Los habitantes de Luisiana evaluaban el sábado los daños causados por el viento y las lluvias del huracán Delta, que impactó sus hogares ya abatidos por violentas tormentas durante este año y luego se debilitó rápidamente en su camino al noreste de Estados Unidos.
Cientos de miles de residentes se quedaron sin energía eléctrica después de que Delta tocó tierra el viernes como un huracán de categoría 2 cerca de la localidad de Creole, en Luisiana, arrastrando vientos máximos sostenidos de 161 kilómetros por hora.
Pero para el mediodía del sábado, Delta se había trasladado al oeste de Misipipi, donde se debilitó a depresión tropical con vientos de menos de 63 kilómetros por hora, de acuerdo al último reporte Centro Nacional de Huracanes (CNH). La tormenta seguía distribuyendo lluvias abundantes en la región, pese a que disminuía gradualmente de intensidad.
Delta generó graves inundaciones de calles y riberas, mayormente en el suroeste de Luisiana, luego de trazar muy de cerca la estela de destrucción dejada en agosto por Laura, el ciclón más poderoso en impactar al estado y que llegó a presentar vientos máximos de hasta 240 kph.
"Aunque no fue tan poderoso como el huracán Laura, fue mucho mayor (en alcance)", dijo el gobernador John Bel Edwards en una conferencia de prensa en Baton Rouge.
Al mediodía, las autoridades aún estaban evaluando el nivel de los daños y buscaban establecer diferencias entre la destrucción causada por Delta y los estragos que meses antes había ocasionado la tormenta Laura, explicó Edwards. Unos 3 mil elementos de la Guardia Nacional fueron llamados a repartir suministros de socorro, despejar caminos, mantener la seguridad y realizar operaciones de búsqueda y rescate, afirmó el gobernador.
bgpa