Este domingo más de 37 millones de españoles están llamados a votar en las elecciones generales para elegir presidente y a los miembros que compondrán el Congreso de los Diputados y el Senado.
Cualquier partido político deberá obtener mayoría absoluta para gobernar el país, algo que -según las encuestas- será imposible por lo que el ganador estará obligado a pactar para poder llegar a la casa presidencial de La Moncloa, aunque ni siquiera eso sería garantía para aspirar a ello, pues el perdedor podría conseguir más apoyo de otros partidos y así presidir el país.
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Unas elecciones atípicas que se darán en pleno verano, justo cuando la mayoría de los españoles se encuentran de vacaciones. Los principales candidatos son el actual presidente y secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez; el líder de la derecha y del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo; Yolanda Díaz, presidenta del nuevo partido Sumar (que agrupa a varias fuerzas progresistas) y Santiago Abascal, del ultraderechista Vox.
Todos los sondeos, salvo el del oficialista Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), apunta a que Feijóo ganará. Su problema es que no conseguirá la mayoría absoluta y estará obligado a pactar con Vox, con el que prometió no hacerlo, pero tras las autonómicas y municipales de mayo ha pactado ya en más de 140 zonas del país.
No obstante, ni siquiera la suma con Vox podría garantizarle a Feijó llegar a la presidencia porque -de acuerdo a algunas encuestas- no sumarían los 176 escaños que se requieren.
Mientras que Pedro Sánchez podría pactar con Sumar, catalanes y vascos, lo que le permitiría seguir como presidente. Es decir, podría repetir un gobierno de coalición muy parecido al de la anterior legislatura con los problemas que conlleva.
Desde el mismo momento en el que el presidente Sánchez anunció el adelanto el actoral el pasado 29 de mayo, un día después de los comicios municipales y autonómicos en los que el PSOE sufrió un extraordinario descalabro y el PP salió fortalecido, las diversas formaciones políticas comenzaron a dibujar sus diferentes estrategias políticas.
Los resultados de las elecciones del 28M mermaron el poder territorial de los socialistas y Sánchez decidió coger el toro por los cuernos y adelantar el final de la XIV Legislatura. El primer Gobierno de coalición de izquierdas de la democracia (PSOE-Podemos) tenía fecha de caducidad. Apenas dos días después, el líder del PSOE reconoció ante los diputados y senadores de su partido que tomó la decisión de adelantar las elecciones generales por su “conciencia”.
Los que ya no están
En estos últimos cuatro años, la política española ha arrasado con otros líderes como si fuera un huracán. Pablo Casado (PP) salió defenestrado hace poco más de un año por la guerra abierta con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Ciudadanos, que en 2019 se presentó con Albert Rivera, ahora ni siquiera concurrirá a estas generales tras las consecutivas debacles electorales desde entonces que su sucesora, Inés Arrimadas, no logró evitar.
Y Podemos, pese a que tras las pasadas generales entró en el gobierno de coalición, ha quedado diluido dentro de la marca Sumar bajo el liderazgo de Díaz y Pablo Iglesias, que logró ser vicepresidente, abandonó la política tras los malos resultados de la izquierda en las elecciones madrileñas de 2021.
Los tradicionales debates quedaron limitados a uno entre los dos principales aspirantes debido a que Feijóo se negó a participar en la oficialista Televisión Española (TVE). Sí lo hizo en el debate a la carta que le ofreció la privada Antena 3, afín al PP, donde el gallego maniató al presidente Sánchez can varios datos imprecisos. Los socialistas acusaron a Feijóo de mentir y conforme pasaron los días algunos medios de comunicación se encargaron de desmentir al candidato del PP. Con eso tuvo que lidiar hasta el final de la campaña.
La economía
Paradójicamente en esta campaña se ha hablado mucho de todo menos de la economía que, según el presidente y los datos lo demuestran afirma que va como “una moto”. Y es que España es la economía de la eurozona más solvente frente en estos momentos.
