Colombia extiende 'alfombra roja' a inversión extranjera

Edición Fin de Semana

El gobierno da máximas facilidades a los inversionistas a cambio de empleos de calidad en sectores clave y con potencial de exportación; blindan con nuevas leyes la estabilidad jurídica del país.

Complejo Industria en Puerto Isaac, Yumbo. (Especial)
Jesús H. Hernández
Bogotá, Armenia y Cali, Colombia /

Colombia busca pasar del red paper al red carpet para atraer Inversión Extranjera Directa (IED) como uno de los principales vehículos para recuperar su economía, tras la pandemia y los conflictos sociales que pararon la actividad productiva entre finales de 2020 e inicios de este año.

Tras los descalabros, el gobierno del presidente Iván Duque decidió darle la vuelta a la situación abriendo las puertas de par en par al capital multinacional y de paso forjar el futuro del crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB), sus exportaciones y el nivel de vida de su población.

Para ello, el gobierno de Colombia apuesta por dos grandes imanes de empresas y capitales. Uno es el establecimiento de zonas francas y el segundo la determinación de incentivos fiscales al Impuesto Sobre la Renta.

“Esa política tiene tres ejes estratégicos: aprovechamiento de los acuerdos comerciales y mercados estratégicos, facilitación del comercio y atracción de inversión extranjera de eficiencia y un eje transversal: comercio legal y leal”, explicó en entrevista con MILENIO, María Ximena Lombana, ministra de Comercio, Industria y Turismo de Colombia.

En marzo de 2021 el gobierno emitió el Decreto 278, que modificó el Régimen de Zonas Francas en ese país, y recientemente también aprobó la Ley de Inversión Social para llevar la inversión a los sectores sociales más golpeados, “pero que también nos permitieran subsidiar parte de los costos de contratar empleados, especialmente jóvenes y mujeres, generando lo más importante para un ambiente de reactivación: empleo”, explica a MILENIO el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo.

Se trata de recintos, parques industriales e incluso pequeñas oficinas donde se establecen empresas con condiciones fiscales preferentes a cambio de un monto comprometido de inversión a largo plazo y la garantía de crear empleos de calidad.

Según el tipo de inversión, Colombia ha diseñado paquetes que ofrecen un descuento en el Impuesto Sobre la Renta (ISR), que es de 32 por ciento y subirá a 35 en 2022, para que las empresas puedan pagar entre 20 o incluso 0 por ciento en algunas áreas del país.

Flavia Santoro Trujillo, presidenta de PROCOLOMBIA, explicó que con esta política se pretende atraer industrias sostenibles y exportadoras de calidad y "convertirse en líder de atracción de IED en América Latina".

“Tenemos 49 anuncios de inversión correspondientes a negocios por más de 848 millones de dólares (mdd) en los sectores de agroindustria, industrias 4.0, metalmecánica y químicos y ciencias de la vida”, refiere Santoro.

De acuerdo con el Banco de la República, se estima que la llegada de inversión sumará 4 mil 576 mdd, 62 por ciento más que en el mismo lapso de 2020.

Imán de inversiones

"Desde agosto de 2018 hasta agosto de 2021, PROCOLOMBIA ha apoyado la llegada de 598 proyectos de inversión por 25 mil 400 mdd, que han generado más de 265 mil nuevos empleos. Esto es una gran oportunidad para seguir posicionando a Colombia como el destino ideal de inversión en la región, aumentar estas cifras y contribuir a la recuperación de nuestra economía", dijo Santoro.

De los proyectos señalados por Santoro, 26 son de capital mexicano con negocios por más de mil 069 mdd en sectores como software y TI, materiales de construcción, telecomunicaciones, agroalimentos, turismo, industria farmacéutica, entre otros.

México se ha posicionado como el segundo mayor inversionista de América Latina en Colombia. Firmas como Grupo Bimbo, Greenfruit Avocado, Colomich, Cemex, Mexichem, Inversinox, Azteca TV, Grupo Salinas, Alsea, Deacero, Cityexpress, Telmex, Aeroméxico, Interjet y Femsa forman parte del grupo de mexicanas que han invertido en Colombia en la última década.


Diferencias de modelo: México y Colombia

En México existen las zonas francas desde enero de 2019 en 43 municipios en la frontera norte y 22 de la franja sur, donde se tienen beneficios como la reducción del ISR del 30 al 20 por ciento, y del Impuesto al Valor Agregado (IVA), del 16 al 8 por ciento, así como ventajas en combustibles a través de disminución del Impuesto Especial de Productos y Servicios (IEPS).

En Colombia, en cambio, hay dos tipos de zonas francas: las “permanentes” y las “especiales”. Las primeras son en su mayoría zonas industriales que exigen un cierto compromiso de inversión, según la industria, pero con creación de al menos 100 empleos. En tanto que las especiales se conforman de una o varias empresas que pueden generar menos empleos siempre y cuando su inversión sea mayor.

A la fecha, Colombia es el segundo país con más zonas francas en América Latina, después de Uruguay, al sumar 41 permanentes y 71 uniempresariales. Recientemente se creó la zona franca 4.0 pensada para tecnología e industrias creativas principalmente.

Al norte de Cali, por ejemplo, se instaló en 2015 Zonamérica, la primera zona franca multiempresarial, de capital uruguayo. Se trata de un desarrollo inmobiliario que tendrá 23 edificios sustentables para empresas de tecnología, donde se busca generar más de 17 mil empleos de alta calificación tecnológica.

