Los gobiernos suelen establecer dentro de sus leyes la imposición de uno varios idiomas oficiales para la expedición de leyes y decretos, sin embargo, es también el reflejo de las lenguas que suele hablar la población en general, que se usa en forma cotidiana dentro de todos los niveles de la sociedad.
En el caso de los países donde se hablan más de una lengua, es común que se llegue a reconocerlos como parte de sus idiomas oficiales —como el caso de Canadá con el inglés y el francés—, o en su defecto, a no establecerlo de forma legal, sino de facto, que es hablado de forma generalizada entre la población —como en Estados Unidos— por motivos culturales o históricos.
En el caso de Suiza, tres de sus cuatro idiomas oficiales —alemán, francés e italiano— son generalmente solicitados en los colegios de idiomas, sin embargo, más que una casualidad geográfica, es plenamente por motivos históricos.
¿Cómo se conforman las lenguas de Suiza?
Suiza tiene tres idiomas oficiales —alemán, francés e italiano— y uno semioficial, de carácter nacional, el romanche.
Sin embargo, el alemán es el principal idioma de la población con 62 por ciento de los habitantes, seguido del francés con el 23 por ciento y el italiano con el 8 por ciento. El Romanche es sólo hablado por menos del uno por ciento de los suizos.
Los suizos suelen hablar los idiomas delimitados por su región, además, las fronteras lingüísticas son plenamente delimitadas por los cantones. Es decir, que los habitantes de Zúrich y Berna suelen hablar alemán, mientras que los residentes de Ginebra y Lausana hablan francés. Hay ciudades que suelen ser bilingües como Basilea.
De acuerdo con la Constitución de Suiza, las personas deben aprender como mínimo tanto el idioma de su región como uno de restantes idiomas extranjeros nacionales, esto por ámbitos laborales, además de un tercero opcional que suele ser el inglés.
A nivel regional, se obliga al ciudadano a responder conforme al idioma del cantón, ya que cada territorio determina sus idiomas oficiales. Pero a nivel nacional, el Estado debe responder en uno de las cuatro lenguas conforme al habla del ciudadano provincial.
En medios de comunicación, la Sociedad Suiza de Radiodifusión y Televisión (SGR)— el medio público suizo— y la Agencia Telegráfica Suiza debe emitir sus programas y noticias en los cuatro idiomas, pero a nivel cantonal, los medios privados y locales publican conforme al habla de la región.
Preservar el romanche como idioma
A diferencia de los otros tres idiomas de Suiza, el Romanche ha tenido que recurrir a la protección cultural debido a que sólo es hablado por el 1% de la población, mismo que puede ponerlo en riesgo de desaparecer.Durante el siglo XIX, el área donde se hablaba el idioma declinó por el impulso del alemán, pero los hablantes de romanche tuvieron un renacimiento literario y comenzaron un movimiento lingüístico dedicado a detener el declive del idioma
Con el fin de contrarrestar esta tendencia, la Confederación Suiza apoya al cantón de los Grisones, donde más se habla, para la salvaguarda y la promoción de la lengua.
Un territorio disputado entre los romanos y germánicos que dio al Romanche
Alrededor de año 58 antes de nuestra era (a.n.e), la región estaba a manos de por los helvecios, una tribu de origen celta, que controlaba la mayor parte de la meseta suiza —lo correspondiente a la frontera entre Francia y Suiza—, en la que buscaban resistir ante las presiones expansionistas de las tribus germánicas y la República romana, antes que se convirtiera en imperio.
Sin embargo, para el año 52 a.n.e, los helvecios quedan subyugados bajo la mano de gran conquistador romano Julio César tras perder las Guerras Gálicas (del 58 a.n.e al 50 a.n.e), en el que tuvieron que dejar sus territorios y refugiarse en lo que actualmente es el sur de Francia.
Durante los siguientes tres siglos, la región estaría bajo yugo del Imperio Romano, en que su población asimiló a la cultura galo-romana durante el siglo II después de nuestra era (d.n.e), cuando los romanos reclutaron a la aristocracia nativa para participar en el gobierno local, construyeron una red de carreteras que conectaban sus ciudades coloniales recién establecidas y dividieron el área entre las provincias romanas.
Tras la separación del Imperio Galo durante la "Crisis del Siglo III", que daría inicio a la decadencia del Imperio Romano, los alamanes pertenecientes a los pueblos germánicos invaden los limes de la Alta Germania-Recia —los entonces límites del entre ambas tribus, que llegaban al suroeste de la actual Alemania— e invaden la meseta suiza, en el que incendiaron pueblos, villas y se registraron saqueos masivos.
La región quedó fuera de la influencia de los romanos al iniciar el Siglo V d.n.e, en el que el Imperio Romano cae y se inicia la Alta Edad Media. Con la influencia de las tribus germánicas —que llegaron a expandirse hasta el norte de la península ibérica—, se impulsa el cristianismo y se fundan ciudades como Basilea, Ginebra y Lausana.