La fortaleza del turismo, presente en los últimos datos (en abril llegaron un 1,2 por ciento más de visitantes que en el mismo mes de 2019 y gastaron un 20 por cieto más), es una de las principales razones que sitúan al país con un crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto) destacado respecto a Alemania, Francia, Italia... o el conjunto de la eurozona.
Tras crecer un 5,5 por ciento en 2021, otro 5,5 por ciento en 2022 y un 3,8 por ciento en el primer trimestre, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) confirmó que la economía de España avanzará un 2,1 por ciento en 2023, y un 1,9 por ciento más en 2024, el doble que la media comunitaria.
Pero detrás de estas buenas estimaciones, que chocan frontalmente con el “estancamiento” o el “declive” al que se ha referido Alberto Núñez Feijóo; y es que todo se limita al turismo.
Las exportaciones de otros servicios, relacionados con consultoría, las TIC (tecnologías de la información o la comunicación) o la informática, exhiben una salud desconocida en la historia del país.
La caída de los precios de la energía, por la menor dependencia de Rusia y las medidas del Gobierno, han moderado la inflación mucho antes y mucho más que el resto de la eurozona, dando oxígeno a un consumo asfixiado.
Además, el mercado de trabajo se supera, y prácticamente cada mes se establece un nuevo récord de trabajadores afiliados a la Seguridad Social, con los trabajadores indefinidos en máximos y la temporalidad en mínimos. Y además, el Ejecutivo ha conseguido que España lidere el despliegue del Plan de Recuperación.
En cualquier caso, todo esto ha quedado al margen en una campaña que se desarrolló bajo el barro y en la que proliferaron los insultos y las descalificaciones.
“El PSOE volvió a resucitar a la desesperada la foto de Feijóo con un narco gallego. Denuncian que el PP no tiene programa y sólo habla de ‘derogar el sanchismo’, pero no hay autocrítica de ninguna clase en quienes han ostentado el poder durante cinco años, han cometido graves errores y ahora prometen ‘hacerlo mejor’. Critican que el PP va a depender de Vox, pero no renuncian a depender ellos de Bildu y de los independentistas catalanes cuyo precio es conocido y creciente. Entre otros, un referéndum en Cataluña”, según el analista Francisco Muro de Iscar.
Mientras que Carlos Hernández escribió en Eldiario: “Obviamente que en esta legislatura se han cometido errores y que falta mucho por hacer, pero un análisis riguroso de los hechos permite concluir que el ejecutivo de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz lo ha hecho bastante bien. Sí, bastante bien en general y muy bien si tenemos en cuenta que su mandato ha estado marcado por una terrible y duradera pandemia y por una guerra en Europa que ha hecho temblar las economías de todas las naciones del planeta”.
El 23 de julio es la fecha marcada en el calendario. Ese día se celebrarán elecciones generales en España y la ciudadanía elegirá a los miembros que compondrán el Congreso de los Diputados y el Senado. Cualquier partido político deberá obtener mayoría absoluta para gobernar el país
Claves
¿Cuántos escaños se necesita para la mayoría absoluta?
La mayoría absoluta en el Congreso de España supone conseguir más de la mitad de los escaños más uno. Si tenemos en cuenta que la Cámara Baja está compuesta por 350 diputados, la mitad se sitúa en 175 y, por lo tanto, la mayoría absoluta será de 176.
¿Qué hacer si no se alcanza mayoría absoluta?
Una vez escrutados todos los votos, si ningún partido alcanza la mayoría absoluta, llega el turno de los pactos. Si varios partidos consiguen sumar un mínimo de 176 diputados, se podrá conformar un Gobierno de coalición, como el resultante tras las elecciones generales de 2019.
No obstante, se puede dar el caso de que el candidato que se proponga al rey no obtenga los votos de la mayoría absoluta. Dos días más tarde se volverá a votar y, entonces, solo hará falta una mayoría simple.
