5 lugares que no te puedes perder en India

La India en un país grande, es difícil elegir a dónde ir, por eso, aquí te recomendamos estos por su extraordinaria arquitectura, historia y misticism

Amritsar, en el norte de India
La mezquita Jama Masjid
El icónico símbolo de India. El Taj Mahal
Marisol Rueda
Ciudad de México /

Visitar India es una experiencia fascinante a todas luces. El inmenso país, conformado por un riquísimo mosaico de culturas, ofrece todo tipo de turismo: histórico, espiritual, gastronómico y extremo.

Taj Mahal

El icónico símbolo de India no sólo es uno de los mayores monumentos de todos los tiempos, simboliza una de las grandes historias de amor de Oriente: la del emperador mogol Shah Jahan y su tercera esposa, Arjuman Banu Begum.

A la muerte de la emperatriz, ocurrida en su parto número 14, en 1631 aD, Shah Jahan construyó un mausoleo en Agra, en el estado Uttar Pradesh, para honrar a su amada y cumplir la promesa que le hizo en el lecho de su muerte: levantar un monumento a la altura de su belleza.

Así, inició la construcción de un suntuoso complejo que requirió el trabajo de los mejores especialistas de la región y más de 20 mil obreros. El Taj Mahal fue edificado sobre una plataforma de seis metros de altura para que se pudiera ver desde cualquier parte de la ciudad. Al verlo, uno puede apreciar por qué es considerado la joya del arte musulmán en India: su imagen se levanta portentosa y poseedora de una gran belleza.

El mausoleo principal, cubierto por una majestuosa cúpula, está revestido en mármol blanco y acompañado de cuatro minaretes; además, está flanqueado por dos edificaciones prácticamente idénticas, la mezquita al oeste y el salón de actos en el este. Dentro del suntuoso mausoleo se aprecian versos del Corán con una elegante caligrafía y ahí yace la cámara funeraria donde están las tumbas de Arjuman y de Shah Jahan.

El gran monumento terminó de construirse en 1653 a. C; al poco tiempo, Shah Jahan enfermó y su hijo Aurangzeb lo puso en prisión en el Fuerte de Agra, a unos 2.5 km del Taj Mahal. Durante ocho años, Shah Jahan observó desde su celda su gran obra, considerada Patrimonio de la Humanidad.

Los ghats en Varanasi

Varanasi, una de las siete ciudades sagradas del hinduismo, es un lugar que encierra una gran magia espiritual. Su atractivo radica en sus 80 ghats (peldaño en hindi), las escalinatas que llevan al río Ganges. La mayoría se usa para baños purificadores, los hindúes creen que mojarse en sus aguas los expía de sus pecados, por ello, al año llegan más de un millón de peregrinos. Uno puede encontrar desde ancianos hasta bebés que son introducidos por sus padres para ser purificados y beber de sus aguas.

Por las noches, los ghats se llenan de luces y de un colorido abanico conformado por flores y ofrendas de los fieles. Es toda una experiencia caminar a lo largo de la orilla del río para observar la fiesta espiritual que se celebra aquí y sentir la devoción de los locales.

Los ghats de Manikarnika y Harishchandra son usados para la cremación de difuntos. Con esta ceremonia, los indios creen que el ciclo de reencarnación se rompe y el alma asciende directamente al cielo, librándose así de reencarnar en otro cuerpo.

Los difuntos son incinerados en una pira mientras se alza el fuego que libera al alma del cuerpo. La ceremonia es acompañada de oraciones del cortejo fúnebre y al finalizar, las cenizas son esparcidas en el Ganges, cuyas aguas figuran entre las más contaminadas del mundo. Muy cerca de los crematorios, ellos se bañan y beben del agua que los purifica.

Las cavernas de Ajanta

Asombra descubrir en este lugar frescos, esculturas y otras obras maestras invaluables creadas entre el siglo II a.C y el VI d.C. y que muestran casi 700 años de la historia budista.

Este conjunto de 30 cavernas se sitúa en el estado de Maharashtra, cinco de ellas son chaityas (templos o santuarios budistas) y el resto viharas (monasterios), algunas sirvieron como refugio de monjes y otras como centros de plegarias. Se ubican una tras otra en una media luna y guardan fascinantes obras como las referentes a representaciones de las reencarnaciones de Buda y algunos de los episodios de su vida.

En la caverna uno, por ejemplo, hay una interpretación del Bodhisattva Padmapani, un término budista que designa a alguien embarcado en el camino de Buda y una de las más emblemáticas de Ajanta.

La caverna 16, un vihara, guarda algunas de las pinturas más finas del complejo, como la de la princesa Sundari, esposa del medio hermano de Buda, Nanda.

Además de su belleza estética y su riqueza histórica, es admirable que muchas de las pinturas resguardadas aquí permanezcan casi intactas. Algunas de las cavernas no son accesibles para el público, pero basta con ver algunas para maravillarse con este gran tesoro Patrimonio de la Humanidad.

La mezquita Jama Masjid

Una de las grandes experiencias que un ser humano puede tener en India es conocer Jama Masjid, la mezquita más grande e imponente del país, situada en el corazón de la antigua Delhi, en lo alto de una colina.

Este templo, construido entre 1644 y 1658 por el emperador mogol Shan Jahan, es el principal recinto religioso de los musulmanes en Delhi y para poder entrar a él, las mujeres deben cubrirse el cuerpo (con excepción del rostro y las manos) y los hombres deben descalzarse. Tiene tres puertas de acceso y está acompañado de cuatro torres angulares y dos estupendos minaretes de 40 metros de altura.

Jama Masjid emana una fuerte energía espiritual, una sensación invaluable para alguien que visita una mezquita de esta envergadura. La vibra de este espacio construido en arenisca roja con capacidad para 25 mil personas, es tan asombrosa como su belleza arquitectónica.

La mezquita mezcla los estilos mogol e hindú, con tres espléndidas cúpulas de mármol blanco y negro, cuyo extremo está decorado en oro, y condensa una fuerte atmósfera espiritual, algo único que hay que ver en Delhi.

El Templo Dorado en Amritsar

Por las calles de Amritsar, en el norte de India, caminan numerosos sijs que van al encuentro de su templo más importante, donde se encuentra el libro sagrado de su religión: el Gurú Granth Sahib.

Al llegar a las afueras del recinto se puede ver una hermosa edificación en forma de cuadrado construida con mármol, pero para adentrarse a ella primero hay que descalzarse, lavarse los pies y taparse la cabeza. Así, uno llega ante uno de los grandes tesoros de la humanidad: el Templo Dorado, que condensa una increíble arquitectura, mezcla de los estilos hindú e islámico, y un gran misticismo que se contagia inmediatamente.

El mundo parece pequeño frente a este imponente templo que parece estar flotando en medio de un lago y cuyas aguas son conocidas por tener poderes curativos.

El Templo Dorado es una maravilla a la que todo el mundo tiene acceso gracias al pensamiento sij: sus cuatro entradas simbolizan su apertura a todas las religiones y siempre hay comida y hospedaje para los visitantes que la necesiten. El templo está revestido en oro y su fascinante cúpula, recubierta con 750 kilos de oro puro, representa una flor de loto invertida, un símbolo de la devoción de los sijs para alcanzar una vida pura.

Para completar la experiencia, hay que entrar al templo, donde sacerdotes y músicos entonan cánticos alrededor del Gurú Granth Sahib. La sensación de presenciar esta ceremonia es algo fascinante que uno no puede perderse.

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