“¡Llegó el picadillo!”, es una de las alertas recurrentes que van de boca en boca en cada barriada de La Habana, cuando la empresa mexicana Richmeat hace llegar su carne molida, en medio de una escases de alimentos que estremece a los cubanos.
Richmeat se convirtió en pionera al ponerse en marcha al oeste de la capital cubana la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, concebida desde 2013 para captar inversión extranjera, pero entonces ni los más avezados adivinadores podían predecir el impacto de esa fábrica en la vida nacional.
Tras dos años de pandemia de covid-19 y reforzado el bloqueo de Estados Unidos mediante más de 200 sanciones económicas adicionales, Cuba vive la peor crisis de los últimos 20 años, con apagones diarios, desabastecimiento de alimentos y medicinas e inflación en alza.
“Este picadillo, que está muy bueno y a buen precio, la carne de pollo y los pocos huevos que nos dan cada mes son la base de la alimentación de los cubanos ahora que nos falta de todo y cocinar y alimentarse se ha convertido en una desgracia”, dice a MILENIO Gabriela Menéndez.
Ella es una de los consumidores que hacen cola en la barriada habanera de Kohly para adquirir el picadillo mixto condimentado que comercializa casi en cuatro ocasiones por mes Richmeat de Cuba S.A , a 30 pesos cubanos los envases de 400 gramos.
“Imagínese que una libra de carne de puerco (cerdo), que era lo que más comíamos nosotros antes de esta desgracia, cuesta hoy 400 pesos y 20 huevos en el mercado negro más de mil 700 pesos, y hay que comprarlos porque este mes lo único que nos han dado por la libreta (de racionamiento) son cinco huevitos por persona”, precisa Menéndez.
Desde 1962, en Cuba rige la Libreta de Abastecimiento, por la cual el Estado distribuye mensualmente algunos alimentos a precios subvencionados en pesos. Richmeat comenzó a vender sus producciones en la red de tiendas estatales que comercializan en dólares, hasta que la presión popular fue tanta, que ahora lo hace en moneda nacional y de manera racionada por la Libreta.
Cuba, un país distinto
La inflación es un problema contemporáneo. Primero por la inmovilización mundial que impuso la covid-19 y ahora por la guerra en Ucrania, que ha complejizado la transportación marítima y la venta de materias primas y alimentos. Cada país se defiende como puede de ese flagelo planetario, pero también en eso, Cuba es distinta.
A pesar de los cambios que introduce el gobierno en los sectores productivo y de servicio, ampliando los negocios privados y las cooperativas, las ofertas no cubren la demanda nacional.
“¿Para qué hay mataderos (de reses) y plantas de leche, si no se atienden las demandas de los productores, porque sin nosotros lo otro no es necesario”, le dijo al presidente Miguel Díaz-Canel un campesino en la más reciente reunión de balance de las reformas.
Para medir la inflación en la isla hay que hacerlo con dos varas; una a partir de los precios del mercado oficial, donde por cada dólar estadunidense se pagan 120 pesos, y otra en el predominante mercado negro, en el que se desembolsan 180 y hasta 200 pesos por dólar.
“La inflación en Cuba es la segunda más alta del mundo detrás de la de Zimbabwe”, considera Steve Hanke, académico de la universidad Johns Hopkins, de Estados Unidos.
Una libra de tomates de ensalada cuesta en la isla 250 pesos. El ingreso base de un jubilado ronda los mil 500 pesos y “al cierre de 2021 el salario medio mensual más alto (en el predominante sector estatal) llegaba a siete mil 698 pesos”, según la oficial Oficina Nacional de Estadísticas e Información.
En el minoritario sector privado y en las cooperativas, el ingreso se multiplica por dos o tres veces en relación con el estatal.
México y Argentina
En este contexto, Cuba busca la participación extranjera incluso en el comercio interno, sector que ha estado 60 años bajo control estatal, y empresarios de México y Argentina figuran entre los que han respondido en áreas diversas.
En el verano de 2021, la entidad cubana Cimab S.A. y la mexicana Neuronic S. A. de C.V. anunciaron la creación de la empresa mixta IncuBIO S.A. para desarrollar y comercializar productos biotecnológicos en la Zona Especial de Desarrollo Mariel.
En tanto, el martes pasado Jorge Neme, secretario de Planificación del Desarrollo y la Competitividad Federal de Argentina, le comentó al presidente Díaz-Canel que en diciembre comenzará la siembra de frijoles, maíz y soya en tierras cubanas hasta ahora ociosas.
El objetivo es incidir en la agricultura de la isla con producciones que los cubanos no son capaces de generar sin financiamiento y tecnología foránea.
LG