a recibir a más familias que tenían a un familiar ausente y replantearon cosas del movimiento.

“Cuando se dan cuenta que existe este colectivo empezaron a llegarnos personas de distintas partes de la república y recuerdo a una muchacha que llegó de Querétaro, otros de El Bajío”.

Indicó que la experiencia ganada a lo largo de 10 años ha sido diversa, además de que también les permitió darse en cuenta del trasfondo de la problemática de la desaparición forzada.

“Pusimos un comunicado de cómo la desaparición forzada era un crimen de lesa humanidad porque era inducida por las policías estatales en combinación con el crimen organizado. Llegó un momento en que nos dimos cuenta en que toda desaparición forzada tenía responsabilidad el estado”.

Bajo ese contexto, puntualizó que la desaparición forzada mantenida en la impunidad ha sido un instrumento de control de población y que ya fue denunciado ante el Tribunal Permanente de los Pueblos.

“El fundamento de FUUNDEC está en la mismas familias que pusieron todo por sus desaparecidos: el amor por sus seres queridos los llevó a enfrentar de manera muy significativa cada día”, añadió.

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