El anuncio de la carencia siempre estará expuesta por los recipientes que se observan en las banquetas. Y en la casa de la familia de Carlos Alberto, ubicada en la calle 20 de Noviembre, se abrió una fosa para colocar un tinaco en la entrada principal. Un contenedor industrial deja entrever por el plástico blanquecino que está lleno de agua mientras el hidroneumático se escucha fuerte en su lucha por extraer más líquido de la red municipal.
A sus 24 años Carlos Alberto Martínez ya no vive con sus padres. Hoy comparte domicilio con su pareja, a poca distancia de su familia. Todos viven en la cabecera municipal de Tlahualilo.
Al parecer los habitantes de esta región se han acostumbrado al ruido de motores y el acopio del agua que les permite pasar el día sin decir que no tienen, aunque de la red después del mediodía no salga ni una gota más.
“La verdad ignoro cómo esté la situación pero allá en la casa de mi pareja está muy bien, no hemos batallado mucho pero después de la una de la tarde ya no sale el agua. Este contenedor es de mil litros, y es para lo que necesites, para cualquier situación que se te presente. En la casa de mis papás está el tinaco enterrado y este otro contenedor para la reserva, son precavidos porque sí sale todos los días pero no a todas las horas".
“Hay terrenos que acaban de hacer para la entrada de Tlahualilo, y ahí sí sale agua todo el día porque me imagino que ahí está la línea principal del agua. Esta es la zona centro y aquí sí hay agua aunque no todo el día”.
Agua para la industria, no para la gente
En Tlahualilo se sacrifican diariamente entre 2 mil y 2 mil 500 cabezas de ganado. Fue en el año 2015 que la empresa multinacional SuKarne instaló el complejo agroindustrial Lucero con una inversión de 600 millones de dólares para obtener una capacidad de albergar 250 mil cabezas de ganado de engorda, y de éstas, poder sacrificar y procesar a 800 mil al año.
Este mundo agroindustrial se ubica en un polígono de 475 hectáreas donde se integran los procesos productivos. En cadena productiva completa también produce parte de los alimentos requeridos en tanto que para sostener al ganado, podría producir en su planta de alimentos para ganado hasta 130 toneladas por hora.
Para el éxito de esta empresa se debe garantizar un enorme suministro de agua potable y agua de riego para el campo. En contraste y debido a la vocación agrícola y ganadera del municipio, en pequeños corrales y sin disponibilidad de agua potable durante todo el día, El Diablo sacrifica sus cerdos en los límites de la cabecera municipal. De nombre Martín de la Cruz para la prensa, El Diablo vive cuesta abajo. Y en la Ampliación Las Margaritas, donde tiene su corral con una docena de cerdos, el agua no falta porque por declive dice que siempre hay en la red, aunque la comunidad ya se acostumbró a tenerla sólo por las mañanas.
Después de horas de activar las bombas para jalar el líquido, con el puro zumbido ellos saben que ya no hay más. Y las apagan. Y entonces queda un remanente de media hora para quienes no tienen hidroneumático en casa.
“Gracias a Dios aquí en Las Margaras casi no falla el agua, sí falla pero sí hay porque es bajada. Cuando sube pa’allá, pa’las colonias, si dan dos horas de agua, allá batalla pa’salir y ya cuando la cortan, pa’allá, gana pa’acá, por eso aquí hay una hora o dos más de agua que en otras colonias”.
Con su camisa de mezclilla que tiene bordado el logotipo de Lala, sin ficciones, pura coincidencia o realidad, El Diablo cuida su corral de compra y venta de marranos y sabe que el agua es necesaria para darles de tomar y para bañar a sus animales. Poco antes de que llegáramos al sitio, había matado a uno justo enfrente de las trochileras.
“Hay que darles de beber y bañarlos, lavarles, entonces como tenemos que tener almacenada el agua… pues son marranos y así y aunque tengan esos pinacatillos, así se la toman. Luego les barremos pa’bañarlos”, dijo Martín.
Tierra con agua para regar
Quizá Tlahualilo en su nombre lleva la penitencia pues se reconoce que durante la conquista del septentrión novohispano, los españoles encontraron una gran cantidad de lagunas, siendo las más importantes las de Mayrán, Viesca y Tlahualilo, de ahí que en un principio esta región fuera conocida como el “País de La Laguna”, refirió el profesor José Guadalupe Cortina.
La toponimia de este municipio lagunero se considera tiene un origen náhuatl y se compone de las palabras Tlalli (tierra fértil) y Ahualila (agua para regadío).
Pero otro de sus orígenes sería tepehuano con la palabra Tlahualilac que significa Lugar con agua para el regadío de plantas. Pero su sector poblacional oscila en los 20 mil habitantes.
Se trata de uno de los 39 municipios de Durango que colinda al norte con Jiménez, Chihuahua, y Sierra Mojada, Coahuila. Al sur con Gómez Palacio, Durango y al este con Francisco I. Madero, Coahuila. Al oeste la vecindad la comparte con Mapimí, en Durango.
La mitad de una tina para bañarse
El camino al ejido Campana se desdibuja por el vapor del pavimento y los remolinos de tierra, preámbulo ideal para la estampa del vaquero que cruza la carretera a caballo, llevando las riendas a una mano mientras con la otra se arrima su Tecate Light a los labios. Allí María Angélica Villa Reyes batalla a diario con el agua. Su casa luce una pulcritud casi militar.
No obstante los cráneos de reses colgadas en la pared recuerdan que se vive en el semidesierto, con temperaturas superiores a los 40 grados centígrados y a veces sin que el líquido llegue por la red de agua potable.
“Aquí nos la pasamos batallando. Allí está la poquita que agarro y con esa a veces lavo la ropa, los trastes; lavo y en un baño junto el agüita para echársela a la tierra pero mire, lo que sale es el zacate y las hierbas están todas churidas”.
CALE