Pero, si después de esta última votación los partidos no llegaran a un acuerdo, se les da un plazo de dos meses para hacerlo. Pasado ese tiempo, si los pactos no culminaran con éxito, se disolverían las Cortes y se convocarían nuevas elecciones.
Los candidatos
Pedro Sánchez Pérez-Castejón (Madrid, 1972), es el séptimo presidente del Gobierno de la democracia, un líder impredecible y acostumbrado a nadar a contracorriente.
Sorprendió el 29 de mayo cuando decidió convocar elecciones anticipadas tras los malos resultados del PSOE en las autonómicas y municipales, tomando a la oposición por sorpresa. Serán las primeras elecciones generales que se celebran en julio.
Fue el primero en fracasar en una investidura y el primero en convertirse en presidente del Gobierno tras prosperar por primera vez en democracia una moción de censura, la que presentó contra Mariano Rajoy en 2018.
Sánchez también fue el primer secretario general del PSOE que abandonó su cargo y volver a él, tras unas primarias en 2017 en las que se impuso a la candidata oficialista del partido, Susana Díaz.
Si algo ha demostrado hasta la fecha es que no hay que darle por muerto pese a que las encuestas pronostican en su contra y a favor del PP y Vox, que en la última legislatura han clamado contra el “sanchismo” para denunciar que el socialista es “capaz de cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder”.
Más allá de lidiar con la oposición, Sánchez ha tenido que hacer frente a la legislatura más difícil, marcada por la pandemia del coronavirus, las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania, el volcán de La Palma o la tormenta de nieve Filomena. “Salvo una invasión zombie, este Gobierno ha tenido que enfrentarse a situaciones inéditas”, llegó a bromear en una ocasión.
Alberto Núñez Feijóo (La Peroja, Orense, Galicia, 1961) llegó a presidir el PP en la primavera de 2022 sin proponérselo y como única opción de consenso para superar la profunda crisis en su partido tras la guerra Casado-Ayuso, que costó la cabeza al que hasta entonces había sido su presidente.
Él mismo ha reconocido que nunca quiso presidir el Partido Popular y por ello declinó presentarse a las primarias de 2018 para suceder a Mariano Rajoy, pero acabó asumiendo el liderazgo el año pasado por “responsabilidad”.
Sus cuatro legislaturas como presidente gallego con mayoría absoluta y su perfil dialogante fueron aclamados por todos los dirigentes de su partido.
Pero Feijóo ya ha experimentado en sus carnes que la política nacional poco tiene que ver con la gallega. Allí no tenía rivales directos a los que combatir y ahora, al frente del PP nacional, se encuentra con un Vox que le resulta incómodo y que compite directamente por parte de su electorado.
Feijóo insiste en que quiere gobernar en solitario, pero ya ha dicho que si es imprescindible Vox para su gobierno le dejará entrar en el gobierno. Ha tenido que lidiar con los pactos de su formación con el partido de Santiago Abascal en varios territorios y la postura de ese partido en cuanto a la violencia de género, que no reconoce, o el colectivo LGTBI, lo que ha llevado al PP a la contradicción de pactar con Vox sin defender esos postulados.
Santiago Abascal (Bilbao, País Vasco, 1976) pasó de hacer discursos con un megáfono subido a un banco en 2015 a capitalizar el voto de una derecha descontenta con el PP y muy crítica con el nacionalismo catalán y vasco y los avances feministas y del colectivo LGTBI. En los últimos años también se ha dedicado a combatir la inmigración ilegal con discursos muy duros, enfocados en buena parte contra los menores extranjeros no acompañados.
Abascal dice que hay violencia contra las mujeres, pero que el género no existe porque es “un concepto ideológico”.
En menos de cinco años, Abascal ha llevado a Vox a ser la tercera fuerza en el Congreso (52 diputados en la última legislatura), a formar parte de gobiernos autonómicos (Castilla y León, la Comunidad Valenciana y Extremadura) y tener la presidencia de varios parlamentos regionales (Comunidad Valenciana, Baleares y Aragón).
