Nikol Pashinian, líder de las protestas que paralizaron Armenia durante semanas, fue nombrado primer ministro del país. La elección pondrá fin de inmediato al caos político, pero aumenta la incertidumbre en el largo plazo.
El parlamento eligió a Pashinian por 59 votos a favor y 42 en contra, coronando un mes de protestas multitudinarias que incluyeron la renuncia del anterior primer ministro y otras maniobras políticas.
El descontento de los armenios por la pobreza y la corrupción generalizada en el país se fue cocinando durante años, pero Pashinian fue capaz de galvanizar ese sentimiento en un movimiento ocasionalmente ruidoso pero su mayoría pacífico.
Las protestas se centraron en la transición del ex presidente Serzh Sargsyan al cargo de primer ministro, una decisión que según sus críticos le permitiría mantenerse al frente del país de forma indefinida.
Sargsyan fungió como presidente del país durante 10 años antes de dejar el cargo por los límites de su mandato. Sin embargo, Armenia cambió su estructura de gobierno, dando al puesto de primer ministro más poder a expensas de la presidencia.
Poco después, Sargsyan fue nombrado primer ministro por el Parlamento, donde su formación, el Partido Republicano, tiene mayoría.
Ante la presión de las multitudinarias manifestaciones, Sargsyan renunció el 23 de abril, apenas seis días después de su nombramiento. El Partido Republicano aceptó la semana pasada respaldar al candidato a primer ministro propuesto por un tercio de los diputados, abriendo la vía a la elección de Pashinian.
En una plaza del centro de la capital, Ereván, sus partidarios celebraron la elección.
"Hemos elegido un nuevo camino en Armenia y el conductor será el pueblo y no los clanes. Aparecerán nuevos empleos, la gente regresará y la corrupción desaparecerá", dijo Tigran Azizian, un manifestante de 42 años que trabaja en el metro de la ciudad.
Pese al entusiasmo, Pashinian enfrenta importantes retos, sobre todo porque los republicanos mantienen una considerable mayoría en el parlamento.
gcc