Agustín Carstens, gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por su sigla en inglés), considera que el aumento de precios que se ha presentado es temporal, y si bien tras la crisis por la pandemia del covid-19 los bancos centrales tendrán que ir ajustando su política monetaria, deben buscar que las expectativas de precios no se desanclen, pero no deben forzar sus decisiones, hasta tener claras cuáles son las distorsiones de precios.
En una reunión con medios, recordó que con el objetivo de frenar la pandemia, la economía mundial estuvo en un periodo de suspensión inducida, lo que llevó a procesos productivos distorsionados en distintos sectores, donde los precios actuaron de forma poco natural, incluso con deflaciones, pero cuando la actividad económica comienza a retomar su curso, se observa un proceso diferenciado.
- Te recomendamos AMLO analiza abrir importación de maíz para controlar precio de la tortilla Política
“La política monetaria debe buscar que las expectativas inflacionarias en el mediano plazo no se desanclen, porque eso sí podría hacer que una variación en precios relativos que se refleje en mayor inflación genere más expectativas de inflación, y ahí sí, el proceso inflacionario se enraíza mucho más pero mientras eso no suceda va bien”, refirió Carstens.
No obstante, “el apretar ahorita demasiado la política monetaria implicaría buscar forzar los precios de casi todos los bienes y servicios de la economía a la baja para compensar aumentos en precios que responden a factores que no son monetarios, y a mí me parece que inducir esa reducción de precios que no se han visto afectados no ayudaría al resultado final económico que estamos buscando”, apuntó.
El gerente general del BIS explicó que la distorsión que estamos viendo hoy en día en los mercados nacionales e internacionales está a su nivel máximo, resultado de un ejercicio que nunca se había hecho: cerrar toda la economía de golpe y de repente, a diferentes velocidades y con distintos grados de coordinación empezar a abrir, lo que, por lo que, obviamente, hay muchas distorsiones oferta y demanda que se manifiestan en los precios y eso es parte muy importante de lo que está generando lo que ahorita se refleja a través de la inflación.
“Hay que recordar que la inflación es un aumento generalizado de los precios y lo que estamos viendo son variaciones muy grandes en un número más o menos contenido de precios. Eso sí permite presumir que gran parte de esto son cambios en precios relativos”, dijo.
Abundó que otro de los argumentos para explicar el proceso inflacionario es que como resultado de la pandemia y de la revolución económica que está generando, va a haber la necesidad de hacer muchas reasignaciones de recursos dentro de los diferentes sectores y esa reasignación de recursos se va a guiar por los precios.
“Esta variación de precios relativos refleja un poco cuáles son los sectores que van a crecer, cuáles sectores no van a crecer, cuáles son los rezagos y cuáles no lo son. Yo pienso que sí es necesario que el polvo se asiente. Sí sería muy importante identificar cuáles son los mercados que están más distorsionados y cuáles son los factores más distorsionados que existen y, después, aplicar políticas particulares para atender esas variaciones en precios relativos”, aseguró el banquero.
En este contexto, considera necesario que los bancos centrales manden señales de que están comprometidos con mantener la inflación, “tienen que dejar que esta variación en precios relativos se manifieste y, sobre todo, que no se arraiguen las mayores presiones inflacionarias, y después tener una lectura más o menos precisa de cuáles son las distorsiones particulares en algunos mercados que posiblemente ameritan de políticas económicas para que los problemas se vayan atenuando”, aseveró.
lvm