El presidente ruso, Vladímir Putin, aceptó “en principio” la participación de la ONU y del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en la evacuación de civiles de la planta de Azovstal, en el puerto ucraniano de Mariupol, tras reunirse con Antonio Guterres, secretario general del organismo internacional.
Durante la reunión en Moscú, Putin y Guterres discutieron la situación en la enorme planta siderúrgica de Azovstal, donde los últimos defensores ucranianos de Mariupol están encerrados tras meses de asedio y bombardeos rusos.
El portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, dijo que durante el encuentro, Guterres y Putin “discutieron las propuestas para ayuda humanitaria y la evacuación de civiles de zonas de conflicto”.
Putin aceptó que la situación en Mariupol es “difícil e incluso trágica” e insistió en que la ciudad ya “no hay acciones bélicas”.
Se calcula que unos 2 mil soldados y mil civiles se han refugiado en los búnkeres bajo la estructura destruida.
Por momentos el encuentro se tensó entre ambos líderes debido a que Guterres calificó como “invasión” la acción militar rusa en Ucrania, a lo que refutó Putin al señalar que es una “operación especial militar” para liberar a las “repúblicas del Donbás”.
Por su parte, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, afirmó que “nuestros objetivos radican en la protección de la población civil, estamos interesados al respecto en colaborar tanto con los colegas de la ONU como con el CICR”, aunque insistió en rechazar el término de “invasión”.
Mientras tanto, el director general del OIEA, la agencia atómica de Naciones Unidas, Rafael Grossi, aseguró ayer durante una visita a la antigua planta nuclear de Chernóbil que durante la ocupación rusa en marzo, “la seguridad nuclear no era normal y hubo riesgo de un accidente”.
Además, su visita se llevó a cabo justo a 36 años del accidente en esa planta nuclear.
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