El arzobispo maltés Charles Scicluna, uno de los enviados papales junto al sacerdote español Jordi Bertomeu, declaró como testigo ante un fiscal chileno respecto de los abusos sexuales en que están involucrados miembros del clero austral, minutos antes regresar a Italia.
En calidad de testigo, Scicluna fue interrogado en dependencias de la Policía Internacional en el aeropuerto de Santiago por el fiscal regional Raúl Guzmán, quien estuvo acompañado del persecutor Guillermo Adasme, quien indaga las denuncias contra sacerdotes de la orden Marista.
"Hemos desplegado una serie de requerimientos y se están recibiendo otras múltiples denuncias, particularmente el día de ayer se recepcionaron por parte del equipo investigativo de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) nuevas denuncias respecto a los hechos", dijo Guzmán.
En declaraciones que difunde radio Biobío, el fiscal precisó que son 25 personas aproximadamente las que estaban siendo investigadas ante las nuevas denuncias y más de 30 víctimas de abusos.
Según Guzmán, el objetivo de la diligencia es conseguir los antecedentes que recabó Scicluna en su primera visita a Chile durante el pasado mes de febrero y que fueron entregados en un informe al papa Francisco.
Este martes, los enviados especiales del papa Francisco a Chile finalizaron su misión pastoral en el país con el compromiso de investigar las denuncias de abusos sexuales cometidos por miembros del clero e iniciar un proceso de reconciliación y reparación de las víctimas.
Scicluna y el sacerdote español Jordi Bertomeu pusieron el cierre a una visita de siete días a Santiago y la sureña urbe de Osorno durante la que se reunieron con cientos de personas, entre las que se encuentran víctimas de abusos, comunidades católicas y sacerdotes y religiosos del país austral.
Uno de los puntos centrales de la misión de los emisarios del Papa fue la visita de cuatro días que realizaron a Osorno, donde la comunidad católica está fracturada por la figura del obispo Juan Barros, acusado de encubrir los abusos sexuales que cometió décadas atrás el influyente sacerdote Fernando Karadima.
Barros, nombrado obispo de Osorno por el mismo papa Francisco en 2015, dejó el cargo el lunes pasado, justo antes de la llegada de Scicluna y Bertomeu, después de que el pontífice aceptara su renuncia y la de otros dos obispos.
La visita de los emisarios del papa buscaba mitigar la grave crisis por la que atraviesa la Iglesia chilena a raíz de múltiples denuncias de víctimas por los abusos sexuales presuntamente cometidos por miembros del clero en distintas diócesis del país durante décadas.
jamj