“Un vestido no es solo una pieza de tela bien cosida, hay toda una historia detrás de él”: Arthur Arbesser

Edición Fin de Semana

De alma ecléctica y siempre curioso por explorar nuevos campos, el diseñador de modas vienés ha trabajado para gigantes de la moda italiana, tiene su propia marca y ha curado el vestuario de los teatros de ballet y ópera en Berlín y Munich.

Arthur Arbesser, un diseñador de talla internacional | Revista M
Sarah Gore Reeves y Paola Ventimiglia
México /

Después de graduarse del Central Saint Martins College de Londres, Arthur Arbesser trabajó para Giorgio Armani durante siete años. En 2013 decidió fundar la marca que lleva su nombre y ganó la edición de Who's on Next. En 2015 también estuvo entre los finalistas del premio LVMH.

Su estilo es un relato culto y refinado de historias, personajes, artistas y estilos, sabiamente descritos a través del diálogo entre las líneas limpias y elegantes de sus creaciones, los juegos gráficos y la paleta de colores de sus estampados, esos elementos que han conformado sus creaciones inequívocas. Hoy sigue su camino profesional y personal imaginando colecciones más sostenibles, pero siempre en nombre de la creatividad.

¿Cuándo supiste que querías ser diseñador de moda?

A los ocho años dibujaba vestidos de princesa en los libros escolares, hacía juegos gráficos con mis iniciales y creaba muchos pequeños guardarropas. A través de un amigo que tocaba el piano, conocí a un chico que era diseñador de vestuario y me di cuenta de que vender ropa también podría convertirse en una profesión en el futuro.

Luego de trabajar siete años Armani, ¿cómo comenzaste a crear tu línea en febrero de 2013?

Desafortunadamente, sucedió derivado de mi insatisfacción personal. Trabajar para Armani fue inicialmente la experiencia más emocionante que me pudo haber pasado. Pero el entusiasmo murió en cuanto me di cuenta de que tenía una visión diferente a las expectativas. Cuando vi que todos mis antiguos compañeros se divertían trabajando para Marni, Versace o Prada, noté que yo, por el contrario, no estaba orgulloso ni satisfecho con mi trabajo. En Armani me faltaban colores, gráficos y estampados. Y cuando algunas personas empezaron a interesarse por mí y menos por lo que estaba haciendo en Armani, entendí que tal vez tenía algo de potencial y que antes de ir a trabajar para algún otro gran diseñador, tenía que decirle a mi yo real de lo que era capaz a través de mi marca personal.

Tus colecciones suelen referirse a estilos, artistas y arquitectos como el Memphis de Ettore Sottsass, el Op Art de la pintora Bridget Riley (primavera-verano 21) y el Pop Art del artista inglés Joe Tilson (otoño-invierno 21-22). ¿Cómo y de dónde surgen tus ideas creativas?

Mis colecciones son muchos pequeños capítulos del mismo libro. Entonces, en cada colección no solo propongo ropa, sino que cuento algo sin dar lecciones al mundo. Me gusta la idea de que otra persona también pueda descubrir un nuevo artista a través de mi colección o que esté intrigado por visitar un lugar como Transilvania, lo cual hice en la colección inspirada en mi abuela Matilda hace unos años.

Estás haciendo el vestuario para la ópera estatal de Berlín, la de Munich y el teatro Valli en Reggio Emilia. Cuéntanos tu experiencia en la creación de vestuario para ballet y ópera.

No hay nada que me guste más que este trabajo, porque es un mundo tan fuera de tiempo y tan hermoso en el que las cosas se hacen con tranquilidad, en equipo, con mucha anticipación, con una búsqueda exasperada por la perfección que no puede no gustarme. Es un mundo donde reina la disciplina, que también expresa un fuerte espíritu de equipo.

La colección primavera-verano 21 nació de esta experiencia teatral. ¿Por qué?

Estaba tan entusiasmado con este mundo que tenía muchas ganas de hacer una colección relacionada con él. Puedes apreciarlo desde cómo la fotografiamos y cómo colaboramos en hacer muchas cosas a mano, cosidas por nosotros, como sombreros y accesorios pequeños.

¿Extrañas el desfile de moda físico?, ¿los shows siguen siendo tan importantes?

Admito que soy un poco de la vieja escuela, porque creo que la pasarela es la forma más bonita de presentar la ropa. Espero que todo vuelva a ser como era antes y que la gente que viene a los desfiles entendiera que un vestido no es solo una pieza de tela bien cosida, hay todo un pensamiento y una historia detrás de él. Al igual que la colección, el show es una oportunidad para contar una historia.

¿Qué haces para crear colecciones más sostenibles?

Siendo pequeños no tenemos excusa para no responder a este llamado, en el sentido de que somos más flexibles y receptivos que algunos gigantes de la moda. Por ejemplo, quizá no nos requiere tanto esfuerzo reemplazar nuestro tejido más vendido como el poliéster. Al ser flexibles respondemos con facilidad a las propuestas de nuestros proveedores que nos ofrecen tejidos específicos. Esta flexibilidad mutua es otra oportunidad para la sostenibilidad creativa.

​bgpa

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