Dos naciones de África occidental gobernadas por soldados amotinados dijeron el lunes que considerarían una intervención militar en Níger como una “declaración de guerra” en su contra, mientras la nueva junta en el país intentaba consolidar su poder tras dar un golpe de Estado la semana pasada.
La Comunidad económica de Estados de África Occidental, o CEDEAO, anunció el domingo sanciones económicas y de viajes contra Níger debido al golpe y dijo que emplearía la fuerza si los líderes golpistas no reinstauraban al presidente, Mohamed Bazoum, en una semana. El gobierno de Bazoum era uno de los últimos socios democráticos de Occidente en la lucha contra extremistas en la región.
En un comunicado conjunto, los gobiernos militares de Mali y Burkina Faso escribieron que “cualquier intervención militar contra Níger se considerará como una declaración de guerra contra Burkina Faso y Mali”.
El coronel Abdoulaye Maiga, ministro maliense de Administración Territorial y Descentralización, leyó el comunicado conjunto en la televisora estatal de Mali el lunes por la noche. Los dos países también rechazaron las sanciones económicas de la CEDEAO como “ilegales, ilegítimas e inhumanas”, y se negaron a aplicarlas.
La CEDEAO suspendió todas las transacciones comerciales y financieras entre sus estados miembros y Níger, además de congelar los activos nigerinos en bancos centrales de la región. Níger es muy dependiente de la ayuda extranjera y las sanciones podrían agravar la pobreza para sus más de 25 millones de habitantes.
Mali y Burkina Faso han pasado por dos golpes cada uno desde 2020, en los que soldados derrocaron a gobiernos afirmando que podían hacer un trabajo mejor contra la creciente violencia yihadista asociada a Al Qaeda y el grupo Estado Islámico. La CEDEAO ha sancionado a ambos países y suspendido su participación en el bloque, pero nunca amenazó con emplear la fuerza.
También Guinea, otro país bajo un régimen militar desde 2021, emitió un comunicado en apoyo de Níger e instó a la CEDEAO a “ser razonable”. Guinea no aplicará las sanciones, añadió el general de bricada Ibrahima Sory Bangoura, en un comunicado del partido gobernante.
En anticipación de la decisión de la CEDEAO el domingo, miles de partidarios de la junta salieron a la calle en Niamey y criticaron a Francia, su antigua potencia colonial, además de ondear banderas rusas y carteles que elogiaban al presidente de Rusia, Vladímir Putin. Los asistentes reclamaron que la comunidad internacional se mantuviera al margen.
No ha habido una explicación clara para la presencia de símbolos rusos, pero el país parece haberse convertido en un símbolo del sentimiento antioccidental de los manifestantes.
Los inconformes también quemaron una puerta y rompieron ventanas en la embajada francesa antes de que el ejército nigerino les dispersara.
Níger podría estar siguiendo los mismos pasos que Mali y Burkina Faso, según los analistas. En ambos países se vieron manifestantes con banderas rusas tras sus respectivos golpes. Tras la segunda insurrección en Burkina Faso el pasado septiembre, los inconformes también asaltaron la embajada francesa en la capital, Uagadugú, y causaron daños en el Instituto Francés, la organización internacional de promoción cultural de Francia.
Si CEDEAO emplea la fuerza, también podría desencadenar violencia entre civiles partidarios y contrarios al golpe, según los analistas en Níger.
Aunque es poco probable, “las consecuencias para la población civil de un enfoque de este tipo, si los golpistas optan por la confrontación, serían catastróficas”, dijo Rida Lyammouri, investigador del Policy Center for the New South (Centro de Políticas para el Nuevo Sur), un centro de estudios con sede en Marruecos.
La CEDEAO, que agrupa a 15 países, ha intentado desde la década de 1990 proteger a las democracias de la amenaza de golpes de Estado, con un éxito dispar.
Cuatro países están dirigidos por gobiernos militares en África central y occidental, donde se han producido nueve golpes exitosos o fallidos desde 2020.