El analista Raúl Pineda afirmó que el gobierno de Honduras "es complice por omisión" de la muerte de 41 mujeres en un motín en el Centro Femenino de Adaptación Social (Cefas), dejando a la vista la inseguridad en las principales cárceles del país centroamericano.
"El Estado se convierte en un cómplice por omisión porque no cumple con su labor de garantizar la vida de los internos", dijo Pineda a la agencia EFE al referirse a las múltiples matanzas que se han registrado en varias cárceles del país en el presente siglo, que han dejado centenares de muertos.
El caso de este martes tiene el "agravante" de que ha habido la reciente creación de una Comisión Interventora del Estado orientada a poner orden en los centros penitenciarios, al frente de la viceministra de Seguridad, Julissa Villanueva, añadió.
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El 18 de abril Villanueva anunció un conjunto de medidas para poner orden en las cárceles del país que implican el bloqueo de llamadas de teléfonos móviles, un desarme real de los presos y la clasificación de los reos por peligrosidad.
Para algunos sectores, Villanueva ha venido "hablando demasiado" sobre lo que está haciendo y pretende hacer en el precario sistema penitenciario, compuesto por 25 cárceles, de las que al menos tres son conocidas como de "máxima seguridad", aunque en la práctica lo que impera es la inseguridad y quienes las controlan son los mismos reclusos que lideran pandillas.
"Lo ocurrido hoy es una respuesta del crimen organizado a Julissa Villanueva, un poco aguerrida en sus declaraciones. La respuesta de los criminales es te vamos a demostrar quién manda en los penales", subrayó Pineda.
El analista considera que los centros penales de Honduras "han sido la cenicienta del sistema de seguridad, ya que todo el dinero para seguridad se destina a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, lo que ha derivado en que las cárceles se hayan convertido en una fuente de corrupción".
Lo que se le viene a Honduras, advirtió Pineda, es un pago millonario a las familias de las víctimas, como ocurrió a raíz de la muerte de 360 reclusos, más una mujer que andaba de visita, en la Granja Penal de Comayagua, el 14 de febrero de 2012.
Sobre las múltiples recomendaciones hechas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para mejorar el sistema penitenciario del país, Pineda dijo que "son sesgadas porque tienden solo a favorecer al preso, no a la sociedad".
"La Constitución de Honduras es clara, las cárceles son centros de seguridad y se procurará en lo posible la rehabilitación, que no funciona en ninguna parte del mundo", añadió el analista.
Además, Pineda considera que el Estado, o sacrifica a la sociedad y abre las puertas generando una serie de privilegios en los penales, o protege a la sociedad aplicando medidas de seguridad, que están determinadas por el comportamiento de los presos".
aag