Los conflictos entre Rusia y Ucrania se han digitalizado, y el escenario actual refleja lo que se conoce como “guerra híbrida”, una teoría de la estrategia militar en la que se utilizan toda clase de medios y procedimientos mediante el empleo de las últimas tecnologías para desestabilizar a un país.
Combinando distintos aspectos analógicos y digitales, esta estrategia paraliza el buen funcionamiento de las infraestructuras críticas a través de ciberataques con el fin de extender la desinformación entre las personas.
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Dicha guerra híbrida inició con ataques a las páginas de internet del gobierno de Ucrania y los principales bancos, que les impedían a los ciudadanos el uso de cajeros automáticos o revisar saldos.
Autoridades afirmaron que éste es el ataque cibernético de denegación de servicio más grande de la historia. En las últimas semanas, más de 70 páginas web de distintos organismos gubernamentales ucranianos han sufrido “defacement” —ataque que cambia la apariencia visual de una página web para llevar acciones fraudulentas o de vandalismo, modificando su configuración original.
En su lugar fueron insertados mensajes pro-rusos y, en ocasiones, se ha instalado software malicioso diseñado para hacer inoperativos los sistemas.
El Ministerio de Defensa de Ucrania aseguró en sus redes sociales que habían recibido un volumen inusualmente alto de peticiones para cargar la web, lo que sugiere que los atacantes estaban inundando los servidores con solicitudes ilegítimas en un intento de sobrecargarlos e impedir que los ciudadanos accedieran al sitio.