Autoridades del ministerio de Educación en Kabul anunciaron que los alumnos de universidad afganos deberán hacer cursos obligatorios suplementarios de religión como parte de su círculo académico.
"Añadiremos cinco materias religiosas suplementarias a las ocho existentes" en la universidad, declaró en rueda de prensa Abdul Baqi Haqani, ministro de Enseñanza Superior.
Entre las nuevas asignaturas, destacó algunas como Historia Islámica, Política y Gobernanza, precisando que el número de clases obligatorias de religión pasará de una a tres a la semana.
Algunas universidades ya han modificado cursos de música o escultura, materias muy sensibles bajo la estricta interpretación de la Sharia (ley islámica) por parte de los talibanes.
El éxodo de la élite educativa afgana, especialmente de los docentes, también ha llevado a la eliminación de facto de muchas materias.
Consultados sobre la reapertura de las escuelas secundarias para niñas, los funcionarios aludieron a las reticencias en las zonas rurales, habiendo justificado durante meses mantener el cierre por cuestiones técnicas y financieras.
Según Abdulkhaliq Sadiq, alto funcionario del ministerio de Educación, no se reabren por la falta de convicción de las familias.
Sin diploma de fin de estudios secundarios, las adolescentes afganas no podrán presentarse a los futuros exámenes de acceso a la universidad.
Las escuelas primarias y secundarias permanecieron cerradas durante todo el periodo del primer régimen talibán (1996-2001).
Desde su regreso al poder el 15 de agosto de 2021, han impuesto restricciones tan severas que en la práctica las apartan casi totalmente de la vida pública.
Las mujeres tienen derecho a ir a la universidad, pero algunas la han abandonado por el coste y otras, por miedo de sus familias a que se muestren en público con el régimen actual.
La comunidad internacional ha hecho de la educación una condición esencial para el reconocimiento oficial del régimen talibán, lo que hasta ahora no ha hecho ningún gobierno.
LG