El juez federal estadunidense de distrito Robert Lasnik afirmó que el próximo lunes decidirá si bloquea de manera permanente la distribución en internet de planos para fabricar armas de fuego en impresoras en tercera dimensión (3D), luego que el 31 de julio pasado emitió una restricción temporal.
"Es un poco frustrante estar sentado en esta silla como un juez de la Corte de Distrito de los Estados Unidos y ver que este es un problema que debe ser resuelto por las ramas políticas del gobierno", dijo Lasnik, quien consideró que el Legislativo y el Ejecutivo deberían resolver esta cuestión.
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Luego de una larga batalla judicial, el gobierno federal autorizó a finales de junio pasado al grupo Defense Distributed, encabezado por Cody Wilson, a poner en línea los planos digitales que permiten la fabricación casera de armas con una impresora 3D.
Diecinueve estados junto con el distrito de Columbia interpusieron una demanda contra la administración Trump, alegando que la decisión del gobierno federal de permitir que Defense Distributed publique los planos proporcionaría un amplio acceso no regulado a armas peligrosas.
Este martes, los abogados de los estados le pidieron al juez Lasnik que extendiera la orden, mientras que el gobierno federal y un abogado de la compañía argumentaron que debería levantar la restricción.
El fiscal general adjunto del estado de Washington, Jeff Rupert, argumentó que la decisión del gobierno de permitir que Defense Distributed, con sede en Texas, publique los planos de armas 3D amenaza la seguridad pública y debería revertirse.
Sin embargo, un abogado del Departamento de Justicia expresó su desacuerdo y aseveró que ya es ilegal poseer armas de plástico y que el gobierno está totalmente comprometido con la aplicación de esa ley.
La publicación de los planos en internet permiten la fabricación casera de armas con una impresora 3D.
Aunque las armas fabricadas de esta forma son de plástico, funcionan como un arma muy real, además de que, debido a que no son elaboradas por un fabricante autorizado, carecen de un número de serie y no suenan al pasar por un detector de metales, lo que impide rastrearlas.
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