Con una gran capacidad de oratoria y ferviente admirador de la izquierda en América Latina, Jean Luc-Mélénchon intentó buscar convertirse en el próximo primer ministro y presidente de Francia para dificultar el segundo mandato de Emmanuel Macron —su principal rival en las presidenciales de abril pasado y las legislativas en junio— y su partido La República en Marcha vuelva a concertar todo el poder de Francia hasta el 2027.
Aunque no pudo alcanzar las llaves del Eliseo, está "al alcance de la mano" ser quien "cohabite" con Macron en el gobierno, impulsado por su imagen de "voto útil" en la presidencial dentro de una izquierda atomizada en Francia —que fue en grupo en las elecciones legislativas de junio—, y amplio respaldo en los votantes jóvenes heterogéneos que lo apoyaron como candidato de su partido, La Francia Insumisa.
¿Quién es el líder "insumiso"? ¿Por qué admira la izquierda de América Latina? ¿Por qué buscará ser primer ministro, aunque perdió la elección presidencial contra Macron?
Mélenchon, el trotskista que se volvió el referente de la izquierda en Francia
Jean-Luc Mélenchon (19 de agosto de 1951) nació en Tánger, en la actual Marruecos —que estaba bajo un protectorado internacional controlado por Francia, España y Reino Unido—, sus padres trabajaban para el gobierno francés —su padre, como jefe de correos y su madre, como profesora—, pero ambos tenían ascendencia española, mismo que a él le permite hablar español a la perfección.
No sería Mélenchon, sino 'Melenchón'
Su apellido no tiene su origen en Francia, sino en España, la tierra de sus abuelos: la región de Murcia. Es un apellido raro a diferencia de alguien con un Martínez, García o incluso Murillo. Sin embargo, con la migración de los europeos al norte de África, que estaba plenamente colonizada, hizo que la variante francesa cambiara la pronunciación.
Tras el divorcio de sus padres, en 1962 se muda con su madre a Francia como millones de franceses de la zona tras las guerras e independencias en África, donde años después se recibiría como licenciado en filosofía por la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Franche-Comté de Besanzón en 1972.
Tras las protestas de Mayo de 1968, Mélenchon estaría metido en la política desde sus tiempos estudiantiles, denominándose de la corriente trotskista, estando durante gran parte de su vida como miembro del Partido Socialista —al que se sumó en 1976 y estuvo por 32 años—, siendo uno de los principales líderes regionales durante la presidencia de François Mitterrand (1981-1995).
En 1986, se convertiría en senador de la República por la región de Jura —fronteriza con Suiza—, siendo el más joven en alcanzar ese cargo, a las 35 años, pero su meta era ser el líder de los socialistas, algo que nunca logró. Durante esa etapa lograría tener mayores conexiones con líderes comunistas de América Latina, principalmente de Argentina y Chile.
Mélenchon y su "amor" a América Latin
Él ha considerado a América Latina como su "inspiración" debido a la época donde los gobiernos de izquierda empezaron a emerger en la región, facilitando el acceso a la socialdemocracia y al desarrollo económico que provocó una disminución de la pobreza en la región a inicios del Siglo XXI.
Con los años, Mélenchon se convertiría en un opositor de algunas políticas de Mitterrand, principalmente tras la firma del Tratado de Maastricht —que daría forma a la actual Unión Europea— asegurando que iba a ser "un fracaso total". En 1997 intentó ser el primer secretario del Partido Socialista, pero perdió ante su "principal enemigo", el próximo presidente de Francia, François Hollande.
En los siguientes años, se opondría nuevamente a la ratificación de Francia como miembro de la Unión Europea —el Tratado de Amsterdam—, y aunque fue ministro delegado a la Formación Profesional durante el gobierno del primer ministro socialista de Lionel Jospin, ya era un elemento "problemático" entre los socialistas.
Mélenchon sale del Partido Socialista en 2008, dando el "portazo" tras la elección de la nueva líder del partido, Martine Aubry, mientras que su coalición interna —euroescéptica y de extrema izquierda, liderada por el futuro secretario de Educación y ex candidato presidencial, Benoît Hamon— quedaría en cuarto puesto, alegando que "por fidelidad a sus compromisos", ya no compaginaba con la ideología del grupo político.
Al año siguiente formaría con otros disidentes socialistas el Partido de Izquierda —inspirado en el partido alemán Die Linke (La izquierda)— con el objetivo de allanar la primera carrera presidencial de Mélenchon, que se consolidaría tres años más tarde, en 2012. Su primer gran apoyo latinoamericano: el ex presidente de Ecuador, Rafael Correa.
