Las 08:00 horas del 7 de julio. Para muchos, el inicio de una jornada laboral cruzando la ciudad para llegar a tiempo del tráfico, con o sin desayuno en tu trayecto, y preparado para un día más de rutina... pero en Pamplona es otra historia, una tradición que viene desde los tiempos medievales y que es una de las principales fechas patronímicas de España, aunque fueron suspendidas por la pandemia de covid-19
Esa misma mañana, miles de personas se preparan para participar en el encierro más famoso de España —y quizás del mundo—, el de los toros en San Fermín, donde no saben si saldrán ilesos, con heridas de una cornada o incluso, el último día de sus vidas aún pidiendo al santo patrono que los guíe en el evento con su bendición.
Siempre igualado, jamás imitado; el Festival de San Fermín no sólo ha sido retratado entre las páginas de Ernest Hemingway, sino también se ha replicado ese encierro con los toros en algunas otras partes del mundo —como en México—, pero ¿Cómo nació esta fiesta patronal? ¿Qué lo ha mantenido durante siglos? ¿Qué ha tenido que cambiar por los tiempos modernos?
La tradición, al pie de la letra
Las actividades de San Fermín son plenamente planificadas para que se realicen durante los siete días casi de forma idéntica del 7 al 14 de julio, donde las calles se vuelven completamente una fiesta.
El Chupinazo y el "Pobre de mí"
El inicio formal de las fiesta de San Fermín comienzan el 6 de de julio a las 12:00 del mediodía con el tradicional lanzamiento del 'Chupinazo', que consiste lanzar un cohete desde el balcón del Ayuntamiento de Pamplona —en la Plaza Consistorial, al centro de la ciudad— mientras miles de personas se reúnen ahí y en otros puntos de la ciudad.
Quien es el encargado de lanzar el cohete son tanto el alcalde de la ciudad como los concejales del ayuntamiento. En los últimos años han tenido el honor de lanzarlo gente de la comunidad y quienes participan activamente en los festejos de San Fermín. Las personas suelen usar el tradicional pañuelo rojo durante las fiestas, ya que es típico de la festividad y se inicia al grito de «Pamploneses, Pamplonesas, ¡Viva san Fermín! Gora san Fermin!».
Y para finalizar los festejos de San Fermín, miles de personas se vuelven a reunir en la Plaza del Ayuntamiento en la noche del 14 de julio, donde el alcalde se acerca al balcón y todos los asistentes, con velas y pañuelos, empiezan a cantar al filo de la medianoche "Pobre de mí...", la melodía de despedida de los festejos.
«¡Viva San Fermín! Gora San Fermín!... ¡Pobre de mí, pobre de mí, que se han acabado las fiestas de San Fermín!»
Lo cohetes ya existían, pero no el 'Chupinazo'
Antes del 'Chupinazo', a inicios del siglo XX se sonaban las campanas al mediodía para representar el inicio de las fiestas patronales, en que durante la tarde se lanzaban diversos cohetes en la Plaza del Castillo para representar la llegada de la fiesta.Pero fue hasta 1940 —cuando apenas acababa la Guerra Civil Española— que el teniente (y posterior alcalde), Joaquín Ilundáin, junto al periodista José María Pérez Salazar (ambos falangistas) deciden dar más solemnidad al evento lanzando el cohete desde el balcón del ayuntamiento, estableciendo que los concejales son quienes también deben iniciar las fiestas.
El Riau-Riau
Llegada la tarde, a las 16:30 horas, se "inicia" un evento que estaba en la historia de la tradición, pero que se ha ido "eliminando" de forma oficial en programa debido a que es un conato de enfrentamientos violentos con la policía: el Riau-Riau.
Originalmente consistía en que en que los concejales hacen un desfile desde el Ayuntamiento de Pamplona hasta la Iglesia de San Lorenzo, cuya ermita está dedicada a San Fermín mientras ciudadanos, turistas, músicos de la banda La Pamplonesa y la comparsa de Gigantes y Cabezudos cantan y bailan el Vals de Astráin —compuesta en 1890 por Miguel Astaráin y originalmente llamada "La Alegría por San Fermín" e implantada en 1914— por el camino.
