Lucía Méndez / El Mundo
Lejos de España, Mariano Rajoy habló por primera vez con un grupo de estudiantes de la Universidad SEK de Quito sobre las circunstancias de la moción de censura que le arrebató el poder el pasado mes de mayo.
El ex presidente responsabilizó de su salida al "triste papel" desempeñado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y a la "falta de personalidad" del Partido Nacionalista Vasco (PNV).
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La repentina salida de Rajoy del gobierno ha sido motivo de comentario en la conversación política nacional. Los últimos días de mayo dejó en el aire muchas dudas y algunos detalles sin cuadrar acerca de la actuación del ex presidente y de sus colaboradores para evitar el éxito de la moción de censura del PSOE.
El Mundo recabó testimonio de numerosas personas que participaron en las decisiones clave de aquella semana para reconstruir lo que fue, y lo que pudo ser y no fue. Éste es el relato del hundimiento del PP de Rajoy.
Miércoles 23 de mayo. El Congreso aprueba los presupuestos de Rajoy. Teóricamente, la legislatura está despejada. Pero el presidente del gobierno abandona la Cámara con gesto triste. Sabe que al día siguiente se hará pública la sentencia del caso Gürtel. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, telefonea al portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, para informarle de que la sentencia es inminente. El dirigente nacionalista responde que es una noticia preocupante para su partido y que, de haberlo sabido antes, quién sabe si habría Presupuestos.
Jueves 24 de mayo. La Audiencia Nacional dicta sentencia en Gürtel. Las condenas a los responsables de la trama son muy elevadas. Pero las alarmas políticas saltan porque el tribunal considera probada la existencia de la caja B del partido y cuestiona la "credibilidad" del testimonio del presidente del gobierno en el juicio. Albert Rivera dice que hay un "antes y un después" de la sentencia. El socio principal rompe amarras con Rajoy.
El impacto social del fallo, coinciden casi todos los dirigentes del PSOE, lleva a Pedro Sánchez a presentar una moción de censura. Aun cuando el líder socialista tiene sus dudas, llega a la conclusión de que si no hace nada aparecería ante sus votantes como el socio del PP para encubrir la corrupción.
En los primeros meses del año, Sánchez ha celebrado numerosos encuentros con Rajoy a raíz de la aplicación del 155 en Cataluña y siempre le ha asegurado que la moción de censura no entraba en sus planes, a pesar de las presiones de Podemos y los partidos nacionalistas e independentistas catalanes.
El día que se iba a presentar la moción Rajoy pensó en convocar elecciones.
Viernes 25 de mayo. A primera hora de la mañana, viendo que la moción de censura es inevitable y que, una vez presentada, no podrá convocar elecciones, Rajoy reflexiona por un momento sobre la posibilidad de disolver las Cámaras. "El presidente se planteó todos los escenarios, como es lógico, también el de la disolución, pero la tentación de convocar de forma anticipada le duró medio minuto. No lo podría justificar ni explicar en Europa. No podía aceptar que fuera la corrupción lo que lo obligara a una decisión tan drástica", aseguran fuentes del PP. Las personas que pudieron hablar ese último fin de semana de mayo con Rajoy aseguran que el presidente ya no era demasiado optimista sobre su futuro en La Moncloa.
Lunes 28 de mayo. El pesimismo de Rajoy se ve confirmado en una larga conversación telefónica que mantiene con Andoni Ortuzar. Los interlocutores de este diario resumen así el mensaje que el líder del PNV transmitió a Rajoy: "Presidente, no vamos a tener más remedio que apoyar la moción. Los catalanes están por la labor y nosotros no podemos quedarnos solos sosteniendo al gobierno. Mi gente no lo entendería porque aquí hay una hostilidad muy grande contra vosotros. Pero no lo haremos público hasta el último minuto. Tienes tiempo para tomar decisiones que puedan cambiar el panorama y a lo mejor evitar que el PP pierda el gobierno. No podemos votarte en estas circunstancias, pero sabes que tenemos una buena relación con tu partido y con tu gobierno".
El PNV, de quien dependía el éxito de la moción, le da así a Rajoy tres días para que haga «lo que crea conveniente» antes del debate de la moción, que se fija para el viernes.
La decisión del PNV. Sin respuesta por parte de Rajoy, terminó apoyando la moción para no quedarse solo en la defensa del gobierno del PP.
Martes 29 y miércoles 30. Se suceden los encuentros y reuniones de los partidos nacionalistas en distintos hoteles del centro de Madrid. Marta Pascal, por el PDeCAT, y Joseba Aurrekoetxea se desplazan a la capital para encabezar las negociaciones con José Luis Ábalos, responsable de Organización del PSOE. El portavoz del PNV, Aitor Esteban, se entrevista en La Moncloa con José Luis Ayllón, jefe de gabinete de Rajoy, para confirmarle que no pueden sostener al presidente. "Tiene tiempo aún de hacer algo rápido que pueda cambiar el escenario político y nos permita decidir otra cosa. Sólo si cambian las circunstancias podremos reconsiderar el voto".
Sin plantearlo de una manera expresa, era evidente que la única decisión que podía parar el reloj de la moción de censura era la dimisión de Rajoy. Sin embargo, el presidente tenía otro criterio acerca de lo que se podía hacer para evitar su salida del poder. Rajoy dio instrucciones a su vicepresidenta y a los ministros del área económica para que establecieran contactos con empresarios y banqueros de la influyente Confebask, la patronal vasca. Creía que el PNV sería sensible a la influencia del poder económico si se les advertía de que las inversiones acordadas en los presupuestos estaban en peligro.
Rajoy transmitía a los suyos un mensaje optimista. Los dirigentes del PP trasladaron a diputados, senadores y presidentes regionales que la moción iba a fracasar.
Mientras, Pablo Iglesias mantenía una actividad frenética en pro de la moción. Habla con Puigdemont, con los máximos dirigentes de ERC y con el PNV, lo que le lleva a anunciar públicamente que la censura está cantada. Asimismo, hace pública una conversación con Albert Rivera en la que ambos estuvieron de acuerdo en presentar una segunda moción instrumental para convocar elecciones si la opción de Sánchez fracasaba.
Así llega el día definitivo. Jueves, 30 de mayo. El debate comienza sin que el PNV haya despejado públicamente el suspense sobre su voto.
En su intervención como candidato a la presidencia del gobierno, Pedro Sánchez rompe desde la tribuna el tabú que existía en torno a la posible dimisión de Rajoy. "Dimita, señor Rajoy, dimita y esta moción de censura habrá terminado aquí y ahora. Podrá salir de la presidencia del gobierno por decisión propia. ¿Está dispuesto a dimitir, señor Rajoy?". Rajoy no responde a las apelaciones del líder socialista y acusa el golpe.
A mediodía del jueves, el presidente deja el Congreso para no regresar, una vez que el PNV ha hecho público su veredicto favorable a la moción. Entonces se desata el drama latente en el seno del gobierno y el PP. La angustia de la pérdida inminente del poder saca a la luz el conflicto entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal. Los acontecimientos de esas horas, según todos los testimonios, son el primer asalto del choque final que se produciría mes y medio después en el Congreso del PP, con la victoria de Pablo Casado, apadrinado por la ex secretaria general.
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