Cientos de iraquíes acudieron el jueves a los hospitales con problemas respiratorios y el aeropuerto de Bagdad suspendió los vuelos por varias horas debido a una espesa tormenta de arena, la quinta en Irak en un mes.
Los medios estatales iraquíes indicaron que la mayoría de los pacientes presentaba problemas respiratorios y las clínicas en el norte y el oeste del país batallaban por mantenerse al día con la afluencia. Las autoridades exhortaron a los ciudadanos a permanecer en espacios cerrados.
Los iraquíes se despertaron con un cielo de color ocre y una gruesa capa de polvo que cubrió calles y edificios con una película naranja. La visibilidad era baja y los conductores mantuvieron encendidos los faros delanteros de sus vehículos para ver el camino.
Los vuelos programados para despegar por la noche del miércoles y el jueves por la mañana fueron pospuestos, dijo un funcionario del aeropuerto que habló bajo condición del anonimato porque no estaba autorizado a informar a los periodistas. Los vuelos se reanudaron al mediodía, cuando el polvo comenzó a despejarse.
Irak es propenso a las tormentas de arena estacionales, pero expertos y funcionarios están preocupados por su frecuencia en los últimos años, la cual, dicen, se ve exacerbada por las precipitaciones récord, la desertificación y el cambio climático.
Sin embargo, Azzam Alwash, jefe de la organización sin fines de lucro Nature Iraq, advirtió que "el cambio climático por sí solo no ofrece el panorama completo" y que las prácticas agrícolas inapropiadas y la mala gestión de los recursos hídricos han contribuido a los problemas.
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