Pero entre ellos nacería el primer idioma: el Romanche; que es un derivado de las variantes del latín —como el italiano y el español— que sustituyó a partir del siglo V d.n.e las hablas celtas y raéticas que predominaban anteriormente en la zona, en lo que hoy es el Cantón de los Grisones.
Sin embargo, terminan formándose a lo largo de los siglos dos regiones: Suabia (hoy con el nombre de Alemania), en mano de la dinastía merovingia y que controlarían el lado oriental de Suiza, y Borgoña, bajo el yugo de las dinastía carolingia en el occidente, esto debido al Tratado de Verdún de 843.
Este tratado fue firmado por Lotario I (rey de Italia), Luis II el Germánico (cuya descendencia formaría el Imperio Germánico) y Carlos II el calvo (rey de Francia), en el que se decretaba el modo de proceder si fallecía uno de los monarcas subsidiarios sin descendencia.
Sin embargo, provocó mayor estallido de conflictos territoriales entre la Francia Oriental, la Media y la Occidental. Su respectivas monarquías terminarían formando otros reinos en la región, principalmente durante el auge del feudalismo, pero dieron pie al formación de los principados europeos.
La división territorial conllevó nuevamente a que los reinos de Italia, Francia y el Imperio Germánico —que para el siglo XII ya eran uno de las mayores monarquías de Europa— se disputaran nuevamente la región de los Alpes y la meseta suiza, en que terminaría favoreciendo principalmente a los germánicos, en que la región habitaban los suabos.
Nace la dinastía del los Habsburgo
Los Habsburgo eran originarios de un modesto castillo en Argovia, en el norte de la actual Suiza, en había sido construido por el noble Radbot de Habsburgo, que pertenecía al ducado de Suabia, controlada por la dinastía de los Hohenstaufen.A través de enlaces políticos y matrimoniales, empezaron a crecer en influencia hasta el siglo XVII, Rodolfo I de Habsburgo se convertiría en el emperador de Sacro Imperio Romano Germánico tras vencer en las luchas internas en el "Gran Interregno" a Federico II de los Hohenstaufen.
El nacimiento de la Confederación Suiza y el alemán como primer idioma oficial
Para el año de 1200, la región estaba controlada por distintos reinos feudales allegados al Sacro Imperio Romano Germánico. Cuando Rodolfo I de Habsburgo fue elegido "Rey de los alemanes" en 1273, también se convirtió en el señor feudal directo de la zona, en el que instituyó reglas estrictas y aumentó los impuestos para financiar guerras y nuevas adquisiciones territoriales.
Cuando muere Rodolfo, su hijo Alberto se involucró en una lucha de poder con Adolfo, el conde de Nassau, por la línea sucesoria del trono germánico, misma que generó un debilitamiento en el control de los territorios alpinos y un aumento en las insurgencias anti-Habsburgo, principalmente en Suabia y Austria, mismas que fueron sofocadas.
Esto derivó que los pueblos de alpinos de Uri, Schwyz y Unterwalden firman el Pacto Federal de 1291, en el que se unen los cantones, los territorios que limitaban con el lago de Lucerna, para dar origen a la "Alianza eterna de la Liga de los Tres Cantones Forestales" (Ewiger Bund der Drei Waldstätten), que daría la formación de la actual Confederación Suiza.
Para en ese entonces, los tres cantones ubicados en Suabia ya tenían el idioma alemán, pero con el dialecto antiguo —alto alemán medio—, producto de la expansión del Sacro Imperio Romano Germánico a causa de la dinastía de los Hohenstaufen.
Al ser enemigos de los Habsburgo, buscaron siempre respaldar a quienes buscarían el trono que pertenecieran a otras casas reales, en que estaban asociados con Enrique VII de Luxemburgo. Tras su muerte en 1313, los Waldstätten enfrentan una crisis de unión.
En varias batallas con los ejércitos de Leopoldo I —el sucesor de Alberto—, principalmente en la Batalla de Morgarten de 1315, los suizos salieron victoriosos y conquistaron las zonas rurales de Glaris y Zug, que se convirtieron también en miembros de la confederación. Tras esa victoria, refrendan su pacto en el Pacto de Brunnen.
Para 1353, ya se habían sumado las ciudades-estado de Lucerna, Zúrich y Berna para formar oficialmente la Confederación de los Ocho Cantones, mismos que siguieron luchando contra la casa de los Habsburgo hasta 1386, en el que firman la paz tras perder la batalla de Sempach.
A su vez, fueron refrendando sus alianzas, el primero con la "Carta de los Clérigos" (Pfaffenbrief), en el que los cantones se denominan un territorio unido y el "Convenio de Sempach"(Sempacherbriefde) en 1393, en el que se establecía ningún otro cantón podía declarar la guerra a otro reino sin el aval del resto, en el que se instala su propio parlamento: la Dieta Federal de Suiza (Tagsatzung)
Con ello se dio la expansión territorial, en el que pasaron a ser 13 cantones —Friburgo, Soleura, Basilea, Schaffhausen y Appenzell— pero también tuvo el costo de que se empezaran las divisiones internas durante todo el siglo XV, principalmente entre los territorios y los pueblos rurales.
