La creciente tensión entre Washington y Teherán quedó ilustrada en las últimas horas con el virulento intercambio de mensajes entre el jefe de la Casa Blanca, Donald Trump, y su par iraní, Hasan Rohaní luego de que el domingo, en un discurso en California ante la diáspora iraní, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, calificó al gobierno persa de “pesadilla para el pueblo iraní”.
Y aunque este lunes en Washington muchos interpretaron las duras palabras de Trump como una cortina de humo ante las fuertes críticas que recibió tras su encuentro con el líder ruso, Vladímir Putin, en Helsinki, lo cierto es que en el trasfondo del choque EU-Irán está el abandono anunciado por Trump el 8 de mayo del acuerdo nuclear iraní, firmado en 2015 tras años de negociaciones y cuyo objetivo es impedir durante al menos una década el acceso de Irán a la bomba atómica, a cambio de levantar las sanciones económicas que asfixiaban al régimen persa.
Aparte de Irán, los demás firmantes del acuerdo, a saber las otras cuatro potencias del Consejo de Seguridad de la ONU (Francia, Rusia, Gran Bretaña y China) más Alemania, reafirmaron su adhesión al mismo, ante las condiciones draconianas impuestas por EU a Irán mientras no se “reformule” el pacto como también exige Israel.
Como destaca el semanario Le Nouvel Observateur (L’Obs), han sido 12 las condiciones impuestas por EU para concluir “un nuevo acuerdo”, con demandas mucho más “draconianas” sobre el tema nuclear, el fin de la proliferación balística así como de la implicación iraní en los conflictos de Oriente Medio.
En primer lugar, y según las condiciones detalladas en mayo por Pompeo, Irán debe cesar todo enriquecimiento de uranio y cerrar su reactor de agua caliente, además de dar a los inspectores acceso sin condiciones a todos los sitios del país.
Pompeo también anunció que EU va a ejercer “una presión financiera sin precedentes” sobre Irán, con “las sanciones más fuertes de la Historia”.
El objetivo, a fin de cuentas, recuerda L’Obs: “forzar al pueblo iraní a elegir a sus dirigentes”, en una clara alusión al deseo de cambio de régimen que anima a una parte de la administración estadunidense. Y aunque muchos iraníes también desean “un cambio”, no es a costa de otra intervención de Washington.
Pompeo pidió también —aunque sin éxito hasta ahora— el apoyo de sus aliados europeos firmantes del pacto. De lo contrario, advirtió, ellos también y en especial sus empresas que comercian con Irán serán considerados “responsables” por su apoyo.
A propósito de los últimos tuits, Aaron Miller, un ex diplomático y negociador en gobiernos demócratas y republicanos de EU, estimó que “frustrado por la falta de progreso con Corea del Norte y enojado por las reacciones negativas después de Helsinki, Trump está tratando de desahogarse y cambiar de tema”.
A su vez Rob Malley, presidente del International Crisis Group, afirma que los líderes europeos “en realidad, no toman en serio” el tuit presidencial, asumiéndolo como una forma de alejar la atención de Putin y de Robert Mueller, el fiscal especial que investiga la posible colusión entre Moscú y el equipo de Trump en las elecciones de 2016.
Guerra de palabras Washington-Teherán con fondo nuclear
La Aldea
Detrás de los virulentos mensajes de las últimas horas, está la ofensiva de EU contra la república chiita persa
México /
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