Ahí reforzaría su ideología de extrema izquierda, euroescéptica, anticapitalista y populista. En esa elección, Mélenchon quedaría en cuarto lugar, obteniendo el 11 por ciento del los votos. Elecciones en las que competían la ultraconservadora Marine Le Pen, el entonces presidente conservador Nicolas Sarkozy, y su "eterno rival" y ganador de los comicios: François Hollande.
Durante esa presidencia, sería uno de los principales opositores del gobierno socialista de Hollande, asegurando que defendía plenamente el europeísmo y el libre mercado, traicionando las ideas de la izquierda. Con ello, empezó su movimiento para fundar una "Sexta República" Francesa, pidiendo mayores cambios para la población.
En esa década, la política mundial comenzaría a cambiar. Con el ascenso de la ultraderecha, la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el Brexit, el fin del bipartidismo en España, y con miras a las elecciones presidenciales y legislativas de 2017, Mélenchon decide fundar un nuevo partido: La Francia Insumisa.
A diferencia del Partido de Izquierda, los "insumisos" estaban inspirados en el modelo que habría representado la creación del partido español Podemos, la ascendente fama de Bernie Sanders en las presidenciales de Estados Unidos en 2016, y la rama más radical del Partido Laborista del Reino Unido, controlado entonces por Jeremy Corbyn; esto bajo la creencia de que los partidos tradicionales y las organizaciones políticas ya no sirven a la democracia y, en cambio, se necesitan movimientos transversales.
Para 2017 quedaría nuevamente en cuarto lugar de las intenciones de voto (19.5 por ciento), sólo detrás de sus "nuevo rivales": el centrista Emmanuel Macron con su movimiento La República en Marcha, que ganaría ampliamente en segunda vuelta frente a la ultraderechista Le Pen. Los republicanos de François Fillon quedarían en tercer puesto, poniendo fin al bipartidismo francés compartido con los socialistas.
¿Qué es el semipresidencialismo?
Es una de las formas de gobierno en que tanto el presidente como el primer ministro son los mandatarios de un país. A diferencia de la vicepresidencia o un viceministro ambos tienen un gran rol protagónico en el mandato.
Mientras que el presidente está a cargo de las principales funciones del Estado —decretar leyes y mandatos, comandar las fuerzas armadas y fungir como la imagen al exterior del gobierno francés— el primer ministro se encarga de los asuntos internos —como proponer leyes y mediar la situación en la Asamblea Nacional como líder de bancada, mantener las funciones de la administración y ser la imagen directa con la ciudadanía—, es decir, como una especie completa de vicepresidente.
Su aproximación con AMLO y la izquierda en América Latina
Mélenchon tiene amplio contactos y relaciones con los líderes de la izquierda en América Latina, mismo que en 2019 realizó una gira en la región para reunirse con los partidos y líderes allegados al Foro de Sao Paulo.
Sus amplias relaciones y apoyos abarcan desde los ex presidentes de Brasil, Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva—que lo defendió mientras estuvo en prisión durante el caso Lava Jato— y de Uruguay, José Mujica, el ex líder y fundador de Podemos en España, Pablo Iglesias, el senador y candidato presidencial colombiano, Gustavo Petro, la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, la mandataria de Honduras, Xiomara Castro, y los mandatarios de Chile y México, Gabriel Boric y Andrés Manuel López Obrador.
En 2019, Mélenchon se reunió con el presidente de México en Palacio Nacional, que en ese entonces lo consideró como "un ejemplo único en el mundo que no cae en provocaciones" y que es un promotor de la democracia en la región.
“Me impresionó mucho porque desde su elección, en una forma totalmente increíble, no hay caso similar en el mundo que se haga con tal rechazo de la antigua clase política, tan fuerte en una forma positiva; es decir, por un proceso electoral y sin que haya ninguna violencia, ninguna correlación de fuerza. Eso es un caso único en el mundo. Este hombre (López Obrador) surge en la historia y México surge en nuestra historia común de los países democráticos y es muy impresionante hablar con el hombre que maneja este proceso”, dijo Mélenchon en su momento.
Incluso, el propio López Obrador lo apoyó públicamente durante las elecciones presidenciales de Francia, alegrándose que "su amigo" logró atraer el voto de los jóvenes aunque no pasó a la segunda vuelta presidencial.
