El volcán Cumbre Vieja de la Isla de La Palma, en Islas Canarias, no para de arrojar lava, aunque su paso se ha hecho más lento, los especialistas han visto un repunte de la actividad que generó una nueva boca, lo que ha obligado a evacuar a otras 500 personas, siendo 6 mil los desplazados en el territorio, mientras el fluido se acerca cada vez más a la costa.
Se trata del volcán más joven de España que entra en erupción después de 50 años. Su lava ya ha cubierto 103 hectáreas y ha destruido 190 casas.
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El encuentro del magma ardiente con el mar en esta isla atlántica podría provocar la emisión de gases tóxicos, según los científicos, por lo que las autoridades han establecido un radio de exclusión para minimizar el peligro.
Además, la lava se acerca poco a poco a la población de Todoque, donde hay registro de unas 500 casas, con una población de mil 300 personas, las cuales ya fueron evacuadas.
Los desalojos de casas se han hecho como medida de precaución porque el volcán no se encuentra cerca de zonas pobladas, aunque la lava ya ha engullido a más de 100 casas, además de una pequeña escuela de la isla a la que asistían 23 alumnos.
Anoche hubo un nuevo sismo de poco más magnitud 4.1 y se abrió una boca más en el volcán que entró en erupción el domingo, según informó el servicio de emergencia del archipiélago español, donde se avisó de una nueva evacuación que obligó a nuevos desalojos en la pequeña isla, que apenas tiene 85 mil habitantes.
La nueva boca está a unos 900 metros de la principal y los técnicos deben determinar ahora si se trata de una nueva brecha. Siguen brotando piedras y humo 40 horas después, aunque se ha ralentizado el ritmo de la lava que, si el lunes avanzaba los 700 metros por hora, lo hace ahora a 300, así que no ha llegado todavía al mar.
"Creemos que nuestra casa está debajo del volcán", dicen los evacuados
Entre los evacuados por la actividad volcánica está Israel Castro Hernández, que vio cómo casa quedaba destruida por el avance de la lava.
"El volcán dice 'salgo por aquí', y acaba con toda tu vida prácticamente", lamentaba este hombre de 46 años.
Junto a él está su esposa, Yurena Torres Abreu, quien todavía no logra asimilar la emergencia, donde el flujo ardiente se sigue expandiendo hacia el mar.
"Seguimos mirando hacia allí y no nos lo creemos. Seguimos pensando que nuestra casa está debajo de ese volcán. No hay nada que hacer. Es la naturaleza. Y ya está", dijo conmocionada.
Aunque no ha dejado ninguna víctima, esta erupción, la primera desde 1971 en esta isla de casi 85 mil habitantes, ha generado también columnas grises y naranjas de lava que van descendiendo lentamente del volcán arrasando con los árboles, carreteras y viviendas que encuentran a su paso, según las imágenes que publican autoridades y vecinos.
"(Tenemos) tantos amigos que han perdido todo. Han salido casi igual que nosotros, con lo puesto y poco más. Y han dejado toda su vida ahí", relató Elizabeth Torres Abreu, la hermana de Yurena, cuya casa también ha sido engullida por la lava.
Riesgo ante las emisiones de gases
El Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) calcula que el volcán emite entre 7 mil 997 y 10 mil 665 toneladas diarias de dióxido de azufre (SO2) a la atmósfera, un dato que consideran fundamental para poder calcular la fecha final de la erupción.
Además del impacto medioambiental, los expertos señalan que en el momento en que la lava entre en contacto con el mar se producirán algunas explosiones, e incluso una lluvia ácida, también se intensificará el humo que lleva sustancias tóxicas para los ojos, los pulmones y la piel, según el catedrático de Geología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, José Mangas.
El magma, al entrar en contacto con el agua salada, provoca una reacción química que aviva el humo intenso que produce el río de lava y, además, lanza a la atmósfera partículas muy finas de ácido clorhídrico, que, a su vez, pueden irritar la piel o los ojos y causar problemas respiratorios.
Sin embargo, para los especialistas, la llegada del río de lava al mar es el resultado de una normal actividad volcánica en el entorno de las Islas Canarias
Lo que sí aseguró el catedrático es que, si la erupción se prolonga en el tiempo, el sur de la isla de La Palma puede verse afectado por una capa importante de cenizas y por gases tóxicos que dañarán los cultivos, ya que esa es la dirección que está tomando el material que desprende.
El coordinador científico de Involcan, Nemesio Pérez, explicó que la erupción se podrá dar por terminada cuando transcurran varios días sin que se produzcan emisiones de dióxido de azufre. La duración de la erupción dependerá de la cantidad de magma que se ha acumulado en la reserva del volcán, por lo que es prácticamente imposible saber cuándo concluirá su actividad.
OMZI