El municipio de Torreón cuenta con 39 sectores denominados como ejidos según el Registro Agrario Nacional (RAN), de los cuales se estima que hasta 30 de ellos han sido alcanzados por la mancha urbana debido al crecimiento de zonas habitacionales y fraccionamientos hacia terrenos que anteriormente eran rurales.
Esto de acuerdo a datos del Instituto Municipal de Planeación y Competitividad (IMPLAN) Torreón, cuya directora de Planeación Urbana Sustentable, Carla Tovar Triana, compartió que el fenómeno del modelo disperso de vivienda se debe en gran parte a la reforma agraria que en los años noventa permitió desincorporar el suelo de uso rural para uso urbano.
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“Tenemos el dato que son aproximadamente 32 ejidos de Torreón los que ya están inmersos en la dinámica urbana, en realidad ya son pocos los que tienen una actividad rural y su suelo ya es urbano”.
Entre los ejidos que ya fueron alcanzados por la urbanización están: La Unión, San Luis, La Concha, La Partida, San Agustín, Zaragoza, Paso del Águila y La Perla.
En contraste, entre los ejidos que siguen alejados de la urbanización están algunos ubicados en una zona del municipio que colinda con Lerdo y Viesca, tal como Flor de Jimulco, el ejido Jalisco o el ejido Juan Eugenio.
“Para las inmobiliarias que desarrollan vivienda social vieron a esta reforma agraria como un atractivo para comprar suelo barato y desarrollar ese déficit que venían cargando en otros sexenios en cuanto a vivienda, por lo que empiezan a desarrollarse en las periferias de las ciudades. Se convirtió en un suelo que sirvió de modelo de negocios en vivienda social”.
La especialista detalló que Torreón pasó de tener una mancha urbana de poco más de 5 mil 300 hectáreas entre 1980 y 1990, a tener en la actualidad hasta 15 mil 300 hectáreas de superficie urbanizada. Además, de tener una tasa de crecimiento poblacional anual de 1.5 por ciento, la ciudad creció con una tasa de 3.6 por ciento.
“Triplicamos en 30 años lo que corresponde al área que ocupa la ciudad. Hemos analizado el crecimiento y años atrás teníamos una ciudad consolidada antes del Periférico, sin embargo, con el actual modelo de ciudad que tenemos ya estamos conurbados con Gómez Palacio y Matamoros, pero con muchos vacíos y tierras de uso agrícola”.
Repercusiones de expansión
Mientras tanto, Carla Tovar aseguró que estudios han comprobado que este fenómeno deja secuelas y repercusiones a nivel económico, social y ambiental, lo cual parece no tener freno ya que las zonas residenciales se instalan cada vez en mayor medida, hacia las afueras de la zona urbana.
En primera instancia pega en lo social y en la economía, tanto para la población, por tener que invertir más en el tema de transporte y movilidad, como para la ciudad, al verse obligada a llevar los servicios e infraestructura a distancias más largas, aunado al mantenimiento y servicio a nuevos desarrollos.
Para el ambiente causa impacto directo ya que se pierde suelo que antes tenía una propiedad ambiental o suelo con desarrollo agrícola, lo que tiene repercusión directa en el clima de la región y en las inundaciones al tener menor terreno que filtre el agua de lluvia.
Asimismo, hay repercusión en el aumento de motorización que conlleva más contaminación ambiental, ya que, según las estadísticas del IMPLAN, del año 2015 al 2020 el número de vehículos pasó de 210 por cada mil habitantes a 286 en Torreón, con lo que se estima que para 2030 uno de cada dos habitantes realizará sus traslados en automóvil particular.
Vivienda vertical
Una de las alternativas para empezar a poner un freno a este crecimiento inmobiliario hacia las zonas ejidales es el modelo denominado vivienda vertical, un sistema habitacional que es sinónimo de modernidad sustentable con la construcción de edificios altos que puedan ser habitables, para evitar así la expansión hacia lo ancho de las ciudades.
Tovar Triana expuso que el modelo de vivienda vertical va orientado justamente a un mayor aprovechamiento del suelo, es decir, en una menor porción de tierra, mayor número de viviendas que resulta una población conglomerada en menos área.
“Este tipo de modelo de vivienda lo que busca es ofrecer cercanía de bienes y servicios como escuelas, comercios y centros de trabajo a la mayor cantidad posible de población. Es un modelo que se da en otras ciudades por la baja oferta de suelo en zonas bien ubicadas”.
En tanto, compartió que aun cuando ya se empiezan a apreciar algunas edificaciones de viviendas verticales en la ciudad de Torreón, principalmente están establecidas en la periferia.
“Lo que se está haciendo ahorita no cumple con todos los beneficios que tendría que cumplir este tipo de vivienda porque sigues teniendo a grandes distancias el centro histórico y comercial, donde están las oficinas gubernamentales, está el comercio y el ocio, lo que se tiene que impulsar es que se establezcan en la zona centro”.
Casas deshabitadas
Otro problema de vivienda que aqueja a Torreón es el relacionado con las propiedades deshabitadas, ya que el área de Planeación Urbana Sustentable del IMPLAN arroja que en la actualidad hay un estimado de 14.8 por ciento de viviendas que no están habitadas en el municipio, principalmente en el sector oriente.
“Tener un 14.8 por ciento de viviendas deshabitadas es un porcentaje alto en referencia a otras ciudades. Hay zonas en el oriente de la ciudad que hay de un 40 a 45 por ciento de casas sin habitar, esto debido al aumento de oferta en la zona que al final, no era viable por estar muy lejos de sus centros de trabajo”.
Afirmó que ya trabajan a partir de la actualización del Plan Director para aumentar la oferta de vivienda en el Centro Histórico de Torreón y los cobianes, pero ofrecer a su vez mejores y mayores servicios.
“Vimos que desde 2010 hubo un movimiento de la población que habitaba en la zona centro hacia zonas del oriente porque era donde se generaba la nueva vivienda, pero lo que ahora buscamos es volverlo atractivo para que regresen”.
cale