Un tren donde viajaban al menos 970 pasajeros en el estado de Kaduna, en el noreste de Nigeria, fue atacado la noche del lunes por un grupo de hombres armados que aún no han sido identificados, confirmaron las autoridades.
"No podemos dar mucha información ahora. La mayoría de los pasajeros están escondidos y no pueden informarnos, pero tenemos noticias de que hubo disparos para detener el tren", afirmó el director de la estatal Corporación de Ferrocarriles de Nigeria, Fidet Okhiria, a la agencia de noticias nigeriana NAN.
Por su parte, el gobierno del estado de Kaduna aseguró en un comunicado que las fuerzas de seguridad se desplegaron con rapidez en la zona del incidente para "proteger a los pasajeros a bordo".
"Se están haciendo esfuerzos para trasladar a los pasajeros y a otros que sufrieron heridas a los hospitales para que puedan recibir atención médica urgente", indicó el Ejecutivo estatal, sin aportar detalles sobre las posibles víctimas del ataque.
"Las fuerzas de seguridad siguen peinando el área para hacer rescates adicionales", añadió el gobierno de Kaduna.
Los atacantes presuntamente usaron explosivos que colocaron en las vías ferroviarias para descarrilar el tren, antes de acercarse a los vagones y empezar a disparar con armas de fuego.
Las autoridades aún no han confirmado el número de víctimas, pero algunos testigos temen que haya podido haber muertos y personas secuestradas por los atacantes, según declaraciones recogidas en medios locales.
"Los secuestradores colocaron explosivos. (...) Estamos indefensos. (...) Todavía se escuchan disparos a nuestro alrededor. Estamos bajo los asientos rezando a Dios mientras esperamos ayuda", escribió anoche uno de los pasajeros, Anas Iro Dan Musa, en la red social de Facebook.
Los estados del centro y noroeste del Nigeria sufren ataques incesantes por parte de "bandidos" -término usado en el país para nombrar a las bandas criminales que cometen esos asaltos- y una ola de secuestros masivos para obtener lucrativos rescates.
La violencia continúa a pesar de las reiteradas promesas del presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, de acabar con el problema y del despliegue de más fuerzas de seguridad en la zona.
A esta inseguridad en el noroeste de Nigeria se suma la registrada desde 2009 en el noreste por el grupo yihadista Boko Haram y, desde 2016, por su escisión, el Estado Islámico en la Provincia de África Occidental (ISWAP, por sus siglas inglés).
Ambos grupos han matado a más de 35 mil personas y han causado unos 2,7 millones de desplazados internos, sobre todo en Nigeria, pero también en países vecinos como Camerún, Chad y Níger, según datos gubernamentales y de la ONU.
LG