Por muchos años ha estado prohibido que los jugadores lleven a sus novias o esposas a una Copa del Mundial, ya que podrían ser una distracción para ellos y un desgaste físico al tener sexo durante la concentración, pero eso no le importó a Holanda en el Mundial de Alemania 1974 ya que llevaron a sus esposas y novias al torneo.
El entrenador del equipo Rinus Michels fue quien estuvo detrás de la llamada Naranja Mecánica, y el holandés fue el innovador ideólogo y la brillante mano que guío a la excelencia al ‘Fútbol Total’.
Michels permitió la convivencia mixta, tal y como se denominó entonces a la posibilidad de que pudieran convivir los jugadores durante unas horas con sus parejas.
En ese Mundial, el equipo con Johan Cruyff al frente, llegó a la final con un fútbol espectacular que marcó una época, aunque fue derrotada por el país anfitrión. Aquel equipo hizo historia por partida doble: creó un nuevo concepto de juego, basado más en el movimiento que en la posición, y legitimó el sexo deportivo.
“Debo señalar como una nota importante, altamente positiva, y que puede servir para estudiar con vistas al futuro modificaciones más amplias en el estilo de las concentraciones, que una vez, a continuación de un partido, se nos autorizó a recibir en el hotel a nuestras esposas, desde un domingo por la tarde hasta el martes siguiente. Esta medida levantó algunas críticas en contra de los eternos inmovilistas del fútbol que se aferran a los prejuicios tradicionales", aseguró en ese entonces Cruyff.
Es que por un largo período de tiempo había una teoría que aseguraba que tener sexo antes de los partidos debilitaba a los jugadores. Por eso, toda relación sexual estaba prohibida por los entrenadores y preparadores físicos de los equipos. Y por más que la ciencia se encargó de demostrar que una relación sexual normal, sin demasiados excesos, no consume muchas calorías ni agota, siempre fue visto como algo nocivo y distractor.
MGC