Entre tomatazos y una lluvia de huevos, electores enfurecidos señalaron a un candidato a vicepresidente, perdedor en las elecciones de Bolivia, como responsable del triunfo del Movimiento al Socialismo (MAS). Los manifestantes de la ciudad de Potosí lo culpan de haber dispersado el voto y darle el triunfo al partido de Evo Morales.
Marco Pumari, compañero de fórmula de Luis Fernando Camacho por el partido Creemos, había dicho que iba a esperar en la puerta de la Catedral de la ciudad para recibir "los insultos y agresiones" de los potosinos, luego de haber recibido amenazas por las redes sociales contra él y su familia.
"Potosí se respeta, carajo", "vendido" y "fuera", gritaron a Pumari varias decenas de manifestantes, que en el momento más tenso le lanzaron tomates, huevos y naranjas, e incluso trataron de agredirlo, según imágenes de la televisión.
"Vengo con el objetivo de que esos insultos y esas amenazas [recibidas] vengan a mi persona y no afecten a mi familia", aseguró Pumari, uno de los líderes que impulsó las protestas que derivaron en la renuncia de Evo Morales en noviembre de 2019.
"He recibido por las redes sociales (...) hasta amenazas al domicilio donde viven mis hijos, yo digo acá háganlo conmigo, pero no con mi familia", afirmó Pumari, quien fue resguardado por policías y tuvo que refugiarse en un edificio vecino a la Catedral para evitar agresiones.
Pumari mantuvo su candidatura pese a que varios sectores de Potosí, de donde es originario, le habían pedido desistir para evitar que el voto contra el MAS se dispersara.
El economista Luis Arce, delfín del expresidente Evo Morales, se impuso en primera vuelta de manera contundente ante el centrista Carlos Mesa, mientras Camacho, conocido como el Bolsonaro boliviano, y Pumari recibieron un 14,17 por ciento de los votos.
El líder potosino insistió en las denuncias de algunos sectores de derecha de un "nuevo fraude" en las elecciones del domingo, aunque esta posibilidad es remota luego de que el tribunal electoral fue depurado después de la caída de Morales.
La votación tampoco fue cuestionada por las cuatro misiones de observadores internacionales de la OEA, la Unión Europea y el Centro Carter.
DMZ