Hilario Peña le entra al cuadrilátero en Juan Tres Dieciséis (Mondadori, 2014), con un detective pelirrojo al que apodan el Malasuerte, a quien contratan para resolver el crimen de la mujer de un pugilista, al que alude en el título de su libro y que es el principal sospechoso. Y sí, sigue Tijuana en su centro de operaciones narrativas y ahora boxísticas. Además ha trabajado en la adaptación del corrido "Contrabando y traición" de Los Tigres del Norte para la telenovela Camelia la Texana, que también acaba de salir en libro para la editorial Grijalbo. De esto y más nos platica el autor que presenta hoy Juan Tres Dieciséis en la FIL Monterrey (Arcada Cintermex; 13:30).
¿Cómo es que decidió entrarle al cuadrilátero con esta novela?
Como si fuera todo un Gurú de la Autoayuda, me interesaba reflexionar acerca de los requisitos para conseguir el reconocimiento profesional y cómo éste muchas veces no depende puramente del talento, sino de otros factores circunstanciales, como las influencias políticas, un buen padrinazgo, o, como en el caso de Juan Tres Dieciséis, de un nombre pegajoso. Estos pensamientos los ambienté en el mundo del boxeo, pero considero que lo mismo ocurre en otros ámbitos profesionales, como en la literatura, el cine o la contabilidad.
¿Cómo hacer que un género como el policiaco tenga su toque de boxeo como parte de la trama?
El tema del boxeo no hace innovador a mi libro. A lo mejor el haber ido a las raíces de la novela detectivesca, sí. Hoy en día lo clásico es innovador. En lugar de partir del caos y la improvisación, preferí jugar con las convenciones, los lugares comunes, los clichés y las estructuras del policiaco para crear algo nuevo.
Me llama la atención el protagonis no es policía, sino una persona que está en esa profesión por diversas circunstancias...
Como no podía competir contra la prosa de un maestro como Chandler, mejor invertí en la personalidad de mi detective privado, el Malasuerte, un tipo pelirrojo, de voz aguardentosa, impulsivo, no muy brillante, y que se describe a sí mismo como "feo pero de buen cuerpo". Creo que es un personaje carismático y memorable. Incluso dediqué toda una novela a contar sus orígenes (Malasuerte en Tijuana).
Además en su obra usa un lenguaje directo...
Hago uso de oraciones cortas y sencillas. Sin adverbios ni hipérbatos. Casi no hay conjunciones, ni lenguaje demasiado coloquial o naturalista. Estilizo los diálogos de acuerdo al subgénero que estoy trabajando. Hay muchos más puntos que comas. Muchos más verbos que adjetivos. Creo que todo esto hace una prosa más dinámica. Lo que quiero es expresarme por medio de la acción. Cuando hago libretos mis maestros son guionistas como Robert Towne o Billy Wilder, pero cuando se trata de literatura todo lo que sé lo aprendí de Rafael Bernal, Juan Rulfo, Fernando Jordán, Jim Thompson, Raymond Chandler, Dashiell Hammett, James Cain, Paul Cain, Charles Williams, John McPartland, Arthur Conan Doyle, Robert Louis Stevenson y Cervantes.
¿Cómo se dio el proyecto de escribir el guión de la telenovela Camelia la Texana?
El escritor Diego Ramón Bravo me invitó a escribir la historia con él. Los productores de la telenovela tenían posesión de los derechos de "Contrabando y traición", así que nos pudimos basar en este corrido sin ningún problema.
¿Qué opina de este personaje, hecho corrido de Tigres del Norte, serie de TV y desde luego el libro al lado de Diego Ramón Bravo?
Nos esmeramos en que el protagonista de nuestro libro no fuera otra vez el entorno (el narco, la injusticia social o la pobreza), sino el personaje (Camelia). En esta novela presentamos a una heroína valiente, capaz de trascender su circunstancia y salir avante en cualquier situación.
¿Qué opina de este boom de telenovelas que tratan el tema del narco: La reina del sur, El señor de los cielos, etcétera?
Vox populi, vox Dei. Si estos son los temas que el pueblo quiere ver, entonces el deber del artista es hacer arte con ellos. Shakespeare y Cervantes hicieron lo mismo.