En la Comarca Lagunera casi al concluir el siglo pasado, se hablaba de una transformación económica al lograr insertar el esquema maquilador dentro de la estructura que representaba el sistema ejidal como núcleo de producción social, rompiendo con el mismo.
“Ahí les va una de Torreón”, repetían los anuncios de la Secretaría de Economía anunciando que este municipio se ostentaba como el mayor productor exportador de mezclilla en el mundo y con ello de prendas de vestir confeccionadas con esa fibra.
El Plan de La Nueva Laguna sería desplazado por el Plan Puebla Panamá en este sector y poco se hablaba entonces de las condiciones laborales de las obreras y de las enfermedades que vivirían al trabajar dentro de una línea de producción.
Eva Padilla, defensora de los derechos laborales de las trabajadoras en las maquiladoras y del hogar, fue obrera y sabe que la mayoría de las mujeres permutan el trabajo de la maquila por el empleo en los domicilios, mismo que en la región no reporta protección laboral.
“En 1995 conocí una organización que se llama Sedepac (Servicios, Desarrollo y Paz, A.C.) y ahí me empecé a capacitar sobre los derechos laborales, yo soy ex trabajadora de la maquiladora. Entonces me interesó conocer a qué teníamos derechos porque yo trabajé en Pelsa, una maquiladora donde eran explotados todos nuestros derechos”.
En la línea de producción comprendió que el ritmo era dictado por el ingeniero supervisor, en tanto las manos femeninas colocaban una pieza en el yugo y lo pasaban a otras que lo tomaban de la banda giratoria: desde los cableados de cobre hasta la goma que une las piezas para pasar el yugo a los monitores de prueba, cada minuto era exprimido.
El sistema quebró años más tarde y Eva menciona que entre las causas se ubicó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y en particular para la maquiladora textil, la cancelación del Acuerdo Multifibras que se estableció en 1974 para regular el comercio global de productos textiles y de confecciones.
“La información que teníamos es que era un acuerdo que iba durar 10 años donde las maquiladoras iban a estar sujetas a reglas y a condiciones en las que las trabajadoras pudieran tener mejor acceso a la justicia laboral. Eso me motivó a conocer para defenderme, tenía como 25 años de edad, más o menos, y dos hijas. Soy separada y empecé como promotora”.
La promotoría le permitió impulsar talleres de capacitación sobre derechos laborales, de género y autoestima. Los sitios eran los propios domicilios de las trabajadoras.
Eva Padilla fue despedida de la maquiladora en el año 2006, cuando junto a otras mujeres comenzó a exigir mejores condiciones de trabajo.
Al iniciar el 2007 junto con dos compañeras constituyó una asociación civil, el Centro de Apoyo a Trabajadoras de la Maquila de La Laguna (Ctramac), mismo que sirvió de apoyo ante un problema laboral suscitado con la empresa Hanes Brands International, en el municipio Francisco I. Madero.
Fue en febrero de ese año cuando 200 operarios se manifestaron en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje en Torreón, denunciando incremento en las cargas de trabajos, despidos injustificados y el riesgo de pérdida de empleos para las mujeres embarazadas.
Padilla explicó que al crecer el conflicto se sumaron al menos 800 trabajadores quienes marcharon para visibilizar la situación, exigiendo el paro a las jornadas extremas de trabajo.
“Las trabajadoras estaban produciendo 144 docenas de prendas por hora, y se las subieron a 190 docenas por hora, meta excesiva que no podían hacer porque empezaron a doblárseles las manos, tenían el síndrome del túnel carpiano. Hicimos un mapa de trabajo y organización, una investigación formal y fue un gran trabajo”.
La condición del trabajo en las maquiladoras impide siquiera pensar que el día se debe partir en tres segmentos equivalentes a 8 horas de trabajo, 8 horas para la familia y la recreación y 8 más para el descanso. Menos aún si las obreras deben subir al camión de la empresa y recorrer más de una hora de trayecto hacia la planta, y otra más de regreso a casa.
“Imagina a una trabajadora que entra a las cuatro de la tarde y sale a la una y media de la mañana, ¿qué tiempo tiene para poder convivir con sus hijos? Hay mujeres que aguantan medio año y renuncian porque las condiciones son inhumanas e incluso el comedor es pésimo”.
Bajo estas condiciones no es extraño que aparezcan los trastornos del sueño y estrés, pero también várices al permanecer durante horas paradas, dolores musculares, hernias, carnosidades en los ojos y otras enfermedades laborales.
Trabajadoras en el hogar
Si en el sistema maquilador, donde se garantizan prestaciones de ley como el registro en el IMSS y el Infonavit, así como vacaciones y aguinaldo, el trabajo resulta agobiante, en el caso de las mujeres que son empleadas en los domicilios para realizar labores de limpieza, la situación se complica.
Eva Padilla apunta que en ese ámbito no tienen seguridad social ni prestaciones. Con horarios a partir de las 8 de la mañana, por lo regular salen a las cinco de la tarde.