Sin embargo, era tal la masa de gente que hasta los concejales tardaban hasta cinco horas en llegar en un trayecto que es de sólo 6 minutos caminando (500 metros). Fue a partir de 1991 que quedó plenamente cancelado debido a los enfrentamientos violentos, donde varias personas quisieron asaltar el ayuntamiento.
Pese a que se ha intentado recuperar de forma oficial, ha fracasado tanto en 1996 como en 2012 ante el riesgo de enfrentamientos violentos con la policía y por motivos de seguridad de las personas ante el tumulto de gente que se aglutina.
El encierro
Al día siguiente, el 7 de julio, se inicia el evento principal de San Fermín: el encierro. Cualquiera persona mayor de 18 años puede participar en ella, según uno de los portales turísticos del evento, pero se exige no estar alcoholizado, llevar el vestuario adecuado, no traer objetos y respetar las vallas impuestas por la policía, ya que es un evento que puede generar lesiones, incluso, la muerte.
Los seis toros de lidia —provenientes de varias ganaderías regionales—, junto a otros 8-9 cabestros y los propios pastores —que son quienes guían su ganado dentro del tramo oficial— deben estar listos para el inicio del encierro llegando a las 18:00 del día anterior en el aparcamiento de Corralillos, al extremo norte de la "ciudad vieja" de Pamplona, y comprende la cuesta de Santo Domingo que va en dirección al Ayuntamiento.
La gente que participa directamente en el encierro debe ingresar entre las 6:30 y las 7:30 de la mañana desde Corralillos. Los espectadores deben estar en con dos vallas de seguridad y no pueden saltar a la calle durante el encierro.
En esa cuesta está una hornacina —un hueco donde se coloca un adorno— a San Fermín. A las 7:55 de la mañana, quienes van a participar activamente en el encierro deben vitorear a San Fermín tres veces —la segunda a las 7:57, y la última, a las 7:59 de la mañana— con el fin de guiarlos en el encierro con un cántico tanto en español como en euzkera mientras agitan rollos de papel, generalmente de periódico.
«A San Fermín pedimos por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro dándonos su bendición / Entzun, arren, San Fermin zu zaitugu patroi, zuzendu gure oinak entzierro hontan otoi. ¡Viva! ¡Gora!»
El cántico a San Fermín, desde hace 60 años
El cántico fue instaurado en 1962. Es un fragmento del himno de la peña La Única, con letra de Joaquín Zabalza, miembro de Los Iruña'ko, un grupo musical de cánticos populares, con música de Manuel Turrillas. Desde 2009 se hacen los cánticos tanto en español como en euzkera.
A las 8:00 de la mañana, en punto, se lanza un primer cohete, indicando que se da inicio al encierro y que los toros salgan del corral. Todos corren desde la cuesta de Santo Domingo hacia la Plaza de Toros de Pamplona. El tramo es de 825 metros y no dura más allá de los cinco minutos.
Tanto los toros como los participantes del encierro caminan desde la cuesta hacia el Ayuntamiento, donde deberán dar vuelta en un pequeño tramo en la calle de Mercedes, y después doblar en la calle de Estafeta —donde están los balcones y es el tramo más recto— y seguir su camino hasta la plaza de Toros en la esquina del edificio de Telefónica.
Se lanzan dos cohetes más, el segundo cuando todos los toros han dejado el corral y un tercero cuando llegan los animales a la plaza de toros. Los pastores generalmente están vestidos de verde y cuentan con palos para guiar a los animales en el trayecto.
Las personas que participan tienen prohibido hacer maltrato a los toros, como jalarles del rabo o darles patadas. En pleno encierro, algunas personas terminan siendo presas de los toros y terminan cornados. Al final, los servicios de emergencia trabajan de forma inmediata con los potenciales heridos. La ciudad de Pamplona cubre todos los gastos de los heridos y la muerte de los participantes.
