Fernando Restoy, presidente del Instituto para la Estabilidad Financiera del Banco Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), aseguró que pese a que los beneficios percibidos de permitir que las empresas tecnológicas como fintech o bigtech operen con una licencia bancaria son convincentes, pero requieren un escrutinio especial.
Esto, luego de que recientemente, en el mundo varias grandes tecnológicas han obtenido una licencia bancaria en varias jurisdicciones a pesar del escrutinio regulatorio que acompaña a una licencia bancaria, varias grandes tecnológicas y las fintech ven la propuesta de valor que tienen.
“La cuestión de permitir que las empresas de tecnología operen con una licencia bancaria tiene el potencial para alterar permanentemente el panorama de los sistemas bancarios internacionales. Las autoridades prudenciales, como guardianes del sistema bancario, deben decidir si permiten la entrada a estos nuevos guardianes de la economía digital y, en caso afirmativo, qué requisitos imponerles”.
En México, el caso más reciente es el de Ualá, fintech orientada a los servicios financieros, anunció la compra del banco ABC Capital, que últimamente había tropezado en sus índices de capitalización con el riesgo de ser revocado.
Restoy indicó que Asia, y en particular China, alberga el mayor número de grandes tecnológicas que operan con una licencia bancaria. Numerosas fintechs también han recibido subvenciones en el Reino Unido y, en menor medida, en la Unión Europea (UE) y Estados Unidos.
Esto permite a los clientes acceso a depósitos de bajo costo que complementan sus ofertas de productos, los ahorros de costos asociados con las comisiones aunado a , la confianza percibida y la legitimidad que otorga una licencia bancaria y la posibilidad de que los inversionistas puedan recompensar a dichas empresas a través de valoraciones de mercado más altas que las compensadas a los costos asociados con operar como un banco.
Durante la última década, las grandes tecnológicas y las fintech comenzaron a brindar una gama de servicios financieros a consumidores, inicialmente fuera de los límites de la industria bancaria altamente regulada. Estos servicios comenzaron con pagos, pero se expandieron para abarcar préstamos de consumo, seguros y ahorro.
En su provisión de servicios financieros, algunas grandes tecnologías y fintechs compiten directamente con bancos, mientras que otros trabajan en sociedad con ellos a través de varios arreglos, para cumplir con los requisitos de sus clientes con necesidades bancarias.
Desde la perspectiva de las grandes tecnológicas y las fintech, el principal beneficio de proporcionar servicios similares a los de un banco servicios financieros sin licencia bancaria es la supervisión regulatoria limitada, que les permite enfocarse en mejorar su tecnología, mejorar las ofertas de productos y enriquecer la experiencia del cliente.
Sin embargo, como parte del proceso de autorización, y posteriormente a través de la supervisión continua, las autoridades deben examinar la capacidad y la voluntad de las empresas de tecnología para cumplir con los objetivos declarados, explicó en un documento.
Aseguró que los riesgos inherentes difieren notablemente entre las empresas fintech, y las grandes tecnológicas, mismas que representan mayores desafíos.
Entre los riesgos que el presidente del Instituto para la Estabilidad Financiera del BIS identificó son conflictos de interés, concentración de poder o comportamiento anticompetitivo, contagio y riesgo sistémico, e impedimentos para supervisión consolidada.
En contraste, los beneficios percibidos de permitir que las empresas tecnológicas operen con una licencia bancaria son convincentes, al no tener la carga de la infraestructura heredada, las empresas de tecnología a menudo ofrecen servicios superiores de tecnología y aplicaciones fáciles de usar que pueden permitirles llegar a más consumidores y realizar diversos aspectos del negocio bancario (incorporación, recepción de depósitos, préstamos, pagos) de manera más eficiente que titulares, incluidas las sociedades no financieras comerciales o industriales que pueden ser propietarias de los bancos.
Agregó que colectivamente, se espera que su enfoque centrado en la tecnología en la prestación de servicios financieros promueva la visión más amplia de algunas autoridades e incrementar objetivos de fomentar la inclusión financiera, promover la competencia y ofrecer mejores resultados para la sociedad.
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