“En el nombre del cielo, os pido posada, pues no puede andar, mi esposa amada”, si leíste cantando la frase anterior de la típica canción para pedir posada en Navidad, es probable que lo hayas hecho desde que eras muy pequeño, pero, ¿Sabes cuál es el significado de una posada navideña? Una tradición muy marcada en La Laguna.
Las posadas son fiestas que tienen como fin, preparar la Navidad, comienzan el día 16 de diciembre y terminan el día 24 del mismo mes, fiestas populares de origen mexicano, que además se han expandido más allá del país, y que nos recuerdan el peregrinaje de María y José desde su salida de Nazareth hasta Belén, donde buscan un lugar para alojarse y esperar el nacimiento del niño Jesús.
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Un simbolismo católico
Las posadas con simbolismo católico se crearon desde los primeros evangelizadores, el fraile agustino Diego Soria obtuvo del Papa Sixto V indulgencias para la realización de las nueve misas de aguinaldo en los días anteriores a la Navidad.
En el siglo XVIII, la celebración, aunque no dejó de realizarse en las iglesias, pasó a tomar más fuerza en los barrios y en las casas, y la música religiosa fue sustituida por el canto popular.
La forma de celebrar una posada navideña ha ido cambiando con el tiempo, lamentablemente las nuevas generaciones ya no acostumbran a pedir posada, por el simple hecho de que muchos adultos dejaron de practicar esta tradición, por lo que muchos jóvenes y niños, ya nos las conocen, solamente se enfocan en la fiesta, la comida y la música.
En La Laguna, una tradición muy arraigada
Específicamente en la Comarca Lagunera, era ya tradición que muchas familias en la ciudad realizaran las posaditas, nueves días previos a la Navidad, ya fuera con integrantes de la familia, vecinos, o incluso en centros laborales, y no se diga en los pueblos, donde participaban todos, especialmente los niños, que esperaban estas fiestas para pedir posada o incluso, hasta para participar en las famosas pastorelas.
Por su parte Israel Segura Castruita, laico comprometido de la comunidad de San Lorenzo, situada en el municipio de San Pedro, Coahuila, perteneciente a la parroquia de La Resurrección del Señor en Concordia, Coahuila, actualmente a cargo del párroco Alberto Torres Frausto, habló al respecto en entrevista para MILENIO.
"Llega el último mes del año y con él un sinnúmero de colores, olores, añoranzas, recuerdos, tristezas y alegrías, fiesta , diversión, reencuentros y posadas. ¿En honor de quién o por qué las posaditas? En últimas fechas, se ha tomado por 'posadas' el hecho de reunirse un grupo de personas con el único fin de darse una buena comilona, una buena borrachera y terminar todos los asistentes en un estado inconveniente, y ¿Dónde quedaron los rezos, los villancicos?, ¿Dónde está la remembranza de recrear la peregrinación de José y su esposa María pidiendo alojamiento para el niño que esperaban?".
"Aunque parezca imposible o poco atractivo para las nuevas generaciones, existen lugares donde aún se celebran las posaditas como cariñosamente se les conoce, sobre todo en el área rural, afortunadamente parroquias como La Resurrección del Señor en Concordia, Coahuila aún mantienen vigente esta hermosa tradición que con fervor y en contra de las nuevas tendencias tecnológicas e ideas 'light' y de consumismo que algunos medios de comunicación tradicionales y de redes sociales, tratan de imponer en nuestros jóvenes y niños".
En dicha parroquia, comentó que el peregrinar de San José y la Virgen María inicia el 16 de diciembre, representados por un niño y una niña o por las imágenes de José y la Virgen se reúnen en la capilla de la Comunidad, se hace el ofrecimiento de la posada y entonces se invita a la comunidad presente a participar en el recorrido encabezado por las imágenes ya mencionadas, luego va el pueblo con cirios, velitas o faroles y se entonan los tradicionales cantos y villancicos donde se relata las penas que los Santos peregrinos pasaron en aquel tiempo.
"Se escogen algunas casas para detenerse un momento, tocar a la puerta y pedir posada con los cánticos para que desde dentro con la misma tonada se les conteste que no pueden pasar, los peregrinos y el pueblo que acompaña, se retira y lo vuelven a intentar en otras casas hasta que por fin un alma caritativa los recibe y se concluye con el rezo del Santo Rosario, si la familia que hospeda las imágenes de los peregrinos lo creé conveniente ofrece y comparte de todo corazón los tradicionales tamales, atole, pozole, menudo o simplemente un café calientito y dulces para los niños, esto se repite durante los siguientes días hasta culminar la última posada en la capilla del lugar el día 24 de diciembre, donde se reza el Santo Rosario y se hace un convivio de acuerdo a las posibilidades de la comunidad, se reparten bolos, se rompe la piñata y se da un mensaje final para después retirarse a sus casa a pasar su Noche Buena y esperar el nacimiento de Jesucristo y celebrar su Navidad", explicó Segura Castruita.
A pesar del tiempo y de los cambios generacionales, esta antigua costumbre se niega a morir y subsiste como parte de la cultura y la religiosidad popular de las comunidades católicas del área rural.
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