Ligeros cambios en el encierro de San Fermín
Antes de 1924, el encierro comenzaba plenamente al amanecer, a las 6:00 de la mañana. Lo que hizo ajustar el horario fue la crisis del petróleo de1973, que derivó a la implementación del horario de verano. Por ello, el encierro cambió de su inició a las 7:00 de la mañana. Posteriormente se fue adaptando a que fuese a las 8:00 de la mañana.
La ruta sólo tuvo una pequeña variación con los siglos. Originalmente culminaba en la Plaza del Castillo, pero se cambió en 1856, cuando se encaminaba a la primera plaza de toros que tenía la ciudad. La actual fue construida sobre la anterior e inaugurada en 1920.
La comparsa y otras actividades
Entre las 9:30 y las 10:00 de la mañana comienza el desfile de los "gigantes y cabezudos", una comparsa que consta de 25 figuras, que destacan cuatro parejas de reyes y reinas gigantes de cuatro razas y lugares diferentes del mundo —Europa, Asia, América y África—, así como los cabezudos (kilikis), las cabezas que son diseñadas de forma caricaturesca.
La mayoría de las figuras de los reyes llevan en su mano un elemento distintivo. El rey europeo un cetro y una espada, la reina un abanico cerrado, el rey asiático una espada sarracena, su pareja una copa, el rey africano otra espada sarracena, la africana no lleva nada, el rey negro porta en sus espaldas un cilindro con flechas y un arco, y la reina negra llevaba en tiempos un abanico abierto de plumas, pero desde hace casi un siglo está desprovista de él.
Mientras que los kilikis, que su único cometido es el de pasear y preceder a los gigantes, son los pequeños cabezones —nombrados como Concejal, Japonés, Alcalde, Abuela, Japonesa, Patata, Barbas, Coletas, Caravinagre, Napoleón y Berrugón— y que suelen llevar varillas para "golpear" a los niños, además de ir acompañados con seis caballitos (zaldikos) de escenografía.
Una comparsa antigua, pero no tanto
Existe constancia de su existencia desde el siglo XVI aunque en el XVIII cayeran en el olvido, principalmente por los motivos religioso. La corte de reyes actual de 1862 y las figuras son obra del escultor Tadeo Amorena, a quien el Ayuntamiento de Pamplona encargó dos años antes crear ocho gigantes que representan los entonces cuatro continentes o razas. Algunos de los kilikis fueron creados después, en 1921 y 1941.
En las tardes, se realizan corridas de todos para sacrificar a los seis animales que participaron en la mañana en el encierro —que siempre están llenas de asistentes—, mientras que en las calles aledañas, los restaurantes y bares están repletos de turistas. En la noche, todos los días a las 23:00 horas hay fuegos artificiales, debido a que también hay un concurso para la mejor pirotecnia, que se pueden ver desde el parque de la Ciudadela de Pamplona.
Una fiesta patronal del medievo que se mantuvo por siglos
La fiesta de San Fermín es producto de la evangelización tardía del pueblo vasco —que adoptó el cristianismo en los siglos IX y X— y la evolución de una fiesta medieval que se ha mantenido por siglos, pero que ya tuvo sus registros formales hasta el año 1592.
Los vascones —los ancestros de los actuales vascos— habitaron la región que hoy comprende Navarra, la Rioja y el oeste de Aragón y fue controlada tanto por los romanos como los visigodos en las guerras germánicas y los árabes en la conquista de la península Ibérica entre el siglo I de nuestra era hasta el IX.
Los romanos —el general Cneo Pompeyo— fundarían la ciudad de Pamplona, debido a las guerras de Quinto Sertorio en el año 74 a.n.e (antes de nuestra era), pero terminaría siendo habitada por los vascones que tuvieron que resistir guerras y embates durante gran parte de la alta Edad Media.
