Otras nueve personas vinculadas a la milicia de extrema derecha Oath Keepers (Defensores del Juramento) fueron señaladas de seis cargos, por haber conspirado para intentar detener la certificación electoral con el asalto al Congreso el 6 de enero.
“El caso contra los afiliados a Oath Keepers es el más grande de conspiración iniciado hasta la fecha por el Departamento de Justicia de Estados Unidos”.
Las autoridades dicen que los acusados se prepararon durante semanas antes de la invasión, asistieron a sesiones de adiestramiento y reclutaron a otras personas.
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Portaron chalecos antibalas y cascos, avanzaron en forma organizada hacia el Capitolio e intercambiaron comunicaciones durante el asalto, indicaron los fiscales. Varios acusados hicieron una formación al estilo de soldados de infantería, ascendiendo las escalinatas del Capitolio con una mano sobre el hombro de la persona frente a ellos, según las autoridades.
Los nuevos arrestos incluyen a una pareja de Ohio, Sandra y Bennie Parker. Las otras personas acusadas son Graydon Young, de Englewood, Florida; su hermana Laura Steele, de Thomasville, Carolina del Norte; Kelly Meggs y su esposa Connie, de Dunnellon, Florida.
Todos ellos pertenecen a Oath Keepers (OK) que junto a Proud Boys, QAnon y The Three Percent, se destacan entre las organizaciones que más apoyaron al expresidente Donald Trump durante su mandato, pero sobre todo a partir del 3 de noviembre pasado cuando comenzó a difundir la idea de una “elección robada”, por lo cual los llamó a “luchar como en el infierno” para “recuperar su país”.
El asalto al inmueble dejó un saldo de seis personas muertas —entre ellos dos policías que se suicidaron las semanas siguientes a los acontecimientos—, y 140 elementos de seguridad heridos, además de daños millonarios por los destrozos en el Capitolio.
Kelly Meggs, a quien las autoridades describen como el líder de Oath Keepers en Florida, escribió en diciembre en un mensaje de Facebook.
“¡Trump dijo que va a estar salvaje! ¡Va a estar salvaje! Él quiere que nos pongamos revoltosos, es lo que está diciendo. ¡Él nos convocó a todos al Capitolio y quiere que hagamos una revuelta!”, según documentos judiciales.
Posteriormente ese mes, las autoridades dicen que Young se comunicó con una compañía que adiestra en combate y el uso de armas de fuego para preguntar por una clase sobre fusiles para cuatro personas, según la acusación formal.
Bennie Parker estuvo en comunicación con una integrante de Oath Keepers que fue arrestada el mes pasado, Jessica Watkins, antes del viaje a Washington, para analizar aspectos como los uniformes y el equipo que traerían el 6 de enero, indicaron las autoridades, y señalaron que Sandra Parker ingresó al Capitolio mientras su esposo se mantenía en contacto desde el exterior.
Aunque en el dictamen aparecen seis cargos, el más grave, y por el que pueden alcanzar penas de hasta 20 años de prisión, es el de “conspirar para ingresar por la fuerza al Capitolio y detener, retrasar y obstaculizar” el trabajo del Colegio Electoral en el Congreso de los Estados Unidos que, el 6 de enero pasado, certificaba la elección presidencial que dio como ganador al demócrata Joe Biden. Los otros cargos son por destrucción de un edificio federal, ingreso a un edificio restringido, obstrucción de un procedimiento oficial y alteración de documentos o procedimientos.
Pese a que las decenas de pruebas, como mensajes de sus seguidores donde aseguran que él los invitó el 6 de enero a Washington, el pasado 13 de febrero el senado absolvió al ex presidente Trump del cargo de “incitar a la insurrección”, al no alcanzar la votación las dos terceras partes requeridas para condenarlo y despojarlo así de sus derechos políticos.
El número de acusados por la investigación del el asalto al Congreso —que el fiscal federal a cargo, Michael Sherwin, definió a finales de enero como de “alcance y escala sin precedentes”— llegó a los 400, de los cuáles habían sido detenidos 235 hasta ayer por la tarde.
Estos nueve presuntos criminales adquieren relevancia pues, como líderes de OK, reclutaron, entrenaron y coordinaron a otros soldados para ejecutar la insurrección. El New York Times reveló en días pasados que elementos de Oath Keepers son parte de la guardia permanente del consejero presidencial de Donald Trump, Roger Stone, y fueron vistos con él en Washington la noche previa a los disturbios.
Al menos seis de esos guardaespaldas, participaron en la revuelta, según fotos y reconocimiento facial realizado por el citado rotativo, por lo que el Departamento de Estado ya comenzó a investigar a Stone, así como también a Alex Jones, otro aliado de Trump relacionado con OK y experto en esparcir teorías de la conspiración.
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A decir de la fiscalía, los Oath Keepers son “una organización de individuos asociados con milicias” que creen que el gobierno federal ha sido cooptado por una camarilla de elites que intentan despojar a los ciudadanos estadounidenses de sus derechos. Aunque pueden aceptar a cualquiera entre sus filas, los OK “se centran en reclutar personal militar y policial que entienden de tácticas paramilitares” puntualiza la acusación.
Como en la mayoría de los dictámenes levantados en este caso, agentes del FBI han explorado los propios sitios web, redes sociales y aplicaciones de mensajería de los mismos acusados, para armar los expedientes. Una de esas aplicaciones es Zello que funciona como un walkie-talkie a través de diversos canales. El de los insurrectos se llamaba Stop the Steal J6, donde dieron seguimiento al plan y se comunicaron durante la operación del 6 de enero, según la acusación.
Los investigadores recuperaron comunicaciones, como una del 4 de enero donde Caldweel envió un mensaje alentando a “los patriotas a estar en DC” para mantenerse firmes en apoyar “el intento del presidente Trump de derrotar a los enemigos extranjeros y nacionales que buscan un golpe de Estado, a través del fraude electoral masivo y los ataques a nuestra República”.
En otro mensaje de Facebook, el mismo Caldewell dijo que había aceptado defender de manera pacífica la Constitución “contra los enemigos nacionales y extranjeros”, pero luego acusó que esto “se ha transformado en pura maldad, incluso manipulando descaradamente una elección y pagando a la casta política. Así que debemos golpearlos ahora y derribarlos”, alentaba.
El 9 de noviembre del 2020 Jessica Watkins anunció en sus redes que la habían nombrado “Comandante en jefe de la Milicia Regular del Estado de Ohio" e invitaba a los interesados en mantener a Trump en el poder a un entrenamiento: “Es un básico de estilo militar aquí en Ohio, con un sargento de Instrucción de la Marina a cargo. Una hora al norte de Columbus Ohio”.
Cuando le preguntaron a Watkins cuáles eran sus predicciones sobre el proceso electoral aceptó estar confundida: “No subestimo la resolución del Estado Profundo (otra teoría conspirativa) pues Biden aún puede ser nuestro presidente. Si lo es, nuestra forma de vida tal como la conocemos ha terminado. Nuestra República también. Entonces es nuestro deber como estadunidenses de luchar, matar y morir por nuestros derechos”.
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