Al menos un centenar de personas se mataron con una sustancia contenida en más de mil 200 paquetes enviados a unos 40 países, según datos derivados de investigaciones desarrolladas en varios continentes tras la detención, en mayo, de un canadiense que vendía "kits de suicidio" en línea.
Kenneth Law, chef de 58 años de un hotel de Toronto, está acusado de haber comercializado desde fines de 2020 en varios sitios web una sustancia utilizada como aditivo alimentario y de haberla colocado entre personas vulnerables.
Law está siendo procesado en Canadá por 'suicidio asistido', delito castigado con 14 años de prisión.
En su país, 14 víctimas de entre 16 y 36 años utilizaron los "kits" para acabar con sus vidas, y es probable que la cifra aumente, señalaron las autoridades canadienses, que detectaron el envío de al menos 160 de estos paquetes.
En Reino Unido, de las 272 personas que compraron estos productos online, 88 murieron, informó la policía británica.
"Puede reducir los niveles de oxígeno, dificultar la respiración y causar la muerte", dijo la policía canadiense.
El chef, que se encuentra en prisión desde su detención en mayo, tiene intención de declararse inocente, afirmó su abogado, Matthew Gourlay.
Se lo acusa de 'haber vendido en el mercado una sustancia legal' que hasta hace poco se encontraba en Amazon, dijo Gourlay a la AFP. "La conducta alegada no entra dentro del ámbito de este delito", agregó.
Una investigación compleja
Law es un hombre de negocios que se convenció de que vender este tipo de productos "era una actividad perfectamente legítima", dijo a la AFP David Parfett, cuyo hijo de 22 años se quitó la vida en octubre de 2021 después de haber comprado uno de estos "kits" por unos 40 dólares estadunidenses.
En las paredes de su casa victoriana de las afueras de Londres hay numerosas fotografías de Tom, un 'joven encantador' que amaba muchísimo el fútbol y a quien sus seres queridos vieron hundirse durante la pandemia, deprimido.
David, padre de tres hijos, teme que Law nunca sea juzgado por la muerte de Tom, dada la complejidad de la investigación.
Kim Prosser, cuyo hijo Ashtyn se suicidó en marzo, un mes antes de cumplir veinte años, espera sin embargo que el chef canadiense "responda por sus acciones".
"Ashtyn no estaba bien, estaba luchando emocionalmente y lo más difícil hoy es pedir ayuda", afirmó su madre, que está intentando crear una asociación de apoyo a personas con problemas psicológicos en honor a su hijo.
Sitios como el de Kenneth Law existen porque el sistema sanitario "no funciona", especialmente para las personas con trastornos mentales, denunció.
Veneno
Un informe del diario británico The Times permitió en abril vincular varios de los suicidios cometidos con el kit y los sitios de Law.
Interrogado por el periódico canadiense Globe and Mail poco antes de su detención, el chef declaró: "Estoy vendiendo un producto legal. ¿Qué hace la persona con él? En ese yo no tengo control".
Desde entonces, alertados por Interpol, varios otros países, entre ellos Nueva Zelanda, Australia e Italia, han abierto investigaciones. En el país europeo fueron identificados nueve compradores y una víctima murió en la nórdica ciudad de Trento.
Francia reportó a su vez una treintena de compradores del kit pero no ha abierto una investigación, al considerar que el uso de este tipo de productos no constituye un delito, explicó a la AFP una fuente policial con conocimiento del caso.
Lo mismo ha sucedido hasta ahora en Irlanda, donde las autoridades consignaron un pequeño número de decesos pero no han iniciado una investigación criminal al respecto.
Al buscar saber cómo su hijo pudo "acceder a este veneno" David Parfett llegó a un foro de suicidio en línea donde, según dijo, hay personas que alientan a la gente a matarse y las dirigen, a través de mensajes codificados, a revendedores como Kenneth Law.
"Sin este foro Tom estaría hoy entre nosotros", dijo su padre.
PMA