En México sabemos que la flor de cempasúchil es uno de los elementos más importantes del culto a los muertos, tradición mexicana que se lleva a cabo los últimos días del mes de octubre y los primeros de noviembre; sin embargo, poca gente conoce que el maíz es quizá el elemento más importante.
Celebrar el Día de Muertos para todas las familias mexicanas, incluidas las comunidades indígenas del país, significa la colocación de altares a sus difuntos, con platillos típicos, bebidas y comida que a ellos les gustaba en vida.
Más allá de que muchos de los alimentos mexicanos sean elaborados a base de maíz, resulta que las celebraciones coinciden con el final del ciclo anual de la cosecha de este grano.
Según la creencia, dependiendo de qué tan bueno sea el manjar ofrecido a los difuntos, si fue de su agrado o no, será el éxito de la próxima cosecha. O bien la desgracia que caerá sobre la familia, ya sea económica o relacionada con la salud de los integrantes.
Actualmente este credo prevalece en algunas regiones del país, que, si bien puede tratarse de pequeñas comunidades o productores agrícolas, son ellos quienes surten de materia prima a grandes compañías como Gruma, que llevan la tortilla de maíz y otros productos derivados de este cereal a cientos de países alrededor del mundo.
Si bien es cierto, que las tradiciones han evolucionado con el tiempo, el Día de Muertos es una de las cuales permanece y sigue teniendo raíces milenarias, por ello, la conservación de estas es fundamental para difundir la identidad mexicana.