1. Ayuda a perder peso. Frena el apetito, nos hace sentir plenos, por lo que comemos menos. También disminuye el antojo de azúcar.
2. Reduce el riesgo de problemas cardiovasculares. Regula la presión arterial y el perfil lipídico, gracias a las grasas monoinsaturadas y a los polifenoles.
3. Equilibra el colesterol. Contiene ácido oleico, que regula de manera natural las grasas en la sangre, es decir, reduce los niveles de colesterol “malo” (ldl) y aumenta los del “bueno” (hdl).
4. Previene el deterioro mental. Gracias a los ácidos grasos, limpia las arterias de calcio y colesterol, las mantiene elásticas y promueve la oxigenación neuronal. Favorece la formación de membranas celulares y del tejido cerebral, reduce el riesgo de accidentes cerebrovasculares, alzheimer y otras demencias.
5. Fortalece el sistema inmune. Su alto contenido de antioxidantes, entre ellos el oleocanthal, evita las sobrerreacciones de nuestro cuerpo con su gran poder antiinflamatorio.
6. Previene cánceres del sistema digestivo y de mama. Por su alto contenido en hidroxitirosol y tirosol, antioxidantes que inhiben la proliferación de células cancerígenas.
7. Impacta al sistema hepatobiliar. Estimula el funcionamiento de la vesícula, reduce la formación de cálculos biliares y ayuda a disolver las piedras formadas.
8. Retrasa el envejecimiento. Gracias a sus polifenoles y a la vitamina E, que son antioxidantes y antiinflamatorios, contribuye a la prevención del daño causado por los radicales libres en los tejidos corporales.
9. Ayuda en el tratamiento de úlceras por presión. Gracias al escualeno, que favorece la regeneración y reparación de tejidos (cicatrización); además, se utiliza para hidratar la piel y evitar nuevas lesiones por frío o presión.
10. Humecta la piel y fortalece el cabello. De manera tópica, los nutre con sus antioxidantes.
sgs