El covid-19 ha puesto de moda el cubrebocas en Cuba, donde su uso es obligatorio por ley. Sin embargo, la única fábrica que los produce se queja de falta de clientes, contradicción destapada por medios oficiales en momentos, en que el país no dispone de moneda fuerte ni para importar alimentos básicos.
Es difícil encontrar en calles y plazas de la isla a alguien que no use mascarilla sanitaria. Quien incurra en esa falta carga con altas multas en metálico. Incluso en el parque Kohly, en el oeste de La Habana, MILENIO constató este lunes a un nutrido grupo de personas practicando el arte chino del Tai Chi Chuan con sus respectivos cubrebocas. Sudaban y nadie se quitaba la mascarilla.
“Practicamos lunes, miércoles y viernes pero siempre protegidas con el nasobusco —como se le dice en la isla a los cubrebocas—. Eso es lo que manda la ley y nosotras no queremos contraer la enfermedad, pero tampoco podemos dejar de ejercitarnos”, responde Vivian Menéndez, de 68 años, a nombre de los practicantes.
No obstante, a la pregunta de dónde adquirieron las mascarillas, las respuestas más reiteradas apuntaron a algún familiar en el exterior. La existencia de una fábrica en la occidental provincia de Matanzas, instalada a la carrera a mediados de 2021, es casi desconocida. Las otras fuentes son las importaciones, donaciones llegadas de lugares tan distantes como China o la iniciativa de artesanos y costureras que con cualquier tela crean una endeble protección.
La única fábrica de cubrebocas de Cuba se queja de no tener clientes
“La fábrica de mascarillas desechables produce de manera estable y sin contratiempos. Esta a punto de completar los dos millones de nasobucos. El único freno para una mayor producción es, contradictoriamente, la baja demanda”, concluye una investigación reproducida este lunes en medios oficiales.
Esta es la primera fábrica con que cuenta el país para producir mascarillas sanitarias y el proveedor de las máquinas y las materias primas es un empresario sirio radicado en la isla desde hace unos 30 años, que al irrumpir la pandemia en el país caribeño, por solidaridad y sin medir costos, se lanzó a la aventura de levantar la planta.
De entonces a hoy pasó de todo con esa institución; llegada tardía de los equipos y hasta desconocimiento en el montaje.
“No hubo asesoramiento presencial, sino por videoconferencias desde un taller en el extranjero. Eso nos obligó, por la diferencia de horario, a permanecer en la fábrica hasta altas horas de la noche para establecer la comunicación, en la que Lway Aboradan —el sirio promotor del proyecto—, hacía de traductor”, reconoció Pérez Montero, uno de los colaboradores cubanos de la iniciativa.
Según directivos de la fábrica “cada mascarilla que el país compraba en el mercado internacional tenía un costo promedio de 46 centavos de dólar, mientras que la producidas aquí rondan los seis centavos, con una lógica disminución de costos. Cada pieza, esterilizada, esta conformada por tres capas, con una intermedia que facilita el filtrado”, precisaron
El covid-19 está a la baja, pero se mantiene uso del cubrebocas
El doctor Francisco Durán, director de Epidemiología del ministerio de Salud Pública, confirmo que la epidemia de covid-19 tiende a decrecer en la isla como pronosticaron especialistas que asesoran al gobierno en el enfrentamiento a la enfermedad.
Pero aun así y en contraposición a la práctica que se va generalizando en el resto del mundo, Durán insistió en que el uso del cubrebocas y el distanciamiento entre personas “se mantiene inalterable, porque es nuestra primera barrera de protección ante un virus que todavía está latente”.
El epidemiólogo especificó que hoy se reportaron solo 377 nuevos enfermos en un país que totaliza 11,33 millones de habitantes, en tanto el número de personas hospitalizadas con el virus activo descendió a mil 165 casos.
“No obstante, se reportó también el fallecimiento de una paciente, residente en la provincia occidental de Pinar del Rio del grupo de 60-69 años de edad, con cardiopatía isquémica, hipertensión arterial, diabetes mellitus y obesidad como principales comorbilidades”.
dr