Para 1478, las divisiones internas llevaron al límite la existencia de la Dieta Federal, que amenazaban con una guerra civil. Sin embargo, tras el discurso del párroco de la ciudad de Stans, Nicolás de Flüe, fue como restauraron la paz en la confederación en 1481.
En 1499 se firma el Tratado de Basilea, en el que se dicta la forma independencia de Suiza ante el Imperio Germánico. Y hasta el Siglo XV se termina la expansión territorial a causa de conquistas de otros poblados pequeños.
Flüe influyó en la política neutral de Suiza
Tras el discurso de Nicolás de Flüe, que derivó en la paz en la confederación, terminó siendo beatificado y canonizado por la Iglesia Católica a lo largo de los siglos siguientes. Es incluso considerado uno de los santos patronos de Suiza y es venerado tanto por los católicos como los protestantes.
Debido a su imagen de unión, influyó a que a partir del Siglo XVI la confederación no buscara inmiscuirse en políticas extranjeras y mantener la unión entre sus fronteras. Es considerado también uno de los mayores políticos de la historia del país, pese a que era analfabeto y desconocía del entorno exterior.
La conquista por Francia y la llegada del francés y el italiano
Tras la expansión territorial de Suiza, se sumaron cantones que tenían una alta población de habla francesa, principalmente en las regiones occidentales, sin embargo, el principal idioma era el alemán, ya que era la lengua de facto de los cantones fundadores. Mientras que en el sur ya habían hablantes italianos derivados de la migración, en especial en el Cantón de los Grisones, donde también se convivía con la lengua Romanche.
A pesar del llamado a la unión de Nicolás de Flüe, Suiza comenzaría plenamente a dividirse a lo largo de dos siglos tras la Reforma de Martín Lutero, que derivó en la separación de la Iglesia Católica con la rama protestante.
Mientras que los cantones fundadores pasaron a adoptar las tesis de Lutero, las regiones francesas abrazaron al Contrarreforma. Con ello derivaron durante el siglo XVI las Guerras de Kappel, en las que se conflictuaban católicos y protestantes.
Sin embargo, se mantuvieron los preceptos de Nicolás de Flüe, mismos que derivaron en la política de "neutralidad armada" durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), esto con el fin de proteger las fronteras de la confederación.
Las diferencias sociales, el absolutismo creciente en los cantones urbanos y el fin de la guerra —que derivó en la recuperación económica del Imperio Germánico y una crisis económica en Suiza—, fueron la causa de varias revueltas populares que llevaron después en la Guerra Campesina de 1653 en los territorios de Lucerna, Berna, Basilea, Soleura y Argovia. La revuelta fue aplastada con la ayuda de otros cantones.
Esta división favoreció a París, que ya había sido sucumbido por los problemas en la línea de sucesión, la crisis social derivada de la desigualdad entre el reino y los súbditos, y posteriormente la Revolución francesa de 1789 y el asenso se Napoleón Bonaparte.
Suiza termina siendo invadida en 1798 por las tropas napoleónicas y terminó sucumbiendo por la falta de resistencia ante los ejércitos aliados. Con ello, Napoleón ordena desaparecer la Antigua Confederación Suiza y lo llama a nombrarse la República Helvética, en que se instaura el francés como lengua oficial.
La denominación de la "nueva" república originó que fuese impopular en la sociedad, debido a que fueron invadidos y los convertía en un estado satélite de Francia. Pero esto sólo duraría hasta 1803, debido a la guerra civil que se había desatado y que se negaron a cooperar durante la invasión a Rusia y Austria.
Napoleón tuvo que firmar el Acta de Mediación y se restauró la nueva Confederación Suiza a los años siguientes. Sin embargo, durante la República Helvética se anexó formalmente la región de Tesino —que ya había forma parte de los territorios de Uri en la Edad Media— de habla italiana, y se formarían las casi actuales fronteras de Suiza con el establecimiento de nuevos cantones.
Sin embargo, seguía bajo la protección de Francia hasta el Congreso de Viena de 1815, en que se restableció por completo la independencia de Suiza, y las potencias europeas accedieron a reconocer la neutralidad del país de forma permanente, mismo que daría inicio a la "Restauración y Regeneración".
Durante ese periodo, se mantendrían las divisiones entre católicos y protestantes, sin embargo, se realizaron a su vez congresos que darían posteriormente a Constitución Federal de Suiza de 1848, con el que se resolverían las diferencias religiosas, los cantones pasarían a ser "estados soberanos", se centraliza el poder en Berna con una moneda en común —el franco suizo— y se establece el alemán, el francés, y el italiano como idiomas oficiales.
Durante el siglo XX se daría la estabilidad en el país, el mayor crecimiento económico y se consolidaría la pluralidad lingüística del país. Sin embargo, los derechos lingüísticos quedarían formalmente establecidos hasta 1990, con los cambios en la Carta Magna.
dmr