Difícil es imaginar la existencia de manantiales e inclusive de aguas termales en extensiones hoy totalmente desérticas de Viesca, Coahuila. Lo que alguna vez se conoció como Laguna de Viesca, donde desembocaba el río Aguanaval, originado en la Sierra de la Mesa del Centro en el estado de Zacatecas, hoy solo son vestigios.
Para especialistas, la situación que hoy envuelve a Viesca, es resultado del represamiento del cauce del río Aguanaval y la extracción desmedida del acuífero para la agricultura.
Nacimiento de una laguna
El poblado se fundó en 1731, en sus inicios, fue de los más ricos y prósperos por su actividad agrícola y posteriormente por la atracción de inversiones, precisamente por la abundancia del recurso hídrico.
Para mediados del siglo pasado la reducción en los niveles del agua en las lagunas, así como en el subsuelo, era un daño irreversible y catastrófico, y medios de comunicación locales ya lo advertían, como en ese entonces La Opinión, y el domingo 12 de abril de 1959 en sus páginas a media plana publicó: “Viesca Agoniza”.
Investigadores, catedráticos, ambientalistas, historiadores, cronistas, comunicadores, empresarios así como representantes de ONG’s, acudieron a la zona devastada, y plasmaron su encuentro para enriquecer los registros pero principalmente a manera de advertencia para evitar la expansión de la catástrofe en el resto de la Región Lagunera.
Eva Anaya Nevárez, catedrática de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), como parte de sus observaciones luego del recorrido realizado y la información obtenida, destaca la rapidez de la transformación de lo que era un vergel a un desierto, estimado que fue en un periodo de menos de quince años en el que los niveles del acuífero al igual que de las lagunas disminuyeron drásticamente.
La preocupación es que en la Región Lagunera puede pasar lo mismo, “es como una crónica de una muerte anunciada”.
Mal uso del agua
Recordó que el agua del subsuelo en La Laguna continúa sin una recarga suficiente para realizar las diferentes actividades, principalmente la agrícola, mientras que las recargas se hacen por la cuenca alta del río Nazas cada vez es menor.
Los factores que ocasionaron la desecación de las lagunas se debe a la construcción de la presa Cazadores del lado de Zacatecas y otras pequeñas represas por el lado de Durango por la década de los 40, y para 1958, empiezan las primeras manifestaciones de los pobladores.
Inclusive existe una carta de ese año, en donde cuidadores expresaban que no continuarían con su trabajo de vigilancia porque se estaban secando los manantiales.
Como parte de sus conclusiones la catedrática escribió:
La visita a Viesca. Resultó ser un viaje no solo en el espacio, sino en el tiempo, durante el cual pudimos ver a través de su cronista Don Manuel (Lastra), pero sobre todo a través de las fotografías del museo y los vestigios de obras, vegetación, cauces de agua, indicios de manantiales la rapidez con el que un vergel puede convertirse en un desolado y desértico paraje.
Y Viesca resultó ser un testigo que aún callado nos cuenta parte de su historia, una historia en la que apenas hace poco más de 50 años había un vergel, en el que se producían alimentos que se distribuían a través del ferrocarril, sal y metales, en el que había mucha agua y bonanza económica para sus pobladores.
También nos cuenta que en algún momento hombres y mujeres que participaban activamente en las decisiones políticas y económicas del país aquí construyeron sus vidas, o pasearon por los parajes ahora desolados.
Algunas edificaciones abandonadas son testigos arquitectónicos de épocas pasadas, y abatidos por la falta de agua a razón de la construcción de las presas, los canales, las compuertas, las pilas y los manantiales secos y las grietas en el suelo, son testigos del paso de la prosperidad a la decadencia.
Un viaje a Viesca, es un viaje para ver como una mala decisión tiene impactos en el paisaje, en la economía y en los pobladores de una región.
Es un espacio que nos invita a reflexionar, un ejemplo de lo que puede pasar en poco tiempo a nuestra región, y una oportunidad para tomar decisiones ahora. Ahora que todavía estamos a tiempo, antes de que sea demasiado tarde, antes de que el destino nos alcance, Eva Anaya Nevárez (SANO)”.
Represas generan estragos
Gerardo Jiménez González, integrante de la organización Encuentro Ciudadano Lagunero, (ECL) también se sumó al recorrido del área, y como parte de su experiencia, explicó que hasta mediados del siglo pasado Viesca se caracterizaba por estos manantiales y aguas termales que actualmente son páramos secos.
El río Aguanaval tiene alrededor de 30 presas, entre las más grandes están los Cazadores o Naranjos y hasta la construcción de la última con la represa del Arroyo del Tigre, aunque en menores dimensiones en comparación con la Lázaro Cárdenas del Río y Francisco Zarco por el lado de Durango, ocasionaron estragos como la desaparición de las lagunas en Viesca.
Las intervenciones humanas para aprovechar el recurso hídrico en la actividad agrícola principalmente, provocaron que disminuyeran los procesos de filtración hacia el acuífero.
Recordó que Viesca, al ubicarse dentro del acuífero principal, el agua fluía de manera superficial y también de manera subterránea, pero además conforme a las formaciones geológicas en la estratigrafía del subsuelo había brotes en galerías en las laderas del cerro, como los mostró el cronista de Viesca, Manuel Lastra.
El riesgo donde puede suceder la misma situación, son las zonas en donde desembocaba el río Nazas y el Aguanaval, que son las más impactadas con el represamiento.
En 1946 empezó a operar la Presa Lázaro Cárdenas “El Palmito” y se dejaron de recargar 440 millones de metros cúbicos en acuífero principal al año, y en ese momento empezó el desequilibrio ecológico para La Laguna.
“Viesca es resultado de un manejo histórico insostenible del agua, particularmente por todas las retenciones y derivaciones que se hacen en el río Aguanaval a través de las presas, así como de los bombeos intensivos en Laguna Seca y el Cuadro bajo de Matamoros y Viesca, áreas identificadas como las de mayores abatimientos del acuífero principal", agregó.
Don Manuel Lastra lo tiene claro y creo que también la gente que vive ahí, frustrada por no poder hacer nada para revertir esta situación, como ocurre con los afectados por el hidroarsenicismo crónico (entre los cuales también se encuentran ellos, aunque el cronista lo negó). Viesca es el caso de una población de afectados ambientales", compartió Jiménez González.
RCM