Con los visigodos sería la evangelización forzada de los vascones en el año 589, de ahí que se empezaran a adoptar figuras religiosas que presuntamente nacieron en la zona, entre ellas, el obispo de Amiens y de Pamplona, Fermín.
San Fermín de Amiens, el "santo patrono"
De acuerdo con las leyendas católicas, Fermín habría nacido en el año 272 d.n.e en Pamplona, hijo del senador romano pagano Firmo, que lo terminaron convirtiendo al cristianismo por Honesto de Nimes —discípulo de Saturnino, uno de los principales impulsores del cristianismo en la época romana— y murió degollado como sacerdote de Amiens (Francia) en el año 303 durante la "Persecución de Diocleciano", la mayor captura de cristianos en el imperio romano.
Además de ser el patrono tanto de la ciudad de Amiens como de Pamplona (por ser su primer obispo), es el santo de los boteros, vinateros y panaderos. Pero investigaciones ponen en duda la creación de la historia de San Fermín, ya que sería producto de la futura evangelización de los vascones. La leyenda dice que cuando fue asesinado en la persecución, San Fermín fue arrastrado por las calles con toros bravos corriendo tras él, de ahí la tradición.
Ya entrado al siglo IX, la localidad hacía dos fiestas al año: la de San Juan y San Pedro, entre el 23 y el 29 de junio, esto debido al sincretismo entre las fiestas paganas y latinas con el cristianismo. En ellas, se reunían mercaderes, ganaderos y aldeanos para celebrar a esas dos santos. Y la Feria de San Fermín, que se realizaba el 10 de octubre y se realizaba durante seis días y era de forma secular.
Ambos eventos se fueron consolidando conforme se expandía el reino de Navarra —fundado con el reino de Pamplona, producto de la disidencia contra los visigodos y las alianzas entre los califatos musulmanes—, y fueron declaradas como fiestas francas por el entonces rey Carlos II 'El malo' de Navarra —primo hermano del rey Felipe VI de Francia y fue un jugador importante en un momento crítico en la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra— en 1381.
Pero fue hasta 1592 que el ayuntamiento de Pamplona, decidió juntar las fiestas de San Juan con las de San Fermín, y que estas se realizaran en julio, que era el momento de mejor clima y se podrían realizar con mayor probabilidad las corridas de toros. Es ahí cuando nace el concepto formal de la fiesta patronal de Pamplona.
Para los años de entre 1600 y 1800, la fiesta ya era famosa en España, y por algunos extranjeros, donde ya estaban documentadas las corridas de toros, y las afectaciones que dejaba la fiesta con personas alcoholizadas y conflictos callejeros.
La fama mundial de la fiesta de San Fermín nace hasta la visita del escritor estadunidense Ernest Hemingway, quedó fascinado cuando lo visitó por primera vez en 1923 y que fue inspiración para su novela Fiesta (The Sun Also Rises) publicada tres años después, donde retrata a expatriados estadunidenses y británicos que viajan desde París al Festival de San Fermín en Pamplona para ver los encierros y las corridas de toros.
Tal importancia fue la aportación de Hemingway que una estatua de su persona está en la entrada de la plaza de toros de Pamplona, que está fechada en 1968. Las fiestas han ido evolucionando a partir de la década de 1940, que es cuando se añadieron los cánticos, el Chupinazo y los fuegos arteriales.
El nombre de Pamplona, un sincretismo
Pamplona había sido fundado como una fortaleza de Cneo Pompeyo, mismo que le dio el nombre de la ciudad como Pompaelo. Sin embargo, los vascos, quienes habitaron la ciudad, decidieron acuñarla como Iruñea—que en euskadi (vasco) significa "ciudad", de acuerdo con la Enciclopedia Auñamendi—, pero los musulmanes fueron los autores de darle el moderno de Pamplona, cuando la llamaron en ese entonces "Bambilona".
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