Pero, aunque Vox es un partido relativamente nuevo, Abascal no lo es, ya que se formó en las filas del PP, partido al que se afilió con tan solo 18 años. En su juventud, fue amenazado por parte del entorno de la desaparecida banda terrorista vasca ETA en el País Vasco. Su primer cargo público llegó a los 23 años como concejal del PP en el Ayuntamiento de Llodio (Álava).
Ha sido presidente de Nuevas Generaciones del PP del País Vasco, ocupando después otros cargos dentro de este partido y siendo diputado autonómico. Su fuerte confrontación al nacionalismo vasco le llevó a fundar la Fundación DENAES (Defensa de la Nación Española).
Amigo personal de la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre, él mismo ha reconocido que cobró de una institución creada por ella como director de la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio Social, que le hizo ver lo “innecesario” de algunas instituciones. Se dio de baja de militancia en 2013 por diferencias “irreconciliables” con la formación.
Su ejemplo a seguir es Donald Trump.
Yolanda Díaz Pérez (Fene, La Coruña, Galicia, 1971) nunca tuvo intención de presentarse a unas elecciones generales hasta que Pablo Iglesias la presentó por sorpresa como su sucesora para liderar una candidatura a la izquierda del PSOE.
De ella destacó que tenía “puño de hierro y guante de seda” a la hora de negociar. No sabía Iglesias, eso sí, que ese “dedo” para su sucesión se volvería en su contra y que la relación entre ambos acabaría tan tensa.
Y es que Díaz ha dejado muy claro que está “harta” de la tutela de los hombres y por ello marcó un perfil propio y alejado del Podemos de Ione Belarra e Irene Montero, con quienes ha marcado grandes distancias en contraste con su cercanía a Compromís, Más Madrid o los “comunes” catalanes.
Tras un largo proceso de escucha, Díaz dio el salto en abril anunciando su candidatura y, tras meses de negociaciones y casi en tiempo de descuento, acabó acordando ir con Podemos a las generales. Le negó el ingreso al partido a Irene Montero, pareja de Pablo Iglesias y ministra de Igualdad.
Díaz es militante del Partido Comunista, estuvo afiliada también a Izquierda Unida y formó parte de colectivos ciudadanos antes de concurrir al Congreso con Unidas Podemos.
Abogada laborista de profesión, Díaz ha sido ministra de Trabajo esta legislatura y sucesora de Pablo Iglesias como vicepresidenta segunda. Bajo su gestión ha logrado importantes acuerdos, siendo el más destacado la reforma laboral, acordada con sindicatos y patronal y de la que presume todo el gobierno, también Sánchez y los ministros socialistas, y que incluso el PP ha acabado reconociendo como “buena”.
El resto de candidatos son:
- Esquerra Republicana de Cataluña: Gabriel Rufián
- Juntos por Cataluña: Míriam Noguera
- Partido Demócrata Europeo Catalán: Roger Montañola (Barcelona)
- Partido Nacionalista Vasco: Aitor Esteban (Vizcaya), Maribel Vaquero (Guipúzcoa) y Mikel Legarda (Álava)
- EH Bildu: Mertxe Aizpurua (Guipúzcoa), Oskar Matute (Vizcaya) e Iñaki Ruiz de Pinedo (Álava)
- Bloque Nacionalista Gallego: Néstor Rego
- Candidatura de Uunidad Popular: Albert Botran (Barcelona) y Mireia Vehí (Girona)
- Coalición Canaria: Cristina Valido
- Nueva Canarias: Luis Campos
- Coalición Existe: Diego Loras (Teruel), Fernando Lozano (Huesca) y Francisco Javier Juárez (Zaragoza)
- Soria ¡YA!: José Ángel Ceña (Soria).
VMS