Un estudio antropológico y arqueogenético descubrió una fosa común jamás antes excavada en Europa, la cual podría ser la tumba más grande del continente.
El hallazgo fue realizado por expertos de la empresa de excavaciones In Terra Veritas de Bamberg. No se esperaba el descubrimiento especial cuando visitaron una zona de la calle Großweidenmühlstrasse en Núremberg, donde se planea construir una residencia de ancianos.
Según fuentes históricas, hay indicios aislados que en la zona podrían quedar restos de una fortificación fronteriza de la Guerra de los Treinta Años, además, sospechan que aún podrían quedar bajo el suelo restos de una antigua casa de niños que existió en el siglo XIX.
Sin embrago, los expertos se equivocaron, ya que, no solo detectaron restos de la fortaleza de la casa, sino también una enorme fosa común con cadáveres de peste del siglo XVII. En el lugar se encontraron 650 esqueletos y se espera que aún haya más.
"El hallazgo nos sorprendió a todos", afirma Melanie Langbein, de la Protección de Monumentos de Núremberg. Los archivos de la ciudad aún no conocen ningún documento que mencione la fosa común detrás de la antigua muralla de la ciudad.
Pero una referencia a que hubiera tantos muertos, es que cerca de la fosa común se encontraba un hospital cerca. Se cree que no solo los muertos de la clínica fueron enterrados en la zona, sino que también los cadáveres que fueron encontrados en la ciudad, pues, durante la ola de peste, trabajadores arrastraban carros por la ciudad recogiendo a las personas muertas en sus casas o en las calles.
En la sepultura, los muertos no fueron enterrados boca arriba con las manos como se hace habitualmente en los ritos religiosos, sino que se debía aprovechar mejor el espacio y los cadáveres que se consideraban contagiosos debían desaparecer lo más rápido posible.
A veces los niños se veían apretujados en los espacios entre los adultos. En una zona, los expertos descubrieron siete capas de cadáveres una encima de otra. Algunos de los cuerpos estaban sólo envueltos en una tela, otros estaban vestidos. Por eso los arqueólogos también encontraron una serie de botones, ganchos, ojales y hebillas que procedían de jubones y pantalones.
Con ese hallazgo —huesos y dientes—, los arqueólogos podrán responder muchas dudas sobre el estado general de las personas, "la fosa común es una gran oportunidad para la investigación”, afirma el arqueólogo Decker, “puede ayudarnos a comprender aún mejor la vida y el sufrimiento de la gente en el siglo XVII".
LG