“A veces algunas empleadoras son desconsideradas porque no les dan alimentación y ellas deben llevarse su lonche. Hemos estado trabajando con ellas y son las más vulnerables. Las trabajadoras del hogar, que no son domésticas porque no están adiestrando un animal, tienen que llegar atendiendo a los hijos, hacer la comida, lavar, planchar y a atender al marido de quien las emplea".
“No existe ley que las proteja y las empleadoras dicen que no les dan seguro porque nada las obliga. ¿Qué hace la trabajadora? Se aguanta porque tienen necesidad, muchas de ellas sólo tienen la primaria y casi todas son mamás. De las experiencias que recogemos, tenemos un caso donde el patrón inclusive acosaba sexualmente. La muchacha, siendo madre soltera, tenía miedo a perder el trabajo, pero siempre les pedimos que denuncien”.
Convenio 189
Recientemente México aceptó sujetarse al Convenio 189 (C189), propuesto por la Organización Internacional del Trabajo que establece “el trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos” que tuvo entrada en vigor el 5 de septiembre de 2013 y que pretende impulsar la justicia social para una globalización equitativa.
Esto se logró de forma paralela al estímulo que organizaciones civiles le dieron a la formalización de este empleo en México, logrando en febrero del año anterior la institucionalización del primer Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar (Sinactraho), esquema nacional que tiene presencia ya en 5 entidades, a iniciativa del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH).
“Estamos muy contentas porque hay una organización que se llama Centro de Apoyo de Empleadas del Hogar que impulsó el Convenio 189 donde se garantiza que las empleadas tuvieran seguridad y prestaciones. Y es un gran logro porque nosotras también como organización nos pusimos los guantes. Pero ahora y en la práctica vamos a ver si se aplica”, estableció Padilla.
Sobre la nueva disposición legal la realidad continúa inerme por el simple hecho de que los trabajadores no tienen el respaldo de un contrato que estipule horarios, acciones que debe realizar y prestaciones a las que podrá acceder.
Ante un accidente laboral casi nadie se hace responsable y de enfermarse acuden al Seguro Popular donde no hay medicamentos, ni equipos.
Los sueldos en la Comarca Lagunera oscilan entre los 200 y 250 pesos diarios y por ello las empleadas deben hacer comida, planchar, lavar, tender camas y hasta cuidar de los niños.
Eva recuerda a Rosy, quien trabajó por cinco años con una señora que tiene su residencia en El Fresno. Ella renunció porque le anunciaron que llegaría a casa otro hijo y con él tendría que cuidar a tres criaturas.
"Cuando renunció, la empleadora le dijo que no tenía derecho a nada. Le recordó todo lo que le había dado, lo que le había regalado y le dijo que con eso ya estaba bien pagada. Ella no quiso demandar. Es muy difícil porque creen que es tiempo perdido. Les damos acompañamiento legal, pero no quieren aunque sea conciliación; desgraciadamente la mayoría no quiere porque trabajan”.
Por lo que toca al C189 esperan se aplique en Torreón y para ello la población debe conocerlo, motivo por el cual las organizaciones que trabajan con mujeres o a favor de los derechos laborales deberán llegar a acuerdos para lograr articularlo en conjunto.
De lo contrario, las trabajadoras del hogar continuarán en estado de indefensión, o subcontratadas a través de intermediarios que manejan un esquema de outsourcing, limpiando oficinas por un pago de 700 pesos semanales.
¿Cuál es la expectativa que genera hoy el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador?, se le pregunta a la defensora. Y ella responde que es de incertidumbre para las mujeres trabajadoras pues aunque ha dicho que le quitará a los ricos para darle a los pobres está eliminando los recursos para todos los programas.
“¿Qué vamos a hacer las organizaciones ahora con eso de la conversión social, que a muchas nos están dando recursos para hacer trabajo con las mujeres?, no sabemos qué va a pasar. Nosotras metemos proyectos a inmujeres y a la indesol. También en fundaciones, como el Fondo de Canadá y la Sociedad Mexicana Pro Derechos de las Mujeres, que nos ha estado apoyando desde el origen de nuestra organización”.
El Dato.Vulnerabilidad
La mayor parte de la sociedad no considera al trabajo del hogar como una ocupación “real”, sino como parte de las actividades “normales” o “naturales” de las mujeres. Por ello, éste es un sector particularmente invisible y estigmatizado.Las condiciones que las trabajadoras del hogar enfrentan en el empleo son difíciles. Nuestras leyes permiten que trabajen jornadas hasta de doce horas sin derechos laborales ni seguridad social, sin contrato, sin garantías de pensión y sin posibilidad de ahorro, entre otras privaciones.Esta situación interactúa, además, con la diversidad de arreglos laborales (“de planta”, por días, por horas, eventuales). Ante la ausencia de normas que garanticen sus derechos, las trabajadoras del hogar se encuentran en una grave situación de vulnerabilidad.