A la fecha llevan tres edificios con una inversión de 30 mdd, y cuenta con 31 firmas de tecnología, data center, softwares as a service (saas) y diseño de moda y otras. “El negocio no es sólo inmobiliario pues proveemos almacenamiento de nube, conectividad y datos, pues nuestra infraestructura está conectada a los dos principales cableados submarinos del Pacífico", comentó Alejandro Peláez, gerente de nuevos negocios e innovación de Zonamérica

Según Peláez, en Uruguay sus zonas francas representan 1.98 por ciento del PIB y esperan en unos años que Colombia alcance 2 por ciento.


Otro modelo es la argentina Globant, con oficinas en Bogotá y Barranquilla, donde emplean a 5 mil personas y atienden lo mismo a firmas como Mercado Libre que a creadores de videojuegos o administración de datos para empresas. Su ritmo de crecimiento es tal que ofrecen empleo prácticamente a cualquiera con habilidades tecnológicas y dominio de inglés.

El problema, relata Esteban Molina, gerente de Operación en el país, es que el modelo educativo colombiano incorporó apenas el idioma anglosajón y ellos han tenido que formar su propio talento con cursos, después de lo que determinan si contratan o no al solicitante. “De cada 100 sólo 45 son aptos para la era digital”, señala Molina. No obstante, reconoce que el potencial del país en estos aspectos puede cambiar rápidamente por el impulso que se está dando a ambos aspectos en el país.

De la revuelta social a la exportación


Con la propagación de covid-19, Colombia como el resto del mundo cerró sus actividades no esenciales en el primer trimestre de 2020. La falta de ingresos y el alza del desempleo dio fuerza a la convocatoria al paro nacional que se mantenía intermitente desde noviembre de 2019 y explotó en plena pandemia en la región de Cali, ciudad industrial y enlace con el puerto de Buenaventura del que depende 70 por ciento del abasto nacional y prácticamente 80 por ciento del comercio exterior. El paro tuvo en vilo al país hasta febrero de 2021.

El gobierno aprobó entonces la Ley de Inversión Social, que según Restrepo, ministro de Hacienda, aprueba incentivos a la nómina para empleadores, que estará vigente hasta agosto de 2023, y la extensión hasta el final de 2021 del Programa de Apoyo al Empleo Formal con el que “se promoverán cerca de un millón de empleos y la protección de alrededor de 400 mil puestos de trabajo”.

Las ciudades de Armenia y Pereira, en el eje cafetero de Colombia, fueron algunas de las más afectadas por el desempleo y las protestas civiles por el paro, Ahí, la empacadora de aguacate has, Green Superfood, de capital chileno, aprovecha los beneficios de la exención hasta por tres años del total del ISR para quienes generan desde dos empleos, sin mínimo de inversión bajo el Régimen de Zonas Económicas Sociales Especiales.

Green Superfood contrata de forma directa a 150 empleados y compra aguacate a pequeños productores locales que abarcan mil 300 hectáreas y ya empiezan a exportar a siete países como Alemania. España, Holanda o Argentina. “La meta es llegar a 2 mil 500 hectáreas en 2025”, señala Marcela Herrera, jefa de Mercadeo de la planta.

Un caso semejante es el de Julian Pérez, gerente para Colombia de Florius, un vivero de flores de ornato en coinversión con capital de Dubai, que ha desarrollado sus propias variedades de plantas.

“La pandemia nos frenó al ciento por ciento, cuando salió el decreto 666, lo analizamos y de ahí arrancamos poco a poco con 40 por ciento del personal”, señala Julián Pérez. Hoy la empresa cuenta con 260 plazas, 75 por ciento de personal femenino, gracias a las exenciones podrán empezar a exportar a Estados Unidos y Canadá, a la par que mantienen sus envíos aéreos de flor a Holanda desde donde se redistribuyen al resto del mundo.

Van por la economía naranja

En la capital, Bogotá, se concentra la mitad de la IED y 32 por ciento del PIB del país. La razón, explica Mónica Sánchez, gerente de Promoción de Inversión de Invest in Bogotá, no sólo porque tiene 6.6 millones de jóvenes en edad laboral, sino que concentra 37 por ciento del total de graduados de doctorados y 68 por ciento de la población anglófona.

Del total de IED , 22 por ciento es atraída por las industrias de comunicaciones, ocio y entretenimiento, mientras que 1 de cada 4 dólares van al sector de software y tecnología. Por ello, recientemente el gobierno vio en la “economía naranja” una oportunidad para desarrollar los ramos audiovisual, de videojuegos, música y publicidad que hoy aportan en conjunto 63 mdd, equivalentes a 5.3 por ciento del PIB de la ciudad en 2020.

Multinacionales como HBO, A&E, Ogilvy, Amazon Webservices o Totvs ya se instalaron en la urbe atraídos por el 0 por ciento de ISR, exenciones sobre el IVA, la Ley 40 que da 20 por ciento de incentivos a la producción total o la producción o posproducción de películas, series o videojuegos, además de que las compañías pueden tener bonificación fiscal transferible de hasta 35 por ciento. “El mínimo de inversión es de 95 mil dólares, pero por ejemplo, todo lo que se acredite de gastos de un actor puede ser devuelto a la productora según esta ley”, dice Simón Ramón, especialista en cine y audiovisual de Invest In Bogotá.

“Esto es como los matrimonios. Lo fácil es casarse, lo difícil es mantener los votos”, comentó Santoro en referencia a que no sólo se busca atraer inversión nueva, sino que las empresas ya establecidas reinviertan sus utilidades en el país, finalizó.

AMP

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