Tristen Sweeten, una enfermera de 34 años de Utah, espera que sus tres hijos reciban la vacuna contra covid-19 de Moderna durante un ensayo clínico pediátrico. Cuanto antes, mejor, dijo, para su seguridad y el objetivo principal de poner fin a la pandemia de coronavirus.
Angie Ankoma, de 45 años y madre de cuatro hijos que trabaja en filantropía en Rhode Island, cree que los ensayos deben incluir poblaciones diversas y participó en uno para una vacuna anticovid. Ofrecer a sus hijos como voluntarios para el ensayo de Moderna fue una decisión muy difícil.
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Sweeten y Ankoma se encuentran entre los miles de padres estadunidenses que se ofrecieron como voluntarios para que sus hijos participaran en nuevos estudios, realizados por Pfizer/BioNTech o Moderna, las primeras empresas que avanzan hacia el desarrollo de una vacuna segura para los 48 millones de menores de 12 años.
Los funcionarios de salud dicen que las vacunas son cruciales para poner fin a la pandemia. Pero a muchos les preocupa que el escepticismo hacia ellas, en algunos adultos, sea aún más pronunciada cuando se trata de sus hijos.
Los padres pueden cuestionar los riesgos frente a los beneficios, dadas las incógnitas sobre el impacto a largo plazo de las vacunas en el desarrollo de los niños y los datos sobre los pocos infantes que han sido afectados por el covid-19.
Para aliviar esas preocupaciones, algunos científicos dicen que la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, en inglés) debería ralentizar el proceso de revisión de las dosis anticovid pediátricas.
La portavoz de Pfizer, Jerica Pitts, dijo que era prematuro especular sobre una vía de aprobación para los niños, pero la compañía planea trabajar con instituciones de salud pública para promover la importancia de las vacunas.
La investigadora de Moderna, Jacqueline Miller, dijo que la compañía ha hablado con la FDA sobre la mejor manera de aprobar la vacuna para su uso en niños. Previó que la compañía ponga la vacuna a disposición de los niños, a través de la autorización de uso de emergencia que la llevó a los adultos estadunidenses en un tiempo récord, en parte para poder hacer que los niños regresen a la escuela "y las cosas que todos anhelan estar haciendo".
El esposo de Sweeten, Scott, es un investigador clínico cuya compañía ha trabajado en los ensayos de vacunas para adultos de Johnson & Johnson y AstraZeneca, por lo que la pareja, cuyos hijos tienen 5, 8 y 10 años, aseguran sentirse cómodos con la forma en que fueron desarrolladas.
“Sentimos que están muy seguros”, subrayó Tristen.
Ankoma consultó a su pediatra, dadas sus persistentes dudas sobre los efectos desconocidos a largo plazo. Finalmente, decidió que valía la pena correr el riesgo de vacunar a sus cuatro hijos, de entre 7 y 16 años.
“Fue más fácil para mí decidir por mí misma que para los niños, porque (...) era mi propio cuerpo”, explicó.
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El momento 'Ricitos de oro' para la aplicación de la vacuna anticovid
Los investigadores, que lideran los estudios clínicos de Moderna y Pfizer en bebés de tan solo 6 meses, confían en que las vacunas serán tan seguras y efectivas para los niños como lo han sido para los adultos.
Se descubrió que la vacuna de Pfizer, que ya está disponible para personas de 16 años o más en la mayoría de Estados Unidos, funciona bien en niños de 12 a 15 años y podría recibir la autorización regulatoria para ese grupo de edad el próximo mes.
Moderna y Pfizer han dicho que las vacunas podrían estar ampliamente disponibles incluso para niños más pequeños a principios de 2022.
Hasta ahora, los niños menores de 12 años han tenido un riesgo relativamente bajo de contraer el coronavirus.
Una encuesta de Reuters e Ipsos, del 12 al 16 de abril, encontró que el 55 por ciento de los estadounidenses dijeron estar interesados en vacunar a sus hijos.
Aún así, unos 284 niños han muerto por covid-19 desde mayo de 2020, aproximadamente el 0.06 por ciento de todas las muertes por la enfermedad, según datos de la Academia Estadunidense de Pediatría de 43 estados. Hubo 14 mil 500 hospitalizaciones entre niños en 24 estados durante ese lapso, aproximadamente el dos por ciento del total.
El doctor Sean O'Leary, profesor de pediatría de la Universidad de Colorado, dijo que la vacunación ayudará a los niños a evitar hospitalizaciones, una reacción inflamatoria poco común o síntomas duraderos, conocidas como covid largo.
“Ciertamente no es correcto decir que es benigno en los niños. Cualquiera que haya trabajado en un hospital infantil puede decirle cuántos niños enfermos hemos cuidado ”, dijo.
Los infantes ya reciben vacunas para enfermedades que tienen niveles similares o menores de mortalidad como hepatitis A, varicela, rubéola y rotavirus.
Los funcionarios de salud advierten que, si no se vacunan, los menores podrían ser un reservorio de infección, permitiendo que las variantes del virus que pueden evadir las vacunas circulen y crezcan.
El hecho de que estas vacunas se hayan utilizado ampliamente en adultos antes de estar disponibles para los niños debería tranquilizar a los padres, dijo Emmanuel Walter, director del ensayo de vacunas pediátricas de Pfizer en la Universidad de Duke.
Algunas otras vacunas solo se han administrado a los niños, como la vacuna contra la varicela.
Más de 63 millones de estadunidenses han recibido la vacuna Pfizer y alrededor de 55 millones la vacuna Moderna.
Los ensayos para niños pequeños son más complicados que para adolescentes porque comienzan probando dosis muy pequeñas y aumentan gradualmente la dosis mientras se monitorean los efectos secundarios.
"Lo que estamos tratando de encontrar es ese momento 'Ricitos de Oro' en el que tenemos la vacuna suficiente para generar una respuesta inmune realmente buena, pero no tenemos tanta para causar mucha fiebre, dolor en el brazo y angustia en bebés o niños más pequeños”, dijo Buddy Creech, profesor de la Universidad de Vanderbilt que trabaja en el ensayo pediátrico de Moderna.
Algunos científicos dijeron que esperar la aprobación estándar, en lugar de buscar una de emergencia, agregaría meses al cronograma, pero permitiría recopilar más datos de seguridad que podrían ayudar a impulsar la confianza pública.
Sin embargo, la FDA se negó a comentar al respecto.
El doctor Cody Meissner, director de Enfermedades Infecciosas Pediátricas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts, dijo que todo se reduce a una pregunta: "¿La baja carga de enfermedad en los niños justifica una evaluación más prolongada de la seguridad?"
AESC