Las proyecciones que apuntan a que la India se convertirá el próximo año en el país más poblado del mundo, suponen grandes retos para esta nación con el mayor número de pobres del mundo, con limitados recursos y mínimas políticas de control familiar.
El último informe de Perspectivas de Población Mundial prevé que India estará poblada por mil 429 millones de habitantes para 2023 —superando a China incluso antes de lo esperado—, un dato que pone de relieve las urgencias que tiene también la mayor población pobre del mundo.
Según el censo de la India de 1941, la población del país era de poco más de 360 millones de habitantes, lo que significa que la nación ha cuadruplicado su población desde su independencia del Imperio británico, en 1947. En la India, el alto índice de natalidad está históricamente relacionado con la pobreza, la elevada mortalidad infantil y el bajo nivel de educación de la mujer.
Un crecimiento poblacional que no mejora la calidad de vida
A diferencia de China, el crecimiento de la población de la India "significa más pobreza, desempleo, problemas de saneamiento, más barrios marginales"; en síntesis: "no será algo bueno", dijo el demógrafo A.K. Sharma, autor del libro "Population and Society" (2012).
En países en vías de desarrollo, explicó Sharma, el crecimiento gradual de la población tiene efectos totalmente distintos que en países desarrollados, donde el aumento demográfico impulsa la inversión y el crecimiento. Pero en el caso de la India, "no hay ninguna ventaja del crecimiento de la población", opinó.
Además, añadió, con una mayor extensión territorial y un modelo de gobierno como el chino, la planificación de crecimiento tiene resultados muy distintos en China a los que se pueden esperar de la India, habitada por el 18 por ciento de la población mundial.
Para el investigador y profesor universitario, el país precisa de una política de control familiar dirigida especialmente a la población más pobre, que es justamente el sector de la sociedad que crece más rápidamente.
En la búsqueda del hijo varón
Profundamente tradicional y mayormente rural, India tiene elementos particulares que conducen al crecimiento de la población y el crecimiento sin control de las familias de los estratos más vulnerables. Una de ellas es la arraigada preferencia de las familias por tener hijos varones, un anhelo común de la sociedad patriarcal del país asiático que tienen como prioridad la perpetuación del legado.
Esto hace que las familias, especialmente en las zonas rurales, tengan tantos hijos como les sea posible, en búsqueda del hijo varón, declaró por su parte el sociólogo S.K. Chaudhury.
Dentro de una sociedad como India esto "es un gran problema. La cultura no cambia de la noche a la mañana. Y aquí tiene que venir la conciencia de la población", agregó. A juicio de Sharma, el país necesita un marco legal para la planificación de la población, diseñado de tal manera que no se convierta en un control rígido que termine afectando a la familia y los niños.
El primer ministro de la India, Narendra Modi, se ha referido ya en el pasado a la importancia del control de la natalidad y los problemas que el aumento de la población supone para las próximas generaciones, en términos de densidad y recursos disponibles.
Los efectos de una población como India, que afronta todavía serios problemas de sanidad, infraestructura, y desarrollo, se hicieron sentir durante la pandemia del coronavirus. Las escenas de la segunda ola de la enfermedad en el país, en mayo del año pasado, pusieron de manifiesto la fragilidad de un sistema saturado, insuficiente para atender a los miles de personas que acudían a los hospitales y los cientos de millones de enfermos que se sumaban cada día.
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