“Hablé con mi amigo Jean-Luc Mélenchon, quien obtuvo el 22 por ciento de los votos como candidato a presidente de Francia. Él ya no irá a la segunda vuelta este fin de semana; serán candidatos Macron y Marine Le Pen, pero me dio mucho gusto que fueron los jóvenes los que más votaron por mi compañero de izquierda. Francia tiene futuro”, publicó López Obrador en su cuenta de Twitter,
La conformación ideológica de "los insumisos" en Francia
Tras los comicios de 2017, La Francia Insumisa empezaría a conformar su gran base electoral: los jóvenes universitarios que simpatizan con el activismo y las ideas radicales de la izquierda. Pero sus conocidos estallidos de cólera socavaron de hecho su imagen entre los electores. El más famoso de ellos fue en 2018, cuando durante un registro policial en la sede de su partido en París, gritó a las fuerzas de seguridad: "¡La República soy yo!".
El diario conservador Le Figaro tildó a Mélenchon como el "Hugo Chávez francés", ya que consideraba al difunto presidente venezolano como "la punta de lanza" de un proceso que abrió en América Latina "un nuevo ciclo", "el de la victoria de las revoluciones ciudadanas".
Pero él expresó que sueña con seguir los pasos del nuevo presidente de Chile: "Como Gabriel Boric, retomamos el hilo histórico de la izquierda francesa y de esas luchas que nos dan aliento".
Sin embargo, para su tercera campaña presidencial en este año, se desarrolló sin sobresaltos y con una imagen más controlada del candidato: discurso claro, pero sin salidas de tono, recuperación del clásico traje con corbata... pero sin afectar su ideología. Quedó en tercer puesto con el casi 22 por ciento de los votos, a las puertas del balotaje de la elección presidencial.
Mélenchon ahora apunta a la posibilidad de desempeñar las funciones de primer ministro, una opción que él considera como "tercera vuelta" que ya dejó en claro al descarta que sería diputado de la Asamblea Nacional.
"Como hicieron (los ex presidentes Jacques) Chirac y (François) Mitterrand, tomemos como primer ministro al líder del bloque mayoritario", con el fin de lograr la "cohabitación" con el presidente Emmanuel Macron.
¿Qué es la cohabitación?
Al ser el gobierno francés un sistema semipresidencialista, el presidente y el primer ministro se eligen aparte. Si el partido gobernante gana tanto las presidenciales como las legislativas, puede poner a un hombre de su gobierno, pero que sea validado por la Asamblea Nacional (Parlamento) de Francia. Sin embargo, si gana otro partido las legislativas, tanto el presidente (del primer partido) tiene que compartir el gobierno con el primer ministro (del segundo partido), ya que fue también elegido por el pueblo. Eso ocurrió en 1997 cuando Chirac tuvo que compartir el gobierno con Lionel Jospin.
Mélenchon hace hincapié en promesas sociales en un contexto de inquietud por el aumento de la inflación pospandemia y agravada con la guerra en Ucrania, como adelantar la jubilación a los 60 años, limitar el precio del petróleo a 1.40 euros por litro y controlar el precio de la energía, subir las pensiones y el salario mínimo.
A nivel internacional, propone sacar a Francia de la OTAN en favor de "alianzas altermundialistas", defiende que Francia sea un país "no alineado" con las grandes potencias y abandonar la parte de los tratados que le impidan aplicar su programa. A nivel europeo, es muy crítico de Bruselas, ya que lo acusa de "promover el neoliberalismo" y durante la campaña prevé "desobedecer" algunas reglas fiscales y sociales.
Pero en la formación de la alianza para las elecciones legislativas, la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES) —liderada por La Francia Insumisa, y apoyada por el Partido Socialista, Comunista y Los Verdes— tuvo que moderar sus puntos, como negar una salida de Francia de la Unión Europea y respaldar un apoyo militar a la guerra en Ucrania.
Plantean aprovechar la "brecha" que se ha abierto con la suspensión de ciertas reglas presupuestarias durante la pandemia de covid-19 para obtener cambios "a gran escala" y avanzar en la resolución de "la emergencia económica y social".
Según una encuesta de Ifop-Fiducial, recogida por la cadena BMF TV, NUPES se haría con la victoria cerrada en la primera vuelta de las legislativas con el 28 por ciento de los votos, mientras que Juntos —la coalición en la que se enmarca el partido de, Emmanuel Macron— se haría con el 27 por ciento.
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