El 27 de febrero de 1989 cientos de personas salieron a las calles de Caracas para protestar contra las severas medidas económicas impuestas por el recién electo presidente Carlos Andrés Pérez, ese movimiento popular y su posterior represión fueron conocidas como El Caracazo.
Luego del auge petrolero de los años 70, la economía en Venezuela se fue debilitado de modo que para 1989, lo venezolanos se encontraban sumergidos en una terrible pobreza, su esperanza era Carlos Andrés Pérez, ganador rotundo de los comicios de diciembre de 1988.
Pero las cosas no ocurrieron de la manera que los venezolanos esperaban, el 16 de febrero, apenas dos semanas después de su ostentosa investidura, Pérez presentó en cadena nacional un proyecto que denominó 'Paquete económico', esta era su respuesta a la crisis económica.
Entre otras cosas, este proyecto incluía una devaluación del 400 por ciento de la moneda, aumento al precio de la gasolina, al transporte y servicios públicos, además de otras medidas propuestas por el Fondo Monetario Internacional meses antes a cambio de un préstamo.
Al aplicarse estas medidas, la economía venezolana se derrumbó y los índices de inflación y desempleo aumentaron considerablemente.
Cuando la situación ya pintaba bastante mal, el 26 de febrero el gobierno anunció un nuevo y sustancial incremento a la tarifa del transporte público, que entró en vigor al día siguiente.
Ese 27 de febrero, desde muy temprano, decenas de pasajeros se congregaron para protestar por el alza al transporte en una ruta en Caracas que había elevado el costo de 6 a 18 bolívares.
La gente se fue sumando a la manifestación en el transcurso del día y la protesta se extendió a más ciudades, mientras que la policía recibió la orden clara de reprimir a los inconformes.
Saqueos y disturbios acompañaron las protestas, y en respuesta a ello el 28 de febrero, el ministro de Defensa, Italo del Valle Alliegro anunció la suspensión de las garantías constitucionales durante 10 días: el derecho a la libertad y seguridad personal, la inviolabilidad del hogar, la libertad de tránsito y expresión, así como la libertad de reunirse en público y manifestarse pacíficamente.
El gobierno tuvo entonces mano libre para una represión brutal. El ejército tomó las calles y arremetieron contra las multitudes, matando a decenas de civiles desarmados. Hubo también detenciones en domicilios, desapariciones y casos de tortura.
La sangrienta represión terminó el 8 de marzo. Oficialmente se habló de 276 personas muertas, pero reportes extraoficiales elevan esa cifra a más de 2 mil. Tiempo después fueron halladas diversas fosas comunes.
Como consecuencia de esa represión, en 1992 hubo dos intentos de golpe de Estado. Carlos Andrés Pérez fue acusado de corrupción y dejó la presidencia anticipadamente en 1993.
gcc